AFP
Michael continúa este jueves generando fuertes vientos e inundaciones a su paso por Estados Unidos como tormenta tropical, tras dejar al menos seis muertos y un rastro de devastación en el noroeste de Florida, donde tocó tierra como huracán de categoría 4.
Según las autoridades, ha sido la tormenta más poderosa en golpear este estado del sureste estadounidense en años.
Al menos seis personas murieron por la tormenta, cuatro en Florida, una en la vecina Georgia y otra en Carolina del Norte.
El ojo de Michael tocó tierra firme cerca de Mexico Beach, una localidad a unos 30 km al sureste de Panama City, cerca de las 17:00 horas del miércoles como un huracán de categoría 4 de un máximo de 5 en la escala Saffir-Simpson, informó el Centro Nacional de Huracanes (NHC).
Degradado este jueves a tormenta tropical, Michael atravesaba Carolina del Norte con vientos máximos sostenidos de unos 85 km/h, en dirección hacia el noreste, según el boletín del NHC de las 18:00 horas.
A su paso producía inundaciones en sectores de Carolina del Norte y de Virginia, así como fuertes vientos también en Carolina del Norte y del Sur.
Fotos y videos de Mexico Beach, de unos 1.000 habitantes, mostraban escenas de devastación absoluta. Las casas parecían flotar en medio de calles inundadas, algunas totalmente destruidas tras haber perdido el techo.
"Mi casa en Mexico Beach está bajo el agua", dijo Loren Beltrán, una contadora de 38 años, luego de haber visto imágenes de su vecindario. Ella y su hijo de 3 años se refugiaron en otra casa en Panama City, donde el panorama no era mucho más alentador.
Panama City parecía un escenario de guerra después de haber sido azotada por más de tres horas con fuertes vientos y una intensa lluvia que caía horizontalmente. Las calles eran intransitables y había contenedores, antenas, techos, árboles y semáforos desperdigados por todas partes.
"Se oían bien feo los vientos, como un gran monstruo de televisión", dijo Beltrán a la AFP.
La casa donde se refugió de la tormenta estaba parcialmente destruida por los árboles que la rodeaban y que cayeron con el viento.
"Es una devastación impensada", dijo Rick Scott, el gobernador republicano de Florida. "Mi mayor preocupación es, por supuesto, la pérdida de vidas. Sé que varias personas resultaron heridas", agregó.
El gobernador pidió a la población que no saliera: "Hay líneas de electricidad en el suelo y hay árboles caídos por todas partes".
Scott había advertido que el huracán sería "la tormenta más destructiva que azota el 'panhandle' de Florida en un siglo". El "panhandle" (mango de sartén, en español) es como se conoce comúnmente esta lengua de tierra en la costa del Golfo de México.
Al informar al Presidente Donald Trump en la Casa Blanca, el jefe de la agencia federal de emergencias FEMA, Brock Long, dijo que Michael es el huracán más intenso que azota el área desde 1851.
En declaraciones a Fox News el jueves, el mandatario prometió que "la reconstrucción será rápida". El miércoles, Trump había dicho que viajaría a Florida "muy pronto".
Unos 380.000 clientes estaban sin electricidad en la región noroeste, de acuerdo a un boletín de la agencia de emergencias de Florida, SERT.
Un huracán histórico
"Desafortunadamente, esta es una situación histórica, increíblemente peligrosa y de riesgo de vida", había advertido Ken Graham, director del NHC.
El general Terrence O'Shaughnessy, comandante del Comando de Defensa Aeroespacial de Norteamérica, dijo que la rapidez con que se formó y creció la tormenta tomó a los residentes con la guardia baja.
"Cuando menos lo esperábamos, era un huracán de categoría 4", dijo O'Shaughnessy.
Se estima que unas 375.000 personas de más de 20 condados recibieron órdenes de evacuación, obligatoria o voluntaria.
FEMA tiene más de 3.000 personas en el terreno, mientras el gobernador Scott dijo que había activado a 3.500 efectivos de la guardia nacional.
En Dothan, Alabama, carteles publicitarios, postes de servicios públicos y varios techos de chapa fueron arrancados por el viento, constató la AFP. Algunos árboles que cayeron sobre la carretera fueron cortados en la madrugada para permitir el tránsito.
El 5 de octubre, el fenómeno climático había comenzado su trayecto por el Caribe centroamericano, donde descargó intensas lluvias que dejaron un total de al menos 15 muertos: seis en Honduras, cuatro en El Salvador, cuatro en Honduras y uno en Costa Rica.
También causó daños en residencias y caminos, y dejó comunidades inundadas.
El año pasado, una serie de huracanes catastróficos azotó el Atlántico occidental. Los más arrasadores fueron Harvey en Texas, Irma en el Caribe y Florida, y María, que azotó el Caribe y dejó casi 3.000 muertos en el territorio estadounidense de Puerto Rico.
La temporada de huracanes del Atlántico termina el 30 de noviembre.