AFP

El ejército israelí mató a al menos 16 palestinos e hirió a centenares el viernes, en uno de los más violentos enfrentamientos de los últimos años que estallaron cuando miles de habitantes de la Franja de Gaza acudieron a la frontera con Israel para manifestarse.

Decenas de miles de palestinos, incluidos niños, se congregaron durante el día a lo largo de la barrera que separa la Franja de Gaza de Israel en el marco de la "gran marcha del retorno".

Está previsto que ese movimiento de protesta, convocado por la sociedad civil para exigir el "derecho al regreso" de los refugiados palestinos y denunciar el bloqueo impuesto por Israel a Gaza, dure seis semanas. 

Unos pocos manifestantes se acercaron a unos centenares de metros de la barrera, que es a menudo escenario de choques violentos entre habitantes del enclave palestino y soldados israelíes. Estos últimos dijeron haber respondido disparando con fuego real y gases lacrimógenos después de que palestinos del otro lado de la frontera les lanzaran piedras y bombas incendiarias.

Según el ministerio de Sanidad palestino, al menos 16 palestinos murieron durante los enfrentamientos y más de 1.400 resultaron heridos.

El presidente palestino, Mahmud Abas, atribuyó el viernes en un discurso toda la responsabilidad de esos muertos a Israel. 

Los palestinos, y también Turquía, acusaron a Israel de "uso desproporcionado" de la fuerza, y la Liga Árabe lo tildó de "Salvaje".

El Consejo de Seguridad de Naciones Unidas celebrará este viernes una reunión de urgencia para abordar esos enfrentamientos. 

A última hora del día, las fuerzas israelíes bombardearon con tanques y aviones tres posiciones del movimiento islamista Hamas, que gobierna en Gaza, en represalia por un intento de ataque contra sus soldados. 

Las protestas del viernes coincidieron además con el "Día de la Tierra", un homenaje que se rinde anualmente a seis árabes israelíes muertos en 1976 en manifestaciones contra la confiscación de tierras por Israel. 

"Neumáticos en llamas"


Los militares israelíes dijeron que las protestas eran utilizadas como cobertura por militantes para intentar ingresar en Israel o para cometer ataques.

Un portavoz militar estimó que había unos 30.000 manifestantes el viernes. "El ejército impuso una zona militar cerrada alrededor de la franja de Gaza, toda actividad en ese sector necesita autorización", declaró.

"Los alborotadores hacen rodar neumáticos en llamas y arrojan bombas incendiarias y piedras a la valla de seguridad y a las tropas (israelíes), que responden con material antidisturbios y disparando contra los principales instigadores", agregó.

Horas antes del comienzo de esa protesta, un disparo de artillería israelí había matado a un agricultor palestino en el sur del enclave. 

Un portavoz del ejército israelí explicó que dos "sospechosos" se habían acercado a la barrera de seguridad y los carros israelíes dispararon en su dirección.

Estas seis semanas de protestas fueron oficialmente convocadas por la sociedad civil, pero Hamas las respalda y afirmó que se aseguraría de que nadie se acercase peligrosamente a la frontera.

Los dirigentes militares y políticos israelíes advirtieron que el ejército no dudaría en dar a los francotiradores la orden de abrir fuego si los palestinos intentaban entrar en territorio israelí durante las manifestaciones.

Los gazatíes levantaron campamentos con carpas cerca de la valla fronteriza para denunciar el estricto bloqueo impuesto desde hace diez años por el Estado hebreo y el cierre casi permanente del paso hacia Egipto.

Desde 2008, Israel y Hamas se han enfrentado en tres guerras en el enclave palestino y desde 2014 observan un tenso alto el fuego.

"Sigan con sus actividades"

El ejército israelí afirmó haber desplegado importantes refuerzos en la frontera para impedir infiltraciones durante la celebración de Pésaj, la Pascua judía, que se celebra a partir del viernes por la noche.

"La dirección de Hamas juega con sus vidas", escribió en árabe el ministro de Defensa, Avigdor Lieberman, en Twitter dirigiéndose a los gazatíes. "Todo aquel que se acerque a la valla se pondrá en peligro. Les sugiero que sigan con sus actividades diarias y no participen en una provocación", agregó.

El derecho al regreso de los refugiados sigue siendo una reivindicación palestina fundamental y, para los israelíes, un obstáculo mayor a la paz.

El estatus de Jerusalén es también un punto importante de crispación, aún más desde que el presidente estadounidense Donald Trump decidió reconocer la Ciudad Santa como capital de Israel y trasladar allí la embajada de Estados Unidos.

 

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