Un oscuro viernes vivieron cuatro países afectados por una ola de atentados, los que en total dejaron al menos 115 muertos.

Los ataques tuvieron dos factores en común, pues sucedieron en pleno mes del Ramadán - época del año fundamental para los musulmanes que implica ayuna y paz-, y fueron perpetrados por agrupaciones de origen yihadista -que precisamente refuerzan sus ataques durante el Ramadán-.

Asia, África y Europa sufrieron por acciones de violencia que llegan un día después de que en Siria el Estado Islámico matara a 164 civiles, con ejecuciones y ataques de francotiradores y cohetes en la localidad de Kobane.

Francia

En una fábrica de gas industrial de Lyon, un hombre decapitó a otro y colgó su cabeza de una reja cerca de unas banderas islamistas.

Otras dos personas resultaron heridas tras una explosión, y el principal sospechoso -investigado hace 9 años por vínculos con grupos extremistas- fue detenido y habría sido identificado como un empleado de la persona decapitada.

Kuwait

Un atentado suicida -adjudicado después por el Estado Islámico-, acabó con la vida de 27 personas y dejó a otros 222 heridos en una mezquita chiita en la capital de Kuwait, en pleno momento que los creyentes se encontraban en Ramadán.

Túnez

Un poco más tarde que los otros atentados, 37 personas fallecieron en Túnez, luego que dos hombres armados atacaran a tiros a turistas, en un hotel de la localidad de Susa.

Uno de los atacantes fue abatido por la policía local, mientras el otro fue detenido.

Somalia

En el este africano, en tanto, el grupo islamista Al Shabaab perpetró un ataque con un auto cargado de explosivos que dejó al menos 50 muertos, según la prensa local.

Los fallecidos eran soldados de la base militar de la Misión de la Unión Africana para Somalia (AMISOM) en la localidad de Lego.

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