Conmoción ha generado la muerte de la joven, Desireé Mariottini de 16 años de edad, en Roma, Italia, quien fue drogada y violada por un grupo de diez inmigrantes norafricanos, y cuyo cuerpo fue encontrado en un edificio en pleno barrio histórico de San Lorenzo.
La menor fue vista por última vez el pasado jueves, cuando ingresó a una casa ubicada en un barrio de San Lorenzo, la que es conocida por los vecinos como “la casa de la droga”, esto luego de que, según información preliminar, le robaran su celular.
Quienes conocían a la menor afirmaron que no era primera vez que Mariottini ingresaba a la “casa de la droga” para pedir sustancias ilícitas a cambio de relaciones sexuales, sin embargo, cuando fue abusada, se encontraba en estado inconsciente.
El lamentable suceso ocurrió el jueves 18 de octubre, y su muerte un día después, por lo que la policía estima que Desireé fue víctima de violación durante más de diez horas.
Los exámenes forenses arrojaron que la menor fue drogada antes del ataque y que la causa de su fallecimiento se debería a un paro cardíaco.
Una de las teorías de la policía es que uno de los abusadores le habría tapado la boca mientras abusaba de ella, para que dejara de gritar, lo que se suma a las doce horas repetidos de ataques sexuales y sobredosis de heroína y metadona.
Una llamada anónima informó a la policía de la existencia de una persona fallecida en la “casa de la droga”, señalando también que en dicha residencia vivían sujetos adictos a la heroína.
Actualmente, se desconoce por qué la menor ingresó a la residencia, pero la policía tiene tres posibles teorías. Que la menor sufrió el robo de su celular por alguien que vivia en dicha vivienda y fue a recuperarlo, que fue a buscar su movil, que previamente había entregado a cambio de droga, o que había ido a conseguir heroína.
En esta misma línea, las investigaciones del caso revelaron que desde agosto, Desireé formaba parte de un programa que ayuda a drogadictos a raíz de su adicción.
Cabe destacar que la policía ya detuvo a cuatro sospechosos, entre ellos, dos senegaleses, de 26 y 43 años, los que no tenían documentos legales que garantizaran su estadía en Italia, un nigeriano de 46 años y un suejeto provenientes de Gambia. Uno de los acusados tenía una orden de expulsión del país.