Miles de residentes de Houston hicieron frente al sol y al calor este lunes para despedir por última vez a George Floyd, en unas exequias cargadas de dolor y reflexión.

Una larga fila comenzó a formarse en la mañana y siguió creciendo durante el día fuera de la iglesia The Fountain of Praise, en el sur de Houston.

Varios de los que se hicieron presentes en la iglesia provienen del barrio Third Ward, de Houston, donde se crió el fallecido hombre afroestadounidense de 46 años.

La muerte de Floyd a manos de un policía blanco que lo asfixió apoyando la rodilla sobre su cuello, despertó una ola de indignación y protestas antirracistas en todo Estados Unidos y en varias partes del mundo. 

Algunos llevaban camisetas con la inscripción "I can't breathe" ("No puedo respirar"), las últimas palabras de Floyd. Otros alzaron sus puños junto al ataúd, símbolo del poder negro y de la solidaridad.

Los asistentes debían utilizar mascarillas dentro de la iglesia, y solo se les permitió permanecer un breve instante frente al ataúd abierto, reglas impuestas por la pandemia del nuevo coronavirus, todavía en curso.

Kelvin Sherrod, de 41 años, llegó acompañado de su esposa y sus dos hijos, de 8 y 9 años. Todos llevaban camisetas negras con la última frase de Floyd.

En medio de tanto dolor, Sherrod dijo que lo ponía feliz ver tanta concurrencia.

"Esto no está uniendo como país, no por nuestro color de piel", dijo.

La de Floyd es la más reciente de una lista de fallecidos a manos de la policía en los últimos años, muertes que en su mayoría corresponden a hombres negros y desarmados.

El jefe de la policía de Houston, Art Acevedo, que llegó para saludar a la familia Floyd, admitió que hacía falta "mucho trabajo" para terminar con la falta de confianza mutua entre la policía y la comunidad negra.

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