El fabricante japonés de automóviles Nissan insistió en su plan para suprimir 600 puestos de trabajo en su planta de Barcelona (noreste de España) después del fracaso de sus negociaciones con los sindicatos.

A finales de marzo, la empresa había anunciado su intención de recortar antes de Semana Santa su plantilla en 600 personas a través de prejubilaciones y bajas voluntarias pero no consiguió cerrar un acuerdo con los trabajadores.

Ante este bloqueo, la compañía presentó un expediente de regulación de empleo (ERE) ante la administración que a partir de ahora mediará en la negociación.

Según un comunicado de la empresa, las medidas presentadas son "necesarias para poder garantizar la competitividad y la sostenibilidad de las plantas de Barcelona" que actualmente operan al 30% de su capacidad de producción.

Nissan asegura que sigue priorizando "las medidas de carácter voluntario y un plan de prejubilaciones" en el que la empresa pagará a los afectados un 80% del salario hasta los 63 años.

Los sindicatos reclaman que el monto ingresado llegue hasta el 90% y piden el compromiso de Nissan de adjudicar un nuevo vehículo a la fábrica como garantía de la continuidad de la planta que emplea a 3.000 personas.

La empresa solo asegura la construcción de una nueva planta de pintura con una inversión de 70 millones de euros, siempre que fructifique el recorte de plantilla.

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