Los jefes de la diplomacia de Estados Unidos y Rusia, John Kerry y Serguei Lavrov, se reúnen este lunes en Ginebra para abordar la crisis ucraniana mientras en Bruselas Ucrania y Rusia tratarán de resolver su diferendo sobre el gas.
Las negociaciones entre Kerry, que acusó recientemente a los responsables rusos de "mentirle en su propia cara", y Lavrov coinciden con el respeto mayoritario del alto el fuego en vigor desde el 15 de febrero en el este de Ucrania.
Sin embargo, "es demasiado pronto para saber si estamos al final de nuestros problemas", declaró un responsable estadounidense que acompaña a Kerry a Ginebra.
El secretario de Estado norteamericano informará al ministro ruso de Relaciones Exteriores de los debates entre Estados Unidos y la Unión Europa para imponer, eventualmente, nuevas sanciones a Moscú.
El servicio de prensa del ejército ucraniano confirmó el domingo que se mantiene la calma en el terreno. "No tenemos noticia de que los rebeldes ucranianos hayan efectuado algún disparado", aseguró.
Ahora, todas las miradas se dirigen a Mariupol, el puerto estratégico del mar de Azov y última gran ciudad de la región en manos de Kiev. El ejército ucraniano ha denunciado que desde hace varios días se están concentrando tropas enemigas y que hay una actividad de drones.
La toma de Mariupol supondría la creación de un puente terrestre entre Rusia y Crimea, anexionada por Moscú hace un año, aunque sigue dependiendo de Kiev para el suministro de agua y electricidad.
Kiev y Occidente acusan a Moscú de armar a la rebelión separatista y de haber desplegado tropas regulares en el este de Ucrania, lo que refutan las autoridades rusas.
Los combates han dejado más de 5.800 muertos en diez meses, según la ONU, que el lunes presenta un nuevo informe sobre la situación de los derechos humanos en la zona.