De frente a senadores de EE.UU., el jefe de la firma que creó el chatbot de inteligencia artificial ChatGPT, Sam Altman, planteó de manera sorpresiva que el Congreso de ese país debería regular el uso de la inteligencia artificial.
Y lanzó una confesión llamativa: "Mi peor temor es que causemos un daño significativo al mundo".
Altman, de 38 años y director ejecutivo de la firma tecnológica OpenAI, se presentó ante un comité sobre privacidad y tecnología del Senado que lo interrogó sobre cómo funciona ChatGPT y qué ventajas y riesgos plantea la inteligencia artificial (IA).
El llamado a la regulación fue considerado como "histórico" por el senador demócrata Dick Durbin, pues las industrias suelen ser reacias a los controles gubernamentales.
Pero Altman realizó una comparecencia con respuestas reflexivas, incluso ante cuestionamientos muy directos sobre las implicaciones que tiene la IA ahora y las que puede tener en el futuro cercano.
"El gobierno de EE.UU. debería considerar una combinación de requisitos de licencia o registro para el desarrollo y lanzamiento de modelos de IA por encima de un umbral crucial de capacidades, junto con incentivos para el pleno cumplimiento de estos requisitos", planteó Altman.
"Habrá un impacto en los empleos"
ChatGPT y su similar Bard (de Google) han sido las puntas de lanza de los robots de IA con poderosa capacidad de procesamiento de información y razonamientos lógicos.
Los chatbots son capaces de ofrecer respuestas muy completas a preguntas u órdenes de los usuarios. Y aunque pueden crear respuestas increíblemente humanas, también pueden ser muy imprecisos.
La tecnología ha despertado fascinación, pero también preocupaciones sobre cómo las funciones de estos robots podrían sustituir la labor humana en algunas áreas ocupacionales.
"Habrá un impacto en los empleos. Tratamos de ser muy claros al respecto", afirmó Altman.
Sin embargo, también planteó que la tecnología tiene potencial para ayudar a encontrar soluciones a problemas como el cáncer o la degradación del medioambiente.
Dado el gran impacto social que puede haber en el futuro cercano, el director de OpenAI planteó que en EE.UU. debería integrarse una nueva agencia gubernamental para otorgar licencias a las empresas de esta industria tecnológica.
Altman no estuvo a la defensiva, como otros jefes de firmas tecnológicas que han sido citados a comparecer ante el Congreso de EE.UU.
Altman se ha convertido en una especie de portavoz de la floreciente industria. No ha rehuido abordar las cuestiones éticas que plantea la IA.
Dijo que la IA podría ser tan grande como "la imprenta", pero reconoció sus peligros potenciales.
Admitió el impacto que la IA podría tener al ser usada como un arma en las elecciones, la cual consideró un "área significativa de preocupación".
"Creo que también necesitamos normas, directrices, sobre lo que se espera en términos de divulgación de una empresa que proporciona un modelo", dijo Altman sobre las elecciones y la IA, y agregó: "Estoy nervioso al respecto".
Algunos senadores argumentaron que se necesitaban nuevas leyes para facilitar que las personas puedan entablar demandas contra empresas como OpenAI.
El senador republicano Josh Hawley dijo que la tecnología podría ser revolucionaria, pero también la comparó con la invención de la "bomba atómica".
El demócrata Richard Blumenthal señaló que un futuro dominado por la IA "no es necesariamente el futuro que queremos".
"Necesitamos maximizar lo bueno sobre lo malo. El Congreso tiene una opción ahora. Tuvimos la misma opción cuando nos enfrentamos a las redes sociales. No pudimos aprovechar ese momento", advirtió.
Tras el encuentro, parecía claro que existe apoyo bipartidista para un nuevo organismo que regule la industria. Pero hubo dudas sobre si tal agencia podría mantenerse al día en una industria que evoluciona rápidamente.