-Anunciaste en Twitter tu retiro de la vida política, a los 74 años. ¿Qué te llevó a tomar esta decisión?
-Clarifico: “retirarme de la vida política” significa alejarme de la exposición pública, pero nunca dejaré de escribir, que es parte consustancial de mi vida. Lo que me llevó a tomar la decisión es una indicación clara de mis médicos, refrendada por una petición familiar unánime.
-Lo haces justo cuando Amarillos por Chile inicia su proceso por convertirse en partido. ¿Fue una coincidencia? ¿Tienes alguna diferencia con la actual directiva?
-Mera coincidencia y nulas diferencias. El 23 de septiembre fue para mí y para muchos un día demasiado feliz. Estuve en el acto de firma ante notario de los primeros 100 integrantes del Movimiento Amarillos por Chile, primer paso administrativo para la conformación del partido. Fue un verdadero festival de abrazos con mucha gente que comparte ideales y valores políticos e incluso culturales. Había gente de regiones, jóvenes. Como lo dije el 4 de septiembre, no solo arrasamos electoralmente sino que, sin habérnoslo propuesto inicialmente, dimos el primer paso para la reconstrucción de una centro izquierda moderada, sólida y democrática en Chile.
-Oscar Guillermo Garretón dice que el principal objetivo del nuevo partido es la nueva constitución. “Después la vida dirá”. ¿Cómo vislumbras la vida futura de Amarillos, haciendo alianzas con la centroderecha o la izquierda?
-Los Amarillos fuimos pioneros, desde febrero, en poner los conceptos claros respecto a qué debe y sobre todo qué no debe tener una nueva Constitución, siempre avalados por un sólido grupo de expertos en el tema. Obviamente, nuestro principal objetivo de corto plazo será participar en la nueva “ley de todas las leyes”. Pero vislumbro a Amarillos llegando mucho más lejos y mucho más alto, como un gran referente de centro izquierda, haciendo alianzas puntuales o de largo plazo con todos los que compartamos un camino común, partiendo por todos los partidos de la centro izquierda o “ex Concertación”. Creo que hay que reivindicar los mejores años del desarrollo nacional de 1990 a 2015, sin complejos, resquemores ni retroexcavadoras. Como alguna vez escribió Ernesto Ottone, hoy Amarillo de corazón, hay que reivindicar la osadía de la prudencia.
-Preparas tus memorias, ¿cuáles fueron los momentos más duros de estas décadas de política?
-En un par de semanas estarán ya en librerías mis “Recuerdos Descabellados”, una colección de anécdotas, algunas duras, otras divertidas y otras “picosas”. Los momentos duros y los gratificantes son numerosos, comenzando sin duda con el exilio en 1974 hace la friolera de 48 años. Todavía siento el día en que, llegando al viejo aeropuerto, un agente de la PDI me dio un suave golpecito en el hombro derecho y dijo “acompáñeme por favor”. Yo venía llegando de mis estudios de doctorado en USA, en 1974. Me arrestaron en Policía Internacional y me expulsaron con una “L” (es decir, que no podía entrar al país) en el pasaporte.
-En 2008 fundaste Educación 2020. La educación chilena sigue con varias deudas, y estamos en 2022. ¿Cuánto se ha avanzado? ¿Esperabas que en esta época la educación chilena estaría en un plano superior?
-Mis dos mayores orgullos de vida son por mi participación en el triunfo electoral del 4 de septiembre, y por la fundación de Educación 2020, en ambos casos aventuras colectivas compartidas con mucha gente. En Educación pusimos varios temas cruciales sobre la mesa: la necesidad de una nueva Ley de Carrera Docente; de des-municipalizar la educación pública; del fin del lucro, copago, selección y segregación; de la importancia de la educación inicial, y de la educación técnica. Todas bastante logradas, incluso legislativamente, pero a la vez con el sabor amargo de que es muy poco lo que avanzamos en la calidad al interior del aula.
-¿Por qué razón?
-Este tren fue descarrilado por Bachelet II, Piñera II y también por Boric, al priorizar los tres la educación superior en lugar de la educación pública escolar, por motivos meramente populistas. Lo único que se logró fue generar – y seguir generando – un verdadero ejército de profesionales frustrados y de pésima formación, uno de los combustibles esenciales del estallido de 2019. La gratuidad en educación superior debió haber sido una meta posterior al 2030 en Chile, con una carga tributaria mucho mayor y con un sistema de acreditación universitaria mucho más sólido, que recién comienza a lograrse. El mal orden de los factores en este caso alteró y sigue alterando gravemente el producto final.
-También has enfrentado el cáncer, enfermedad de la cual has hablado públicamente. En revista Qué Pasa dijiste: “El momento más patológico y delirante del cáncer, que me dio un golpe muy duro con quimioterapia incluida, fue en marzo de 2011 en pleno movimiento estudiantil. Esa vez fue aterrador”. ¿Cómo estás ahora?
-Me he topado cuatro veces hasta hoy con el cáncer, en dos variedades muy diferentes. Ambas están hoy en remisión y bajo estrecha supervisión. Son de los cánceres que siempre vuelven, de los que nunca estás totalmente curado. Esta es la verdadera razón de mi retiro: los médicos han sido tajantes al decirme que cualquier exposición al estrés puede ocasionarme el quinto episodio, y este año me saqué todos los pies del plato en materia de estrés y exposición pública. No me arrepiento pero es hora de parar en serio, tanto en las redes sociales como en entrevistas o conversatorios de radio y televisión.
-Fuiste uno de los primeros del mundo de la izquierda o centro izquierda en llamar a votar Rechazo. ¿Qué te pasó el día del triunfo? ¿Crees que hubo muchos que trataron de apropiarse del voto?
-Esperé el 4 de septiembre con mucha tranquilidad, ya que una semana antes había predicho en mi blog (“Oráculo para el 4S”), un triunfo 60/40. Pero igual la alegría de ese día fue de las mayores de mi vida. Eso de que “la derecha se apropió de la votación”, o de que “los Amarillos fueron los tontos útiles de la derecha”, no pasa de ser un mal chiste de frustrados Apruebistas, que quedará enterrado en un año más cuando tengamos en el país una buena y nueva constitución, con un estado social y de derechos, y un sólido sistema político, pero sin las graves lacras que contenía el texto actual. Para mi sigue siendo un misterio cómo mucha gente que yo considero sensata escogió hundirse con la bandera al tope con un texto tan flagrantemente erróneo y dañino.
-¿Cómo observas el diálogo constituyente de estos días? ¿Crees que la negociación política puede alejar a la gente?
-El diálogo constituyente está hoy centrado en el Congreso, como debe ser, y la negociación política en el buen sentido de la palabra debe ser parte consustancial de su accionar. Tengo fe en que definirán un nuevo proceso constitucional más sólido, equilibrado y participativo, de lo que fue la fallida aventura anterior aprobada entre gallos y medianoche el 15 de noviembre de 2019 en medio de la desesperación y acorralados por la crisis.
-Analistas han planteado que una parte importante de los electores del Rechazo, aquellos que no votaban pero lo hicieron por obligación, son antisistema, antipolítica. ¿Estás de acuerdo?
-Nuevamente, las veo como opiniones de “Apruebistas frustrados y todavía en shock”. Fue un impecable proceso de voto obligatorio, como siempre debió haber sido en Chile, y en las urnas participaron todos, con mayores o menores convicciones políticas, con mayores o menores grados de altruismo.
-¿Cuál es tu evaluación de los primeros seis meses de Boric? ¿Te ha sorprendido para bien o para mal?
-Partí siendo “boricista”, y así lo escribí en mi blog www.mariowaissbluth.com. Su programa original de gobierno, de corte socialdemócrata, era a mi juicio muy correcto. Pero me temo que el “virus mental del octubrismo” ha seguido haciendo presa de su mente y de su coalición. Una vez por semana, con penosa regularidad, nos sorprenden con algún incidente en que sus convicciones de combate al terrorismo y la delincuencia, o de libre comercio, o de relaciones internacionales, o de desarrollo económico, se vuelven a poner en duda. Luego deben disculparse y como dijo un periodista, “parece gobierno con ticket de cambio”.
Su error más significativo y duradero fue casarse durante seis meses con el fallido proyecto constitucional, con lo cual la derrota 62/38 cayó como una bomba de racimo en su coalición y todavía no logra recuperarse. Hago votos porque el nuevo gabinete político, que todavía no ha tenido suficiente tiempo de rodaje, pueda reimponer la cordura por el bien de todo el país.