-Estás haciendo un ciclo de cine en el CEP a partir de los 50 años del golpe. ¿De qué manera se conecta una efeméride como esa con el arte audiovisual?

-“Relatos de Juventud” es un ciclo de cine chileno con el que estamos comenzando las distintas actividades que el CEP va a hacer a raíz de los 50 años del golpe. Yo invité a René Naranjo, crítico de cine, a curar la muestra conmigo.

La primera película fue “Palomita Blanca” de Raúl Ruiz, inspirada en la novela de Enrique Lafourcade, que sucede justo antes del golpe. Iba a ser estrenada el 18 de septiembre del año 1973, pero estuvo perdida durante muchos años y se salvó de ser quemada por la dictadura, que destruyó muchos documentos.

-En los 90 fue encontrada en las bodegas de Chile Films.

-Y gracias a eso hoy día tenemos acceso a a la película. También mostramos “Caluga o Menta”, de Gonzalo Justiniano, que es un retrato de la juventud después de la dictadura, cuando estaba comenzando la transición. Es muy impresionante verla 30 años después, porque en esa película hay mucho de lo que luego ocurrió, la segregación de la ciudad y los jóvenes sin futuro.

Quizás si le hubiéramos puesto un poco más de atención a lo que nos decían estas películas, podríamos haber corregido el rumbo en algunas cuestiones que luego se han profundizado mucho, como la desigualdad, la falta de oportunidades.

-El próximo jueves exhiben la película Mala junta de Claudia Huaiquimilla. ¿Es una mirada al conflicto mapuche?

-Claro. Ella es una de las realizadoras importantes del último tiempo y nos interesaba mucho tener su mirada. Es un conflicto que tampoco la transición a la democracia ha logrado resolver. Y sigue abierto después de 200, 50 o 30 años.

-Me decías que esto es parte de un proceso, una serie de cosas que están haciendo por los 50 años.

-Viene una conversación sobre Allende y la Unidad Popular entre Daniel Mansuy y Sebastián Edwards, el 14 de agosto. El 25 de julio yo voy a tener una conversación con Cristóbal Jimeno, que es el autor del libro “La Búsqueda”. Y vamos a lanzar el día 9 de agosto un número especial de la revista Estudios Públicos.

-¿Qué significan para ti los 50 años del golpe? ¿Cómo los recibes?

-Conmemoramos un hecho trágico de nuestra historia, que significó traumas y dolores muy profundos para muchas personas en Chile. Y que debería convocarnos a tomar un compromiso para que nunca más se repitan los horrores que ocurrieron a raíz del golpe de Estado y de la dictadura militar.

El plan que ha lanzado el gobierno de búsqueda de los desaparecidos es muy importante porque aún hay muchas familias que no saben lo que ocurrió con sus seres queridos y esa es una herida abierta que tenemos no solo los familiares de las víctimas directas, sino el país entero.

-¿Hay un componente generacional también?

-Es fundamental que la generación política que no protagonizó el quiebre de la democracia se comprometa a no repetir los errores de las generaciones anteriores y a cuidar la democracia por sobre cualquier cosa.

-¿Haces una crítica a tu generación?

-No. Estoy diciendo que nunca más relativicemos la importancia de la democracia. Sobre esa base podemos discutir las razones de por qué se llegó a al golpe.

-Naciste después del 73, ¿recuerdas cómo conociste o cómo te contaron esa historia?

-Yo nací en una familia que se comprometió desde el primer momento con la defensa de los derechos humanos. Mi papá empezó muy tempranamente a trabajar en el Comité Pro Paz. Mi abuelo Fernando Ortiz pasó rápidamente a la clandestinidad porque era parte de la dirección del Partido Comunista, que en esos momentos estaba siendo perseguida y exterminada por la dictadura. Pero no tengo recuerdos de mi abuelo. Fue detenido el año 76 y se transformó en un detenido desaparecido.

Mis primeros recuerdos son con mi papá, trabajando en lo que sería la Vicaría de la Solidaridad, con mi mamá, mi tía Licha, mi abuela, ya formando parte de la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos, buscando a mi abuelo. Mis abuelas, María Maluenda y Eugenia Rojas, que fueron parte de la conformación del Codepu (Corporación de Defensa de los Derechos del Pueblo).

-Tiempos muy duros.

-Mi vida desde chica hasta que terminó la dictadura fue consciente de que en Chile vivíamos en un régimen donde uno no podía decir lo que pensaba, porque te mataban, te torturaban, te exiliaban. Hasta que bueno, llegó tan cerca a mí como el secuestro de mi padre, en la puerta de mi colegio cuando me fue a dejar y el degollamiento posterior de él.

-Quería saber si ha cambiado tu mirada sobre el golpe. Porque tú has cambiado un poco de postura política.

-Sí, pero deberíamos ser capaces, sin importar los colores políticos, de asumir este compromiso con la democracia y los derechos humanos. En eso no debe haber ni derecha ni izquierda. El mayor legado que podríamos dejarle a las generaciones futuras es el compromiso con la democracia y los derechos humanos.

Por eso, me alegra ver a gente como Daniel Mansuy, como Hernán Larraín Matte, que entienden que independiente del juicio crítico que uno pueda tener y es legítimo tener sobre el gobierno de la Unidad Popular; eso no justifica bajo ninguna circunstancia el terrorismo de Estado que fue desplegado posteriormente al golpe.

-¿Piensas que el país aprendió la lección?

-Espero que seamos capaces de decirle a las generaciones futuras que nuestro país aprendió la lección y que nunca más vamos a romper la democracia.

-¿Te sientes en otro lugar político?

-Mi compromiso con la democracia y los derechos humanos no ha cambiado nunca en los 49 años que tengo. Siempre he criticado las dictaduras de izquierda. El compromiso con la democracia y los derechos humanos no tiene color político.

-¿Qué te parece lo que está haciendo el presidente Boric con los 50 años del golpe?

-Hay un compromiso muy importante del gobierno, pero quisiera pensar que es un compromiso del Estado por la verdad y por la justicia. Y con el deber de utilizar todos los recursos que tenemos para saber qué pasó con los desaparecidos.

-¿Crees que es posible encontrar a los detenidos desaparecidos luego de tanto tiempo, en que la mayoría de los responsables se ha negado a hablar?

-Lo más importante es que el Estado asuma su responsabilidad. Esas personas fueron desaparecidas por agentes del Estado, pagados por los impuestos de todos los chilenos. El Estado debe usar todo su poder hasta encontrar, o por lo menos poder decirle a cada familia que se agotaron todos los recursos para saber qué pasó con sus parientes desaparecidos.

-¿Sabes lo que pasó con tu abuelo?

-Encontramos unos huesecitos de él que pudimos enterrar el año 2012.

-¿Qué significó para ti ese momento?

-Para cualquier persona poder enterrar a sus seres queridos es un ritual que es necesario. Y por eso la desaparición forzada está catalogada como una de las peores aberraciones que puede ejecutar un Estado en contra de sus conciudadanos. Por eso creo que es tan importante el compromiso que ha asumido el gobierno a través del Ministerio de Justicia  con la búsqueda de la verdad.

-¿Tú has hablado con el presidente Boric sobre el tema?

-No, no he hablado con el presidente Boric estos últimos tiempos.

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