-En este primer mes, el gobierno no ha podido manejar la agenda. Pasó desapercibido el paquete económico y terminó retrocediendo en el quinto retiro. ¿Hay una falla en ese campo?
-Yo lo he visto como un despegue con hartas turbulencias, como dijo el Presidente. Es parte del aprendizaje. A mí lo que me preocupa es la falta de proyectos esenciales. Por ejemplo, es imprescindible que el gobierno asuma el tema del orden público. Es intolerable para este gobierno que la Alameda los viernes entre las 5 y las 9 de la tarde sea tomada por 400 o 200 compadres. Y se inmovilice a centenares de miles de chilenos. Creo que frenar esa violencia sería el símbolo de la reconquista del orden público, de la Alameda, de Plaza Italia.
-Han aumentado un 60 % los delitos con alta connotación pública en un mes. ¿El gobierno debería poner foco en eso?
-Exactamente. Nunca vas a eliminar ni el desorden ni la delincuencia, por definición, pero sí puedes atenuarlo y darle una respuesta a la ciudadanía que está demandando que el gobierno sea más proactivo en eso. El otro tema vinculado a la seguridad es la inmigración en el norte. Hay al menos 4 desafíos en política interior: migración el norte, macrozona sur, narcotráfico/delincuencia y orden público. Hago énfasis en orden público, porque es una de las demandas más sentidas de la población y especialmente en el mundo popular. Porque no he visto ningún funeral de narcos en La Dehesa.
-¿Pero también hay un problema político?
-Por supuesto. El gobierno tiene que trabajar más la relación con los partidos. Y el tema del quinto retiro es casi un doctorado al respecto.
-¿En qué sentido?
-Para empezar, es intolerable que los partidos que estamos en el Gobierno estemos divididos en la Convención. Dado que la Convención está asociada a su éxito, en palabras de Giorgio Jackson, a la posibilidad de hacer las reformas comprometidas frente a la ciudadanía. Entonces, primer divorcio: partidos unidos en el gobierno, pero divididos en la Convención.
Segundo: el gobierno va en una dirección y parte de nuestros parlamentarios en otra. El presidente de la República le dice a su bancada: necesito que me apoyen en esta dirección, por las siguientes razones, y resulta que hasta hoy, una parte de esa bancada mira para el techo. Ese es un problema de fondo.
El principal tema de gobernabilidad en Chile es la relación entre el poder que está en La Moneda y el poder que está en el Parlamento.
-¿Consideras que la propuesta que hizo Marcel y el gobierno de un retiro disfrazado o mitigado es un retroceso?
-Lo que sucede es que el gobierno tiene clarísimo que el primer, segundo y tercer retiros significaron el traspaso desde los fondos de pensiones a los bolsillos de los ciudadanos de 51 mil millones de dólares. Si a eso le agregas 25 mil millones, que fue el aporte del gobierno, el IFE y otras cosas, estamos hablando de 76 mil millones de dólares en un año y medio en los bolsillos de los ciudadanos. Eso equivale más o menos al presupuesto nacional de todo un año.
Es evidente que la inflación tiene un componente externo, pero también interno, tanto así que Rosanna Costa y Marcel cuando hablaron del quinto retiro, le pusieron cifras: la inflación aumenta un 5%. Más el actual, que es 9,4%. ¿Qué hace un gobierno con casi un 15% anual? ¿Qué pasa con el salario mínimo reajustado, qué pasa con las remuneraciones, que pasa con la tasa de interés de los créditos?
-El problema es que Boric apoyó los otros cuatro retiros. ¿Cómo se explica su cambio de posición?
-Es difícil. El gobierno tiene toda la razón de impedir a todo evento una inyección de 17 mil millones de dólares, que es lo que vale el quinto retiro completo. Y lo que ha buscado es una fórmula alternativa, que alivia la carga de los ciudadanos por la vía de pago de deuda, pero cuyo costo en versión del Banco Central y de Marcel es de sólo 3 mil millones de dólares. Ese es el objetivo.
El gobierno no puede mantener esta presión inflacionaria. Porque va a rebotar contra su éxito. La historia de Chile enseña que para hacer reformas estructurales necesitas de una base mínima económica estable. Si no, las reformas se caen. ¿Cómo no leen historia estos compadres?
-¿Es una derrota para Boric?
-Este es mi gobierno. Creo que tienen que tener más iniciativa y no postergar tanto. Por ejemplo: no me gustó que postergaran el anuncio del salario mínimo. Deben avanzar a lo más al tercer trimestre con la reforma previsional y la reforma tributaria. Ahí tienes dos cosas que son independientes del resultado de la Convención. Pero mostrar más iniciativa.
-¿Cuál es tu análisis del gabinete, tomando en cuenta tu experiencia como ministro de varias carteras entre ellas Interior?
-Como casi todos, Izkia Siches están empezando. Le doy el beneficio de la duda el primer y segundo mes. Pero el Presidente tiene que ordenar. El mejor ejemplo es lo que dijiste al principio: cuando tienes un anuncio fundamental que es Chile Apoya, tienes que tener a los ministros callados, porque basta que uno meta la pata, para que la embarre. Los diarios estuvieron siete días seguidos sobre el tema de la Izkia, y apenas en páginas interiores tocaron el programa de Marcel de 3.700 millones de dólares.
-¿Qué papel está jugando el PC?
-Te reitero que no puedo entender que un partido que está asumiendo responsabilidades de gobierno, y el Frente Amplio también, no jueguen alineados. La constitución debería durar 50 o 60 años y se ven divididos. Ahí falta la mano del Presidente: muchachos, estamos juntos en este gobierno, tienen que estar unidos en la Convención.
-Y Jadue aparece para apoyar a Maduro y meter ruido.
-No sé la motivación de Jadue, no me la explico. El PC es el partido más grande de Apruebo Dignidad, tanto en votos como en parlamentarios. Doce diputados y dos senadores. El PC en la historia de Chile ha demostrado su responsabilidad. Fue el partido más leal a Allende. Esperaría del PC, nada más ni nada menos, que mantuviera su política de apoyar al gobierno.
Pero, hablando del gobierno, lo mejor que tenemos es el presidente de la República. Ha dado muestras de mayor sensatez que su gabinete y tiene claro el punto estratégico.
-Se acaba de aprobar en la Convención una norma que elimina el Senado. ¿Estás de acuerdo?
-Siempre he sido partidario de un congreso unicameral. Sin embargo, creo que ha estado fuera del debate algo que es fundamental para la gobernabilidad. Hoy día para que exista un partido tiene que lograr el 5% de los votos en la elección de diputados. O en su defecto elegir 4 parlamentarios. Con ese umbral hoy día hay 18 partidos en la Cámara y 10 en el Senado. En ese marco, algunos en la Convención se les ocurrió bajar el umbral. Es decir, de 5% a 3%, y de 4 a 3 parlamentarios. Ese es el caos absoluto. En vez de tener 18 partidos en la cámara puedes tener 30. Así es imposible gobernar.
-¿Por qué crees que el Rechazo ha subido?
-El rechazo ha subido 30 puntos. Tres elementos: una derecha que quiere evitar la nueva constitución. Segundo, el maximalismo de la izquierda de una parte de la Convención que impide llegar a acuerdos. Tercero, la principal causa es la falta de conducción política de las fuerzas que son parte del gobierno. Cada una anda por su lado. Es insostenible que las fuerzas que ganaron el gobierno estén divididas para escribir la constitución. Hay que fortalecer los partidos y que manden, pues.