-¿Cómo evalúa Ud. la situación actual de la Democracia Cristiana?

-Creo que la situación de la DC, hoy día, es dramática. Está quebrada internamente, completamente fracturada y creo que abandonó totalmente a su electorado. En el último plebiscito demostró que la estructura intermedia del partido no tenía ninguna sintonía ni con la base militante ni con su electorado. Y creo que viró en el sentido contrario a lo que hizo nuestra base electoral. Y eso la dejó completamente desfondada

-¿Cuáles cree que son los factores que han llevado al partido a perder tanta influencia política?

-El quiebre interno entre dos facciones que son irreconciliables. Y porque el partido se burocratizó. Se acostumbró a hacer política desde el Estado más que desde el territorio. Eso ha sido muy complejo. Además, nuestra dirigencia intermedia se ha ido izquierdizando, por tratar de mantenerse en el Estado, mientras que nuestro electorado -que apareció con fuerza con el voto obligatorio, porque se había quedado en la casa en las últimas elecciones porque no se sentía representado políticamente- es bastante más de centro, bastante más moderado. Y eso ha hecho que el partido no sintonice políticamente con los ciudadanos que buscan otro espacio más de centro.

-¿Cuáles son los errores de la dirigencia que han derivado en esta fuga de militantes?

-No ser capaces de reconstruir, y creo que todos hemos compartido parte de esa responsabilidad, la fraternidad interna. Y no apostar a un partido que sea capaz de generar una política clara y una estrategia que nos permita posesionarnos ante un electorado. Más bien hemos estado nostálgicos de un pasado, de una alianza con la izquierda, donde fuimos protagonistas, en lugar de mirar las oportunidades, los desafíos, y tener un relato, un mensaje, un discurso, una épica clara para el presente y para un electorado que está huérfano de una representación política.

-¿Hay un giro de una tendencia ideológica de centroizquierda hacia la izquierda a secas?

-Es un giro más que ideológico. Ha sido un giro bien pragmático de nuestra dirigencia intermedia hacia la izquierda. Mientras tanto, nuestro electorado se ha sentido abandonado por nosotros. Y por eso se explica el desfonde electoral de la Democracia Cristiana y también parte importante de los quiebres internos, de quienes creen realmente que la DC tiene que volver a sus raíces con quienes creen que la DC tiene que seguir emulando lo que hace el Partido Comunista o el Frente Amplio.

-¿Existe una suerte de “poder en las sombras” en la DC? Se habla mucho de la influencia de Carmen Frei en el partido.

-No. No creo que haya un “poder en las sombras”. Lamentablemente, más que ella sea un poder fáctico, algunos han abusado de la figura de Carmen Frei. Ella, que en algún momento fue un factor de unidad importante para el partido, se ha ido transformando en alguien que, a veces, su nombre se usa de mala manera para profundizar las grietas internas en lugar de colaborar en la reconstrucción y en la reunificación.

-¿El episodio (Felipe) Delpin y Ud. marca un antes y un después en la decisión de mantenerse en las filas de la DC o su postura es no renunciar?

-Mi decisión de mantenerme o no en el partido no depende de las bajezas o pequeñeces como estas. Evidentemente que eso demuestra el clima totalmente descompuesto dentro del partido, donde algunos están dispuestos a cualquier cosa con tal de lograr sus objetivos. Pero, mi decisión pasa por si la DC está dispuesta a salvarse o no. Eso va a ser definitivo para poder tomar una decisión. Quiero quedarme en la Democracia Cristiana, voy a hacer hasta el último esfuerzo por mantenerme en ella. Pero, insisto: tengo que ver si la DC quiere mantenerse en esta lógica inexplicable desde el punto de vista político, que viene siendo bastante indigno, de estar ahí tocando una puerta que nos cerraron con un portazo. Y en lugar de ir a reconquistar nuestro electorado, seguimos nostálgicamente tratando de ingresar a una coalición y a un gobierno con una izquierda que no nos quiere.

-¿Quiénes o quién está detrás de estas operaciones internas que han terminado con un presidente de partido renunciado y varios militantes históricos en reflexión sobre su membresía?

-Son los mismos que estuvieron detrás de bajar la candidatura presidencial de Ximena Rincón cuando había ganado unas primarias abiertas; los mismos que estuvieron detrás de pedirme la renuncia y de pegarme un “cuadrillazo” después que nos tocó enfrentar cuatro elecciones y en tres tuvimos resultados extraordinarios para el partido con más gobernadores regionales, el partido con más alcaldes, el segundo partido con más concejales en Chile…Tuvimos un mal resultado en la (elección) de convencionales y no trepidaron en aprovechar aquello para sacarnos del cargo. Creo que son los mismos; los mismos que han llevado al partido a esta guerra fratricida, los mismos que han tomado la decisión de apoyar el Apruebo sin consultar a las bases militantes del partido. Y que nos han llevado a la mayor derrota histórica abandonando a nuestra militancia de base, que en su mayoría estuvo por el Rechazo.

-Se habla de organizar de nuevo centro político como partido o como movimiento; ¿Ud. está a dispuesto a escuchar las invitaciones que le han hecho y sumarse a esta iniciativa?

-El país necesita de un centro político. Un centro político de vanguardia, progresista, moderno. No un centro político conservador. Y para eso, ojalá que los movimientos que estuvieron hoy día vigentes, la centroizquierda por el Rechazo y esas variadas plataformas, se organicen como partido político. Sería una gran noticia para el país. Y ojalá que la DC entienda que ese debe ser su espacio, que puede ser un gran articulador de un centro amplio, potente, moderno, de futuro, de vanguardia, en lugar de seguir esperando que le abran una rendija para tratar de meterse a una coalición donde no la quieren y donde claramente no está su electorado.

Los otros desafíos para la DC

  • El factor juvenil. “Hay jóvenes con ganas de ingresar, pero cuando ven en la JDC muchas veces replicado y aumentado los problemas del partido de los adultos, se van. Y cuando tenemos una CDC (Centro Democracia y Comunidad) que es el centro de formación política del partido y en realidad desde hace mucho tiempo que nadie sabe que hace con los recursos de la Konrad Adenauer y en qué están trabajando, no se puede esperar mucho. Y hay que decirlo: los jóvenes se burocratizaron; se acostumbraron a entrar al aparato público en lugar de hace política desde el territorio. Cuando los jóvenes del partido han hecho política desde el territorio, han tenido bastante éxito”.
  • Nueva constitución: lo que debe hacer el partido. “Debe marcar los tiempos y los énfasis en el tema constitucional y deben ser capaces de tener una propuesta propia, consensuada, no solo desde el punto de vista formal, del procedimiento, sino que también del contenido. Creo que hay un equipo de constitucionalistas extraordinarios que en su momento hizo un trabajo que fue un gran aporte. Ese es un gran capital y pienso que la DC puede jugar un papel importante en ese proceso”.
  • La DC y su papel en el Gobierno de Boric. “Sería un gran error que el partido participe en el Gobierno del Presidente Boric. Nosotros no somos parte del gobierno, no estamos en su coalición. Estamos en una independencia colaborativa con el Gobierno. Pero si algún militante decide entrar, tampoco debe ser perseguido. Una cosa es que la DC institucionalmente no participe en el Gobierno y otra es que alguien decida colaborar por decisión personal”.
  • Cómo salvarla del derrumbe. “Consultar más a las bases, reorientar a la DC a ocupar el espacio vacío que ha quedado en el centro con carácter, con personalidad, con liderazgo; y buscar también la reunificación de la DC. Creo que eso es fundamental porque, si no, vamos a seguir siendo irrelevantes”.
  • ¿Voto obligatorio? “El voto obligatorio es fundamental por un tema de principios: los ciudadanos tenemos derechos, pero también debemos tener deberes y obligaciones. Creo que uno de los más básicos es que tenemos que concurrir a votar. Tenemos derecho a votar, pero también la obligación de hacerlo en aquellas elecciones y plebiscitos que corresponda. Como ciudadanos, tenemos una corresponsabilidad de lo que pasa en el país”.
  • La ganancia del voto obligatorio. “El voto obligatorio no tiene que ver con una calculadora que defina qué partido se favorece y cuál no. El voto tiene que ver con que logremos que la política re sintonice las prioridades ciudadanas. Con el voto voluntario estábamos tomando decisiones con un Chile imaginario, con una parte de Chile, con solo ese 40% que iba a las urnas con el voto voluntario, que generalmente es el porcentaje más politizado y polarizado del país. El 60% restante, la gran mayoría silenciosa, se quedaba en su casa. Y cuando concurrió a votar con el voto obligatorio…bueno, ahí está ese Chile real. Un Chile que quiere cambios, pero quiere hacerlo con gradualidad, con estabilidad, con paz, con seguridad, con prosperidad. Y no quiere aventuras ni quiere el conservadurismo de quedarnos donde estamos, sin cambios, pero tampoco hacer una refundación del país”.
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