“Ese tuit me chocó porque cosas así no se dicen ni en broma”. Fernando Chomalí, 66, ingeniero civil, asumió este mes como arzobispo de Santiago y presidente de la Conferencia Episcopal. En esta entrevista por escrito con Ex-Ante explica su respuesta al tuit de marzo de 2018 de la hoy la delegada presidencial metropolitana Constanza Martínez, quien escribió que “si quiero prenderle fuego a algo, que sea a la Iglesia y a la Constitución de Pinochet”. Este viernes, la delegada dijo que su publicación no la representaba, que hacía alusión a una canción y que no creía en el camino de la violencia.
-Usted viene llegando de encabezar durante más de una década el arzobispado de Concepción, región que lleva más de un año con 2 provincias en estado de excepción constitucional de emergencia. ¿Es partidario de mantenerlo?
-No me corresponde apoyar o no una medida de ese tipo. Son razones políticas, técnicas y policiales que llevan a tomar ese tipo de medidas que escapan a mi ámbito de competencia. Lo triste sería que, a pesar de la medida, que implica mayor presencia militar y policial, todo siga igual. Lo que sí tengo claro es que son medidas de corto plazo que no pueden perdurar en el tiempo y que son de corte paliativo, que no solucionan los problemas de fondo que hay en la zona como la pobreza, la segregación, la violencia de todo tipo y la desesperanza, toda vez que los planes propuestos no suelen darle soluciones reales a las personas que lo requieren, sean mapuches o no.
-La directora del Instituto Nacional de Derechos Humanos propuso dialogar con la Coordinadora Arauco Malleco (CAM). ¿Cuál es su posición?
-La directora del INDH, Consuelo Contreras, me pidió una audiencia y nos reuniremos prontamente. En mi opinión, es una posibilidad que se debe tomar en cuenta, toda vez que ellos se comprometan a terminar con la violencia.
-Eso no ha ocurrido…
-El diálogo siempre es un camino que hay que tener abierto. De no suceder aquello, está el riesgo de una espiral de violencia que no se sabe dónde va a terminar. Le voy a proponer a la directora que mire experiencias en el extranjero. Si no creemos en el diálogo como método para resolver los problemas, no hay ninguna posibilidad de terminar con la violencia. Es un camino muy difícil y pedregoso, pero posible. Creo que estamos llamados a vivir movidos por la grandeza de buscar la paz y no por el temor, la comodidad o el pesimismo de que todo va a seguir igual.
-¿Se reunirá con la comisión de paz presidencial?
-También me reuniré con Alfredo Moreno de la Comisión por la Paz y el Entendimiento. Si puedo ayudar en algo, estaré siempre disponible.
-Tras su aterrizaje en Santiago entró rápidamente en la agenda pública, respondiendo “Dios la bendiga” a un antiguo tuit de la delegada presidencial. ¿Por qué contestó ahora?
-Ese tuit me llegó hace dos días y sigue en las redes.
-¿Qué le pareció?
-Me pareció gravísimo lo allí planteado, toda vez que vengo llegando de una zona donde se han quemado varias Iglesias y el trauma para la comunidad, el vecindario y toda la sociedad, es enorme.
Son lugares de culto, de encuentros comunitarios y de fraternidad, es decir fuentes de una sociedad cohesionada. A las capillas van católicos y no católicos porque suelen ser también sedes sociales. Frente a algo así no puedo quedar indiferente, porque nos deja en la más absoluta indefensión frente a una persona que tiene gran autoridad.
Además, que deja la impresión que los ideales políticos de una sociedad sin religión, que pueden ser legítimos, se resuelven con la violencia más descarnada. Espero haya cambiado su modo de pensar y hacer política. Debo reconocer que ese tuit me chocó porque cosas así no se dicen ni en broma.
-La delegada es militante de Convergencia Social, el partido del Presidente Boric. ¿Ve su frase como algo personal o estima que hay animadversión del Frente Amplio hacia la Iglesia?
-Veo que hay un grupo de personas que ven todo lo que tiene que ver con lo religioso y en la Iglesia en particular un obstáculo a la libertad individual, que se desentiende totalmente del reconocimiento de una verdad objetiva que estamos llamados a vivir para lograr una vida auténticamente humana. Detrás de ese tuit hay una concepción antropológica que saca a Dios del horizonte social y cultural y se pone el propio hombre como centro de la historia y del futuro, aduciendo, además, superioridad moral. Ese esquema en todo el mundo ha fracasado.
-El Presidente indultó el año pasado a Felipe Santana, condenado por prender fuego a las puertas de la catedral de Puerto Montt. ¿Cuál es su parecer sobre los indultos a los presos del 18-O?
-No me corresponde hacer un juicio al respecto. El Presidente tiene asesores desde el punto de vista político y jurídico para tomar ese tipo de decisiones. Es una prerrogativa de él que no me corresponde juzgar. Además, que él debe tener en cuenta muchos otros elementos que yo desconozco. Lo que sí me queda claro es que su posición es muy incómoda y es una prerrogativa que, si de mí dependiera, la eliminaría.
-Uno de los temas que marcó el año fue el Caso Convenios. ¿Qué tiene la Iglesia que decir de estos casos?
-Me produjo una gran desazón, porque claramente se percibe que hay un uso abusivo de una responsabilidad pública. El daño que se le hace a la fe pública y a las personas es inmenso. Por otro lado, es doloroso percatarse que el dinero destinado a los más pobres no siempre le llega a ellos. Eso genera mucha rabia y frustración, sobre todo en las personas que día a día se levantan temprano para ir a trabajar y se sacan el pan de la boca para que sus hijos estudien. Ellos son la gran mayoría de los chilenos y migrantes y a ellos se les debe una explicación.
El tiempo que se pierde en todos estos asuntos y que debiese destinarse a asuntos urgentes en Chile es enorme y nos pasa la cuenta al ver que los campamentos aumentan, la violencia y tantos males sociales que están a la vista.
-¿Qué aporte puede hacer la Iglesia Católica respecto de los temas de corrupción?
-Un país demasiado centrado en el éxito y en el dinero, en el éxito, en lo individual por sobre lo comunitario, es proclive a la corrupción. Un país con un proyecto común y compartido, sumado a una ética individual sólida y un alto sentido del valor de lo comunitario, suelen ser menos corruptos. La Iglesia colabora evangelizando, educando es su amplia red escolar y sobre todo preocupándose de los más pobres.
-Ahora, ¿qué nivel de influencia puede tener la Iglesia Católica después de los escándalos de abusos?
-Nosotros hemos actuado con diligencia y sin ambigüedades en temas de abuso. Tenemos una organización a lo largo de todo Chile en materia de prevención y recepción de abusos. Hemos hecho mucho y seguiremos en esa línea. Esperamos que las demás instituciones que tienen problemas de esa índole hagan lo mismo. Nuestra gran influencia está en el maravilloso servicio que prestamos a los más pobres, de manera abnegada y generosa. La confianza así se va a recuperar y no con una estrategia de marketing. Uso las redes desde hace años para evangelizar y dar buenas noticias.
-¿Ve en Republicanos un aliado para recuperar esa influencia?
-No estamos vinculados a ningún partido político como Iglesia y nunca lo estaremos. Respetamos la decisión de cada católico de participar en el partido que más lo identifique, en sus valores y principios.
-Pero en el último proceso constitucional ellos fueron enfáticos en la defensa de quién está por nacer, lo que está en sintonía con la posición de la Iglesia Católica contraria al aborto…
-Cualquier persona que sepa de embriología, de biología y de genética se dará cuenta cuando comienza la vida y la importancia de cuidarla por ser la más débil. Este es un tema que tiene que ver con la ciencia y con la ética, no con un partido político y menos con una religión. En ese tema está llamada a aparecer la razón en todo su esplendor.
-Finalmente, ¿qué tiene la Iglesia que decir en el escenario político actual, post plebiscito y en medio de una crisis de seguridad?
-La Iglesia está llamada a ser lugar de encuentro, de reconocer lo verdadero, bueno y justo que tiene cada ser humano y cada grupo y a denunciar con claridad cuando se ofusca la dignidad humana, se promueve el odio y no se contribuye a buscar el bien común. Creo que podemos contribuir con una visión antropológica y una mirada teológica a problemas multifactoriales de difícil solución.
-¿Cuáles serán sus prioridades en este escenario?
Mi prioridad es que los católicos entibiados vuelvan a misa los domingos, que tengan una fe madura con hondura espiritual, superar las divisiones existentes en Chile, que tanto daño nos hacen, y buscar acuerdos en un espíritu de fraternidad y una clara opción por los más pobres de la sociedad. Eso es lo nuestro y para ello es fundamental tener una profunda vida de oración. O sea, evangelizar. Para eso he sido llamado a servir.