Hoy se reconocieron los "Tesoros Humanos Vivos (THV) 2014" del país, distinción otorgada a los cultores de saberes tradicionales de los distintos lugares del territorio nacional. La entrega de los premios, organizados por la Unesco e implementados por el Consejo de la Cultura, se realizó en una emotiva ceremonia encabezada por la Presidenta Michelle Bachelet y la ministra de Cultura, Claudia Barattini.
1 El grupo de medicina tradicional mapuche Ngütamchefe de Tirúa, formado por agentes de salud conocidos como componedores de huesos. El jurado consideró que llevar su conocimiento ancestral al sistema público de salud, en el Centro de Salud Familiar (CESFAM) Isabel Jiménez Riquelme de Tirúa, constituye un "aporte al trabajo intercultural".
2 Unión de Artesanas de Quinchamalí, oriundas de Chillán, Región del Biobío. Agrupación formada por 15 mujeres dedicadas a la fabricación de una alfarería única en la zona, centrada en figuras de greda negra con superficie esgrafiada, que son exclusivas de las localidades de Quinchamalí y Santa Cruz de Cuca.
3 Carpinteros de Ribera de Lanchas Chilotas, de la comuna de Hualaihué, Mañihueico, Región de Los Lagos. Son navegantes y carpinteros de lanchas chilotas, embarcaciones únicas en el mundo y gracias a las cuales se llevaron maderas de alerce hacia el archipiélago de Chiloé, las que hoy recubren sus iglesias y antiguas casonas.
4 Domitila Cuyul, de Quellón, Región de Los Lagos. Ella es Maestra de Paz, y como tal, responsable de realizar ceremonias del pueblo wiilliche. El Comité Experto la reconoció por ser una figura que representa el sincretismo cultural del territorio chilote heredado del contacto indígena-hispano, y por perpetuar los ritos y ceremonias williche en Chiloé.
5 Arturo Lucero, de la comuna de Pichidegua, Región de O’Higgins, reconocido por ser el único constructor y reparador de las “Ruedas de agua de Larmahue”, elemento icónico e identitario de la zona.
6 Nemesio Moscoso, oriundo de la comuna de Pozo Almonte, La Tirana, Región de Tarapacá. Hace 52 años es fabricante y reparador de la bandola aymara, instrumento de cuerdas tradicional del altiplano tarapaqueño, empleado para los carnavales, floreos y trilla de la quinua. Fue reconocido por ser un maestro luriri aymara, una actividad poco conocida y con riesgo de desaparecer.
Los THV reciben un estímulo económico de $3.000.000 para cada cultor/a individual y $7.000.000 para cada comunidad o colectivo. Desde 2009 a la fecha se han reconocido 32 THV a lo largo del país.