Los Jaivas es una marca y una banda que está muy asociada a mi vida. Soy viñamarino y la historia del grupo se cruza con la de mis padres y mis tíos y gente conocida que los ven desde muy temprano en calle Viana o en las dunas o en la Plaza de Viña o en calle Montaña, al lado de la Quinta Vergara, donde estaba la casa de los Parra. Parte de mi formación musical está determinada por su música y por ese recuerdo emotivo de saber desde siempre que esos músicos aplanaron las mismas calles que aplané yo. Puntualmente, me acuerdo de un caset de mi padre que por un lado tenía canciones de Elvis y por otro de Los Jaivas. No tenía sentido cronológico, era un especial de radio que había grabado incluso con locuciones. Esa música sonaba siempre en mi casa, especialmente los domingo en la mañana, por eso las canciones de Los Jaivas me remiten no solo a la infancia, sino también al momento en que, sin saberlo, me estaba formando musicalmente hablando.
Debajo de las Higueras
Es bien atípica dentro del cancionero Jaiva, porque es una suerte de ranchera que tiene un solo de trompeta y unos de los solos de guitarra eléctrica más apasionantes que se le hayan escuchado nunca al Gato Alquinta. El tocaba de una manera muy instintiva, con un estilo algo desprolijo, quizás no tan técnico, pero lleno de pasión. Lo que no tenía en técnica y pulcritud lo tenía en emoción. Su guitarra vibraba con puro nervio y electricidad, en un estilo medio ‘bolerístico’ que también se advierte en la forma en que canta esta melodía. Es una de esas canciones olvidadas, secundarias, si quieres, pero que es por lejos una de mis favoritas de su catálogo. Album: Aconcagua (1982)
Pregón Para Iluminarse
Esta es más transversal, más conocida. Me suena como un viaje al pasado y sin escalas. A esas mañanas de domingo en Viña. Tiene un bajo eléctrico donde no participa Mario Mutis sino Julio Anderson. Es una canción que es puro optimismo y que tiene un exquisito aire de hippismo, de que todo va a estar bien, de que nada es tan terrible, y que puedes vivir en hermandad y en armonía con tu entorno. Musicalmente es un tema mayor para el rock chileno. Una pieza clave para empezar a entender eso que conocemos como rock chileno. La noción del rock típicamente chileno está sintetizada en un tema como Pregón Para Iluminarse. Por un lado, está la intención musical de Los Jaivas de identificarse con un ritmo foráneo como el rock, pero también se advierte el carácter latinoamericanista, la cruza entre el rock clásico y la música de raíz folclórica. Esa fórmula, visionaria para la época, está súper bien sintetizada en esta canción, otra de mis favoritas de Los Jaivas. Album: Los Jaivas/El Indio (1975)
La Conquistada y Canción del sur
Son dos canciones que vienen de la misma época pero que hablan de cosas distintas. Aluden a un momento particular. Sobre todo la segunda, que es del disco del 77’, es una canción crepuscular, oscura, llena de climas. Siento que muy pocas canciones logran transmitir con su la sensación que te provoca estar en el sur del país, con su inmensidad, su exuberancia. Esa canción tiene además un toque de rock progresivo que siempre me llama la atención, particularmente por el solo de minimoog de Eduardo Parra. Sobre La Conquistada, sólo decir que se trata de una canción que tiene la que probablemente sea una de las mejores frases en la historia del rock chileno: “En el horizonte de mi mente se ha escondido el sol”. Es otro manifiesto de sicodelia genuinamente latina. Dramática y hasta operática. Una pieza mayor dentro del catálogo Jaiva.
Mira niñita
Me atrevería a decir que es el mejor reflejo de la época en que fue concebida. Una época de contemplación, de músicos distintos, de tipos vulnerables a las emociones humanas, al paisaje, conmovidos por su entorno, por la naturaleza humana. Hay una emoción evolucionada para hablar del romance y la voz de Gato Alquinta, se escucha dramática como en el tango y emotiva como en el bolero. Esos ritmos fueron parte de su crianza y es maravilloso constatar cómo esas influencias se filtran en esta melodía. Hay un mito que dice que está basada en un romance de Gato Alquinta con una joven que era hija de un notario, un abogado, un tipo con un cargo importante para la época. “La hija de un hombre con ojos de cristal y papel sellado en la piel”. Eso aparentemente habla de un cambio, de un relevo generacional. De esos padres que se empezaban a dar cuenta que sus hijos eran distintos, que se vestían de otra manera, que quería otra vida, que se arrancaban a la playa de noche a “ver la luna brillando en el mar”. Un manifiesto naturalista y de recambio generacional. Todo eso se me viene a la mente con Mira Niñita, no sólo una de las canciones más emblemáticas de Los Jaivas, sino también del cancionero chileno. Sintetiza, además, uno los atributos musicales más típicos de Los Jaivas: ese galope rítmico de la batería de Gabriel Parra y el crescendo con el piano de Claudio Parra y la guitarra del Gato. Una comunión, un canto de todos, donde todos son bienvenidos. Album: Todos Juntos (1982)