La baja ocupación y el reciente anuncio de liquidación del fondo hotelero de LarrainVial AGF no son las únicas preocupaciones de los trabajadores y sostenedores del icónico Sheraton Santiago, uno de los hoteles más grandes del país. Estos últimos meses, además, han tenido que batallar en tribunales con un delicado caso de despido injustificado y vulneración de derechos fundamentales hacia su histórico gerente general -por casi 20 años-, Carlos “Howie” Brown. Y todo esto, por el envío de un supuesto meme a un grupo de WhatsApp.

La historia comenzó un año antes, en el peor momento de la pandemia, cuando el hotel estaba cerrado por el estado de excepción constitucional. Ahí fue cuando Brown (60 años, argentino) envió una imagen a un grupo de WhatsApp llamado “Exec Comm Lite”, compuesto por ejecutivos del recinto emplazado en Av. Santa María. Lo que publicó decía lo siguiente: “Según estudios realizados por la Universidad de Oxford, la nueva vacuna contra el Covid-19 tendría algunos efectos secundarios, pero no serían demasiado graves”. El texto iba acompañado de una imagen con dos personas -un hombre y una mujer- con sus genitales enrocados.

El 25 de mayo de 2022, según se relata en una demanda presentada -el 4 de agosto- ante el Segundo Juzgado de Letras del Trabajo de Santiago (la cual tiene carácter de reservada), Michelle O´Neil y Daniel Téllez, altos ejecutivos del departamento de cumplimiento de normas de ética para Marriott International (el dueño de Sheraton y la mayor cadena hotelera en el mundo), llegaron a Chile para coordinar entrevistas con el personal del recinto. En particular, se lee en la acción judicial, interrogaron a Begoña Iriondo, directora de Ventas y Marketing; Gabriel Lempesi, director de Ingeniería, y Claudia Sánchez, directora de Alimentos y Bebidas. ¿El objetivo? Hablar específicamente sobre dicho contenido compartido en el grupo.

Según relata Brown, la finalidad del chat era “mantener la simpatía, colaboración y apoyo entre los integrantes, para mejorar el ambiente, distenderse y hacer frente a los momentos difíciles que enfrentó el equipo gerencial por la pandemia”. No era, según su interpretación (la cual es discutida por algunos expertos en derecho laboral consultados por DF MAS), un grupo de carácter laboral, ya que existía uno estrictamente profesional llamado “Comité Ejecutivo”. Respecto al envío de la imagen, el ex gerente general afirmó que se trató de “imágenes humorísticas”.

En las interrogaciones personales, se explica en la demanda, O´Neil y Téllez señalaron que lo realizado por Brown sería considerado acoso sexual y envío de pornografía. Luego de dichas entrevistas, a las 18:00 de la misma jornada, se juntaron con el ex gerente general en el Sheraton, a quién le informaron que el contenido enviado era considerado de extrema gravedad. Ese mismo día los ejecutivos volaron de vuelta a Estados Unidos. Pero ahí, la historia recién estaba comenzando. 

“Hoja de vida manchada”

El 1 de junio Brown recibió una llamada de su jefe, Ricardo Caló (VP para Sudamérica y Centroamérica para Marriott International), quien le informó que la compañía había tomado la decisión de poner término al contrato.

“Mi jefe me ofrece que renuncie a finales de junio. Si lo hago, me señala que se me pagarían mis vacaciones pendientes y se realizaría un cocktail de despedida, y ‘saldría por la puerta ancha’. De lo contrario, procederían con el despido inmediato, sin pago de ningún tipo de indemnización y con mi hoja de vida manchada. Me dijo además que el mercado hotelero es muy pequeño y que todo se sabía. Que para qué iba a arruinar mi historial. Por lo tanto, me señaló que lo pensara y le diera una respuesta el viernes 3 de junio”, expresa Brown en la demanda.

Ese mismo día el entonces ejecutivo hotelero se comunicó con Caló para informarle que tomaría acciones legales en contra de Sheraton, pues, bajo su interpretación “no había nada reprochable ni ilegal”. Según se lee en la acción judicial, la empresa cambió de opinión y le pidió seguir en sus funciones hasta recibir novedades por parte de la dirección.

En ese tiempo, comentan fuentes internas de la firma, la situación ya se comentaba en los pasillos del hotel. “Yo no estuve de acuerdo con la imagen que se envió, para nada. Pero al parecer era un grupo de amigos y me sorprendió lo que estaba pasando”, expresa un trabajador.

Finalmente, el 14 de junio, Ricardo Caló y Mary Lynn Elizondo -la jefa de recursos humanos para América Latina de Marriott International- viajaron de Estados Unidos a Santiago para formalizar el despido inmediato bajo la causal de desahucio. Los ejecutivos justificaron la decisión por lo que ellos califican envío de material “pornográfico”. El hecho, según está escrito en las demanda, era similar a acosar sexualmente a las mujeres integrantes del chat, ya que no tenían “la posibilidad de manifestarse en contra”. Ocho días después, las partes suscribieron un finiquito de relación laboral. Sheraton pagó $ 104 millones.

La filtración

Antes de que ocurriera el despido, y bajo completo hermetismo, Brown decidió investigar la filtración del chat con conocidos en Estados Unidos y Chile. “Me informaron que luego de que el hotel pasó a depender directamente de Servicios Hoteleros Starwood Limitada, la nueva administración quería hacer un cambio y prescindir de mis servicios de la forma más económica posible”, expresa el ejecutivo.

Luego de una serie de llamados, Brown habría llegado al dato clave: un extrabajador del hotel (que había sido desvinculado previamente y que participaba del chat) le hizo llegar todo el material del grupo al CEO de la compañía en Estados Unidos (Anthony Capuano, también director de McDonald’s). “(Fue) una suerte de venganza hacia mi persona, ya que pensó que yo fui el responsable de su desvinculación, cosa que además no era cierta”, aparece en el documento judicial. 

“La información contenida en el grupo de Whatsapp que se le exhibió a los trabajadores entrevistados, para sacarles información a fin de tratar de incriminarme en conductas irreales, fue obtenida ilegalmente, en infracción de una clara norma legal del derecho sustantivo penal chileno”, agrega.

Según el ejecutivo, el envío de este material solo fue una excusa para concretar su desvinculación. En la página ocho de su demanda explica que su condición de tetrapléjico (a causa de un accidente en 1999) habría gatillado su despido. “Me informaron que luego de que el hotel pasó a depender directamente de Servicios Hoteleros Starwood Limitada, la nueva administración quería hacer un cambio y prescindir de mis servicios de la forma más económica posible. Esto, debido a que mi incapacidad física era considerada por algunos jefes superiores como una imagen inadecuada y que daba la impresión de falta de profesionalismo para un gerente general frente a los clientes y al personal nuevo”, argumenta el ejecutivo en el escrito.

Además de denunciar una vulneración a sus derechos fundamentales, Brown acusó despido injustificado y un perjuicio económico extenso. Señaló que se le adeudaba el pago de cotizaciones del seguro de cesantía desde 2002, además de exigir $ 56 millones por el no-pago de gratificaciones. Asimismo, solicitó $ 150 millones por concepto de daño moral y $ 33 millones por indemnización, entre otros ítems. En total, se reclamaron $ 314 millones.

En una audiencia preparatoria, llevada a cabo el 13 de septiembre, Brown propuso el pago de $ 160 millones para llegar a conciliación, proceso que resultó frustrado.

Sheraton: “Hechos carentes de toda precisión”

En septiembre llegó la contestación del hotel, respaldado por el abogado Fernando Santibáñez. En el documento, Sheraton señala que Brown llevó a cabo un “ejercicio abusivo” y que “a lo largo de su denuncia, hizo referencia a una serie de hechos carentes de toda precisión y concreción”. Además, afirmaron que el ex gerente general confundió los conceptos de acoso laboral con la afectación al derecho a la integridad integridad psíquica y física, además de tener pocos fundamentos para justificar daño moral.

Respecto a la filtración de los chats, la empresa explicó que no han “incurrido en ninguna clase de intromisión y/o interceptación ilegítima o arbitraria respecto de las comunicaciones privadas”.

Sobre la tesis de Brown (que plantea que su despido se debió a su condición física) el hotel lo negó tajántemente: “Resulta a lo menos curioso que se pretenda sostener la idea de que finalmente, el actor hubiese sido víctima de discriminación por su condición de discapacidad, no sólo por lo difuso e impreciso de sus alegaciones, sino porque además cabe tener presente que la relación laboral entre el actor y mi representada se extendió por casi 30 años, sin que en momento alguno la discapacidad del señor Brown pudiera ser considerada como una categoría sospechosa a la hora de establecerse una diferenciación que perjudicara al actor”.

En términos económicos, el hotel negó que adeudaban los pagos del seguro de cesantía ni de ningún otro ítem mencionado en la denuncia de Brown. Además, recordaron la firma del finiquito por $ 104 millones.

Consultado Marriott International a través de uno de los dueños del hotel (que es accionista del fondo de LarrainVial), respondieron a DF MAS que “no vamos a hablar de un proceso legal vigente y menos de un exfuncionario”. Este medio, además, se contactó con el abogado representante de la compañía, pero no obtuvo respuesta.

De todas formas, comentan conocedores del proceso judicial, la causa está lejos de terminar: “Las partes están muy firmes en su posición”.

La fecha clave será en seis meses. Para el 12 de mayo de 2023 a las 11:15 está agendada la audiencia de juicio donde darán su versión una serie de testigos clave y que dejarán por cerrado el capítulo.

Ocupación del Sheraton bajo el 50%

A inicios de noviembre, después de la última junta de aportantes del fondo Inversiones Hoteleras de LarrainVial Activos AGF -que tiene en su cartera a los hoteles Crowne Plaza, Intercontinental, Ritz-Carlton y Sheraton-, se informó que dicho vehículo sería liquidado. ¿La razón? No se cumplió con la exigencia mínima de patrimonio establecida por la Comisión para el Mercado Financiero (CMF), que son UF 10 mil.

Esto, a pesar de que los números de ocupación de los cuatro hoteles han mejorado durante este 2022. De hecho, Sheraton Santiago, entre enero y septiembre, ha superado el 40% promedio mensual. Sin embargo, no han podido romper la barrera del 50%, algo que sí han concretado el Ritz-Carlton y el Intercontinental en algunos meses del año.

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