Luis Antonio Neira Mardones (59 años) evita las fotos. Le gusta mantener un bajísimo perfil. Sin parafernalia. Un emprendedor poco común en medio de la camada de líderes de las llamadas startups (anglicismo de una empresa emergente) que han florecido en Chile en los últimos años.

Partió con un martillo y un clavo en las manos. Hoy los vende por montones: es el fundador de la ferretería Constructor 31, ubicada en el Paradero 31 de la Gran Avenida (de ahí su nombre), que rápidamente puso parte importante de sus fichas en el mundo digital, incorporando tecnología para aumentar sus ventas a través de internet y hacerse un pequeño espacio entre grandes monstruos como Sodimac y Easy.

Empezó a ayudar con las cosechas desde los 15 años, en el campo en Yungay, en la Región de Ñuble. Luego, se incorporó al mercado laboral como maestro de la construcción. Después de algunos años, develó su faceta emprendedora. Sin estudios universitarios.

Corría 1996 cuando aceptó un trabajo en un colegio de la comuna de El Bosque, que no solo requería la mano de obra, sino también los materiales. Le ofrecieron un presupuesto total, el cual aceptó. La apuesta era hacerlo bien y, además, obtener utilidades. Luis no solo cumplió con estos objetivos, sino además con el beneficio que obtuvo abrió una pequeña hojalatería, local que bautizó como Comercial ACB. Eran unos pocos metros cuadrados, los que fueron creciendo cada año.

Desde sus inicios, su objetivo fue abrir una ferretería, lo que logró en 2008, cuando de un pedacito, pasó a tomar todo el terreno donde se emplaza su local ferretero. Incluso, ha ido sumando algunas propiedades colindantes para construir galpones.

En 2010, año del terremoto, alcanzó su primer millón de dólares en ventas. Desde entonces y hasta hoy, junto a su familia se ha propuesto reinvertir una parte mayoritaria de sus utilidades, lo que les ha permitido crecer de manera constante a lo largo de los años. A 2020 ya vendían US$ 15 millones y el año pasado facturaron US$17 millones.

A todo el país

Chris Antonio Neira Ávila (30 años) no tiene problemas con las fotos. Menos, con contar detalles de la experiencia empresarial de su familia. Desde pequeño, explica, acompañaba a su padre a la ferretería. Estudió Tránsito Aéreo en la DGAC, pero no terminó.

A los 20 años, entró formalmente a trabajar en el negocio familiar: ha ocupado todas las posiciones dentro de la empresa y hoy es el gerente general. “Somos una familia emprendedora”, dice.

Sobre los líderes del negocio en el que participan, afirma: “Si algo uno puede aprender de las familias Del Río (creadores de Sodimac y socios de Falabella) y Paulmann (controladores de Easy, entre otros negocios bajo el paraguas de Cencosud) es que es muy importante incluir a las nuevas generaciones en la operación y en la decisión de los negocios. Porque, sobre todo en un negocio como este, el conocer las necesidades del cliente es muy importante, y eso solo se logra estando aquí, en contacto con la gente”, afirma.

“Uno aún puede ver a don Horst, por ejemplo, saludando a personas en sus tiendas; y en Constructor 31 uno siempre nos puede encontrar a nosotros, en nuestra tienda”, añade.

No obstante, aclara que el objetivo no es ser una ferretería grande atendida por sus propios dueños, porque hay equipos que se dedican a la atención de los clientes. “Se trata de decir que el pulso del negocio no se puede sentir a través de una planilla o en un informe, hay que estar aquí”, insiste.

Actualmente, Constructor 31 tiene una tienda y un centro de distribución de 15 mil metros cuadrados; el 65% de sus ventas se realizan a través de su sitio web, con un sistema de despacho exprés a toda la Región Metropolitana.

Esto, explica Chris, gracias a que en Constructor 31 han levantado un “ecosistema” propio de trabajo, el que nació de su experiencia en la venta y en el despacho.

Hoy, un 20% de las ventas por el canal online de Constructor 31 vienen de su alianza con MercadoLibre, la que los ha llevado a bajar su ticket promedio, pero aumentar poco a poco su presencia en la capital.

Sus principales inversiones para los próximos años no se focalizan en la apertura de tiendas, sino que en la implementación de un nuevo software de ventas y logística, y un remozado Marketplace, dos elementos críticos para cumplir con la proyección que tienen: aumentar en un 30% sus ventas y en un 40% los pedidos durante este año.  Para esto, están invirtiendo US$ 5 millones.

Además, este año extenderán sus ventas online de productos de ferretería con despachos a todo Chile.

Es que si bien sus ventas han crecido fuerte y ya son una marca reconocida en el sector sur de la capital, su meta es avanzar en las zonas norte, oriente y poniente de la Región Metropolitana, y sumar regiones.

Si lo logran, las metas no solo se superarán fácilmente, sino que además aumentarán de manera permanente su volumen de ingresos, pues ese mercado es prácticamente nuevo para ellos, y ya tienen más de seis años de experiencia dominando el mercado online en comunas como Puente Alto, Maipú, La Florida y San Bernardo.

“El futuro de nuestra empresa es la web, la venta online, un segmento que ha crecido aceleradamente en los últimos años y se ha posicionado como nuestro principal canal de ventas. No tenemos descartado el crear nuevas bodegas en otras zonas, algo así como dark stores, para mantener los tiempos de entrega en zonas más alejadas”, dice Chris, sin guardarse nada.

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