En el debut de la economista Stephany Griffith-Jones en el Consejo, el Banco Central sorprendió al mercado al aumentar en 125 puntos la Tasa de Política Monetaria (TPM), para llevarla a 8,25%.
La decisión fue adoptada por la unanimidad de los consejeros. Los analistas consultados la semana pasada por el emisor esperaban un incremento en el interés rector de 100 puntos base.
La decisión se da luego de que la inflación superara las expectativas del mercado y el banco en marzo, rozando el 10% en su variación anual.
Esto llevó a que en apenas un par de días después de la publicación del Informe de Política Monetaria (IPoM), la entidad reconociera que parte de su diagnóstico había sido superado por las cifras efectivas de precios, en circunstancias en que se discutía un nuevo retiro anticipado de fondos previsionales y que los efectos de la guerra entre Rusia y Ucrania ya comenzaban a manifestarse en los precios de los combustibles y los alimentos.
"La evolución reciente de la inflación y sus perspectivas de corto plazo se ubican por sobre lo previsto en el IPoM de marzo. Esta situación intensifica los riesgos del escenario inflacionario, por lo que el Consejo ha decidido un aumento de la TPM que la sitúa en torno al borde superior del corredor de tasa del último Informe", señalaron los consejeros.
Entre los antecedentes que entregó el banco en su comunicado, apuntó a que la inflación de marzo fue "significativamente mayor" a lo previsto en el último IPoM, con lo que variación anual del IPC subió a 9,4% y 7,6% el IPC subyacente (sin volátiles), destacando el alza de los precios de los alimentos y los combustibles y de algunos "ítems puntuales".
"Las presiones inflacionarias internas se han visto incrementadas por las alzas de los precios internacionales de la energía y los alimentos, la depreciación del tipo de cambio y los sostenidos problemas de suministro global. Las expectativas para la inflación provenientes de las encuestas —EEE y EOF— permanecen por sobre 3% a dos años plazo", consignó el banco.