El expresidente de la Federación Española de Fútbol Luis Rubiales fue convocado a declarar este viernes dentro de la investigación judicial por su beso forzado a la jugadora Jennifer Hermoso tras el triunfo de la Roja femenina en el Mundial, anunció el martes la Audiencia Nacional.
Rubiales está citado "para declarar como investigado el próximo viernes, 15 de septiembre, a las 12 horas", indica el comunicado, tras la admisión a trámite de la querella de la Fiscalía contra el ya exdirigente "por los delitos de agresión sexual y coacciones".
La convocatoria llega un día después de que el magistrado de la Audiencia Nacional, la principal instancia penal española, Francisco de Jorge, aceptara la querella formulada por el Ministerio Público contra el ahora expresidente de la RFEF.
La fiscalía española, que el 28 de agosto abrió una investigación preliminar sobre el caso, solicitaba también que se tomara declaración a Rubiales, en condición de investigado, y a Jenni Hermoso como víctima, tras recibir la denuncia de la jugadora la semana pasada.
El anuncio de la convocatoria de Rubiales se produce a los dos días de que anunciara su dimisión como presidente de la RFEF, tras haberse negado a ello inicialmente, alegando que el beso había sido "consentido". Hermoso, de su lado, lo niega tajantemente.
Rubiales, que había sido suspendido por la FIFA a finales de agosto, afirmó dejar el cargo, entre otras razones, para centrarse en su defensa.
"Tengo fe en la verdad y voy a hacer todo cuanto esté en mi mano para que prevalezca", afirmó en su carta de dimisión.
Desde una reciente reforma del Código Penal español, un beso no consentido puede considerarse agresión sexual, una categoría penal que agrupa todos los tipos de violencia sexual.
Las penas por un beso forzado pueden ir desde una multa hasta cuatro años de prisión, de acuerdo con fuentes de la Fiscalía.
El ministerio público también contempla un supuesto delito de coacciones, ya que Hermoso afirmó en su declaración "que tanto ella como su entorno más próximo sufrieron una presión constante y reiterada por parte de Luis Rubiales y el entorno profesional de este, para que justificara y aprobara los hechos".