La decisión sobre un levantamiento de las restricciones a los viajes de turistas británicos a Portugal, esperados especialmente para asistir a la final de la Champions en Oporto, todavía no se ha tomado, afirmó este jueves el gobierno portugués.
"No se ha tomado ninguna decisión", declaró Mariana Vieira da Silva, portavoz del ejecutivo, tras el consejo de ministros.
"Sobre los vuelos procedentes del Reino Unido, se está trabajando y en cuanto haya una decisión, se comunicará", añadió.
Los vuelos con Gran Bretaña fueron suspendidos en enero ante la expansión de la epidemia, favorecida por nuevas variantes. Esta suspensión fue levantada el 16 de abril, pero sólo para viajes esenciales.
Tras unos meses en los que ocupó durante varias semanas los primeros puestos por número de contagios respecto a su población, de 10 millones de habitantes, Portugal inicio el 1 de mayo la última etapa de un desconfinamiento gradual, sin que, por ahora, se hayan producido rebrotes de la COVID-19.
Por el lado británico, Portugal ya está en la "lista verde", que permite a sus nacionales viajar a partir del 17 de mayo hacia doce países y territorios sin tener que guardar cuarentena a la vuelta.
Esta mejora sanitaria llevó a la UEFA a elegir Portugal para acoger la final de la Champions entre el Chelsea y el Manchester City, que debía celebrarse inicialmente en Estambul, pero que ha sido descartada por la pandemia de COVID-19.
El estadio del Dragón en Oporto podría recibir a un máximo de 12.000 espectadores con plazas decididas por adelantado, dijo la portavoz del gobierno, precisando que el traslado de aficionados se hará siguiendo un protocolo sanitario estricto.
Los que viajaran a la final "deberán estar menos de 24 horas en territorio nacional... y contar con pruebas obligatorias realizadas antes de tomar el avión", explicó Vieira da Silva, añadiendo que en Portugal no podrán "tener contacto con la población".