Es una historia de amor y separación: Lionel Messi y Pep Guardiola, que llevaron al Barcelona a lo más alto a principios de los años 2010, se reencontrarán este martes en la Champions, como rivales.

El choque con aires de final Manchester City-París Saint-Germain –a las 16:00 horas de nuestro país– servirá para reunir a dos leyendas del fútbol europeo alejadas ahora del Barça, el club del que escribieron sus más bellas páginas entre 2008 y 2012.

Guardiola, entrenador del City desde 2016, nunca ocultó su admiración por la “Pulga”, al que presenta siempre como "el mejor jugador de la historia".

Juntos, Messi y Guardiola desarrollaron una forma de fútbol característica, el tiki-taka, y dominaron España y Europa para acabar siendo los mejores emblemas del Barça.

Con Messi, Guardiola ganó 14 títulos en cuatro años con el Barcelona, incluidas dos Champions (2009, 2011), un trofeo que no volverá a levantar sin la estrella argentina.

A las órdenes de Guardiola, Messi también tuvo su mejor rendimiento personal, ganando tres Balones de Oro (2009, 2010, 2011) y dos Botas de Oro (2010, 2012).

Un curioso SMS

Pero, fuera de los terrenos de juego, la relación entre los genios no siempre fue fluida.

Las primeras tensiones se remontan a 2009, poco después de la llegada del estratega catalán al banquillo azulgrana.

Mientras el Barça acaba de ganar seis trofeos en quince meses, Guardiola está sentado en el bus del equipo cuando recibe un SMS de un Messi de 22 años, sentado unas filas detrás de él: "Veo que ya no soy tan importante para el equipo...".

El tímido Messi, molesto por la llegada de Zlatan Ibrahimovic el verano anterior, prefirió entonces evitar el enfrentamiento y expresar su malestar vía un mensaje de texto, se relata en el libro "El misterio Messi", editado en 2013. Un simple SMS que encendió las alarmas en el seno del club azulgrana.

Unos días más tarde, Guardiola apagó el incendio en rueda de prensa: "Con Leo, hay que hacer que juegue siempre. Nada de lo que estamos consiguiendo sería posible sin él. Para nosotros, es indiscutible".

Diálogo cortado

La segunda tormenta llegó en septiembre de 2011. Guardiola decidió dejarlo de entrada en el banquillo en una visita a la Real Sociedad en Liga (2-2), después de que el N.10 acabara de jugar con Argentina.

Una decisión que no gustó a Messi. Entrado al campo a 30 minutos del final con Iniesta, no cambia nada del resultado final (2-2), y no habla a su entrenador durante días. Desde entonces, Guardiola no lo volvió a dejar en el banquillo, pero la relación entre ambos se había fragilizado.

"A Leo hay que hablarle poco, escuchar muy bien lo poco que dice y, sobre todo, no sacarlo nunca del campo, ni siquiera para una ovación", dijo Guardiola en 2012. 

"Cada vez que dejaba a Messi en el banquillo, se montaba un escándalo", aseguró en una entrevista en 2014.

Unas palabras que resuenan siete años más tarde: en el partido contra el Lyon, el 19 de septiembre pasado en la liga francesa, Mauricio Pochettino decidió sacar a Messi para que entrara Achraf Hakimi en el minuto 76, provocando un gesto de incomprensión en la cara del argentino.

En 2015, Messi había asegurado que no había vuelto a "tener relación con Pep desde su salida" del Barça tres años antes. 

El argentino no había asistido, de hecho, a la despedida de Guardiola, afirmando en redes sociales que estaba demasiado emocionado para mostrarse ante los medios, mientras que todas las otras figuras del vestuario (Puyol, Xavi, Iniesta, etc.) estuvieron presentes. 

Esta ausencia fue interpretada por la prensa como una muestra más del divorcio entre los dos hombres, que volverán a verse el martes por primera vez lejos de sus años de azulgrana.

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