La FIFA suspendió este miércoles por seis años y ocho meses suplementarios a su ex presidente Joseph Blatter y a su ex secretario general Jérôme Valcke, por haberse concedido importantes bonificaciones a partir de 2010.
La justicia interna de la instancia, que ya había suspendido de toda actividad ligada al fútbol a los dos dirigentes, respectivamente hasta octubre de 2021 y octubre de 2025, tras estar involucrados en 2015 en una serie de escándalos, los ha condenado además a una multa de un millón de francos suizos (900.000 euros, 1,07 millones de dólares) a cada uno.
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Involucrados en varios dosieres por la justicia penal suiza, Sepp Blatter y Jérôme Valcke suman este otro nuevo caso por violaciones del código de ética de la FIFA, ligadas a su remuneración.
El ex presidente de la FIFA se otorgó 23 millones de francos suizos (20,7 millones de euros, 24,7 millones de dólares) de "bonificaciones extraordinarias" ligadas al Mundial de 2010 en Sudáfrica, a la Copa de las Confederaciones de 2013 y al Mundial de 2014 en Brasil, señala la decisión, tomada el 17 de diciembre de 2020, pero que acaba de ser notificada a las partes.
El francés Jérôme Valcke, ex periodista deportivo que se había convertido en brazo derecho de Sepp Blatter, recibió por su parte 30 millones de francos suizos (27 millones de euros, 32,2 millones de dólares) de bonificaciones por el mismo período, además de sus emolumentos habituales, señala la comisión de ética de la FIFA.
Para ello, los dos dirigentes no necesitaban ninguna aprobación más allá del director financiero Markus Kattner, despedido en mayo de 2016 y suspendido por diez años en junio de 2020, y la del ex vicepresidente de la FIFA, Julio Grondona, fallecido en 2014.
"Juntos, los señores Blatter, Valcke y Kattner se repartieron 64,5 millones de francos suizos (58 millones de euros, 69,3 millones de dólares) de bonificaciones extraordinarias", así como 4,5 millones de dólares (3,8 millones de euros) para Julio Grondona, resume la decisión.
Según la comisión de ética, los cuatro responsables "habían creado un sistema" que les acordaba "beneficios extraordinarios con un mínimo esfuerzo", ya que se aprobaban entre ellos las enmiendas a sus contratos, violando sus obligaciones de control.