El extenista alemán Boris Becker, cuya carrera profesional duró entre 1984 y 1999, fue condenado este viernes a dos años y medio de prisión por la justicia británica por cuatro cargos ligados con su bancarrota personal.
Boris Becker, de 54 años y ganador de seis torneos de Grand Slam, será así encarcelado luego de haber sido declarado culpable especialmente de haber ocultado 2,5 millones de libras esterlinas (3 millones de euros al tipo de cambio actual/3,16 millones de dólares) para evitar el pago de sus deudas.
Tendrá que cumplir la mitad de su pena en prisión, antes de poder beneficiarse de una libertad condicional.
Declarado en bancarrota en 2017, Boris Becker fue condenado por cargos que incluyen sustracción de bienes, no revelación de patrimonio y ocultación de una deuda.
El que fuera la gran estrella del tenis alemán, que reside en el Reino Unido desde 2012, fue declarado culpable el 8 de abril por la Southwark Crown Court de Londres de haber ocultado o traspasado ilegamente centenares de miles de euros y de libras esterlinas para no tener que hacer frente a sus deudas luego de haber sido declarado en quiebra.
Boris Becker llegó este viernes por la mañana en taxi al tribunal, junto a su pareja Lilian de Carvalho Monteiro. Con rostro serio, lucía una corbata violeta y verde, los colores de Wimbledon. Su hijo mayor, Noah, de 28 años, también le acompañaba.
Boris Becker se mantuvo impasible ante el anuncio de su pena, recogiendo su bolsa antes de ser conducido a la celda. No se facilitó información de manera inmediata sobre un eventual recurso.
Entre las reacciones al fallo estuvo la de la extenista Chris Evert, leyenda en el circuito femenino: "Lamento lo de Boris Becker. Fue estupendo trabajar con él en Eurosport, siempre un caballero", escribió en Twitter.
Durante el proceso, la fiscalía afirmó que Becker cobró 1,13 millones de euros (1,22 millones de dólares) de la venta de un concesionario de automóviles Mercedes que poseía en Alemania, que ingresó en una cuenta bancaria profesional que utilizaba como su "hucha" personal con la que pagar compras de lujo y gastos de escolarización de sus hijos.
"La condena a Boris Becker muestra claramente que la ocultación de activos en el marco de una bancarrota es una infracción grave, ante la cual perseguimos a los que la cometen", subrayó el director general de Insolvency Service, la agencia gubernamental británica encargada de administrar las bancarrotas.