El serbio Novak Djokovic ganó este domingo su décimo título del Abierto de Australia e igualó los 22 Grand Slams de Rafael Nadal tras derrotar en la final de Melbourne al griego Stefanos Tsitsipas por 6-3, 7-6 (7/4), 7-6 (7/5).
El título también permitirá al serbio de 35 años desbancar del número uno de la clasificación ATP al joven español Carlos Alcaraz, ausente de Australia por lesión.
Deportado en 2022 de Australia por no estar vacunado contra el covid-19 y objeto de otras controversias este año, el serbio estalló a llorar junto a los suyos en el palco de su equipo, donde no estaba su padre tras unas polémicas imágenes suyas junto a aficionados prorrusos.
Pero ni estas controversias ni una lesión ocurrida días antes del torneo que lo lastró en las primeras rondas pudieron romper el hechizo de Djokovic con esta ciudad donde ganó su primer Grand Slam y donde todavía desconoce qué es perder unas semifinales o una final.
Ante un rival a priori más maduro y con ganas de revancha por la final de Roland Garros perdida en 2021, Djokovic se impuso desde el primer momento al griego, que no conseguía hacer daño ni con su saque ni con sus golpeos.
Además, en la primera situación de break en contra en la que se encontró, Tsitsipas cometió una doble falta que regaló una ventaja de 3-1 para el serbio que ya sería definitiva en el primer set.
No fue hasta el segundo parcial que el griego empezó a inquietar al serbio, imponiéndose en los peloteos con golpes más profundos y asegurando su saque.
Aun así, Djokovic no se dejaba intimidar y con una velocidad de piernas que hacía olvidar los 11 años de diferencia entre ambos llegaba a múltiples pelotas y obligaba una y otra vez al griego a seguir soltando ganadores y arriesgando para llevarse los puntos.
Después de salvar con solvencia su único punto de quiebre en contra, que también era de set, a Djokovic le bastó con aprovechar los errores del rival para llevarse el desempate con un saque abierto que Tsitsipas no pudo devolver.
Después de un intercambio de quiebres en los primeros juegos, la última manga se volvió a resolver en el tie-break, en el que Djokovic marcó terreno desde el principio con un saque imposible de devolver y un revés ganador en paralelo.
Se avanzó a 5-0 y, aunque el griego recortó distancias, Djokovic zanjó el campeonato con una derecha sobre la línea que Tsitsipas no pudo devolver dentro de la pista.