La Concacaf volvió a advertir este lunes que podría expulsar a aficionados mexicanos y suspender juegos del Tri durante la Copa Oro a causa del grito homófobo que se volvió a escuchar en el juego inaugural del sábado ante Trinidad y Tobago.
"Concacaf está extremadamente decepcionada por el lenguaje discriminatorio utilizado por algunos de los aficionados de México", recalcó el organismo.
El árbitro del choque celebrado en Arlington (Texas), el costarricense Ricardo Montero, llegó a parar el juego unos instantes durante la segunda mitad como parte del protocolo de Concacaf ante la aparición del grito, que seguidores del Tri lanzan cuando el arquero rival se dispone a sacar de puerta.
La Confederación de fútbol de Norte, Centroamérica y el Caribe también salió al paso de algunas versiones que señalaban que el juego del miércoles entre México y Guatemala podría disputarse a puerta cerrada en el Cotton Bowl de Dallas (Texas).
"Este partido se llevará a cabo según lo programado, con la asistencia de aficionados", confirmó el organismo, advirtiendo que estará alerta para actuar si se repiten los cánticos discriminatorios.
Concacaf "activará sus protocolos que incluyen expulsar a los aficionados que se involucren en comportamientos discriminatorios y suspender el partido", recalcó.
"Invitamos a los aficionados a que dejen este grito en el pasado y se centren en hacer del fútbol un entorno positivo y acogedor para todos los aficionados y las comunidades", demandó.
Tanto la Concacaf como la federación mexicana de fútbol y los integrantes de la selección llevan meses pidiendo a los aficionados que abandonen el grito homófobo.
En un comunicado, la federación mexicana también denunció el lunes que "durante y después" del partido "fueron identificados diversos actos discriminatorios y/o racistas tanto en el encuentro como en redes sociales por parte de algunos seguidores".
"Hacemos un llamado a todos los involucrados a evitar este tipo de manifestaciones", reclamó.
El pasado junio, la Comisión Disciplinaria de la FIFA impuso una sanción a México de dos juegos a puerta cerrada por los gritos homófobos.
Desde 2015, cuando FIFA comenzó a sancionar económicamente a México por este asunto, la federación azteca ha pagado más de 350.000 dólares en multas.