Con un gol de su figura Christian Pulisic, Estados Unidos logró este martes una angustiosa victoria 1-0 ante Irán en un duelo de alta tensión que selló su clasificación a los octavos de final del Mundial de Catar.

Pulisic, delantero del Chelsea, anotó en el minuto 38 el gol de un triunfo imprescindible para que Estados Unidos, que concluyó en segundo lugar del Grupo B, se citara con Países Bajos en el cruce de octavos del sábado.

Inglaterra (7 puntos), que venció 3-0 a Gales (1), finalizó en la primera posición del grupo, seguida de Estados Unidos (5), Irán (3) y Gales (1).

El gol de Pulisic, que sufrió un fuerte choque en esa acción por el que fue sustituido, resolvió un partido envuelto en una fuerte carga política pero que se desarrolló sin incidentes entre los futbolistas, que se saludaron amistosamente antes del pitido inicial.

El estadio Al Thumama, con 42.127 aficionados en las gradas, fueron una olla a presión, sin un segundo de respiro en las gradas, en un ensordecedor ambiente mezcla de tensión mundialista y de décadas de enemistad política.

A Estados Unido solo le servía la victoria para avanzar mientras a Irán podía bastarle con un empate para clasificar a sus primeros octavos de final.

Además de su trascendencia futbolística, el partido estaba rodeado de tensión por el conflictivo historial entre ambos países, que rompieron relaciones diplomáticas después de la Revolución Islámica en Irán de 1979, y por las actuales protestas contra el régimen de Teherán motivadas por la muerte de una joven en custodia policial.

Los jugadores iraníes volvieron a entonar sin entusiasmo su himno nacional, como ya hicieron en su segundo partido. En su estreno frente a Inglaterra se negaron a hacerlo, en un gesto interpretado como de solidaridad con las manifestaciones duramente reprimidas en su país.

Para el equipo estadounidense, ausente en Rusia 2018, el juego tenía también una enorme importancia, decidido como está a brindar una inyección de ilusión a su país de cara al Mundial que coorganizará en 2026.

El propio presidente Joe Biden envió un mensaje de apoyo a sus futbolistas antes del juego: "Todos estamos detrás suyo".

El inicio del juego dio paso a una abrumadora e incesante sinfonía de vuvuzelas, pitidos y cánticos. 

En la pugna por dominar el ambiente, los aficionados iraníes, ruidosa mayoría en las tribunas, trataban de apagar los gritos de “USA” cada vez que emergían.

Estados Unidos, que se siente más cómodo concediendo la iniciativa y explotando la verticalidad de sus jóvenes jugadores, tenía el reto de construir juego y oportunidades.

Taquicárdico final

Bajo el mando de Adams y McKennie en el centro del campo, la escuadra norteamericana lograba combinar con facilidad hasta el área rival pero no capitalizó las primeras opciones de Yunus Musah Pulisic y Tim Weah.

Irán apenas dio un pequeño susto en el minuto 20 con un balón a la espalda del central Cameron Carter-Vickers, gran novedad del once inicial, pero su compañero Tim Ream logró interponerse en la carrera del peligroso Sardar Azmoun.

Los avances estadounidenses lograron frutos en el minuto 38 con un servicio largo de McKennie a la irrupción por la derecha de Sergiño Dest, que centró con la cabeza a la llegada por el centro de Pulisic, que alcanzó a remachar antes de chocar con fuerza contra el arquero Alireza Beiranvand.

Futbolistas y aficionados estadounidenses festejaron a lo grande el gol mientras Pulisic, apodado “Capitán América” por las veces que ha salvado a su equipo, era atendido en el suelo por el golpe.

El delantero, que quiere reivindicarse en Catar después de meses complicados en el Chelsea, volvió al césped tras anotarse su primer gol mundialista, pero fue sustituido en el descanso.

A la vuelta del vestuario, el veterano técnico Carlos Queiroz mandó a Irán adelantar líneas y no tardó en poner en problemas a la pareja de centrales norteamericana, que nunca había jugado junta.

El recién ingresado Saman Ghoddos tuvo dos grandes oportunidades casi consecutivas, primero con un cabezazo alto tras ganarle la posición a Dest y después con una volea de primera que salió rozando el palo.

Aferrándose al resultado que buscaba, Estados Unidos realizó cambios defensivos para atrincherarse, pero no pudo evitar dos últimos grandes sustos en el descuento con un cabezazo de Morteza Pouraliganji que rozó el palo y un penalti reclamado por Mehdi Taremi.

Estados Unidos sobrevivió al taquicárdico final y regresará a los octavos de final de la mano de la generación más prometedora de su historia.

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