Junto a unos anillos olímpicos al lado del estadio nacional de Tokio, tres mujeres seguían nuestros pasos.
- "¡Omotenashi, omotenashi!", repetían las tres mujeres, aparentemente regalándonos una bebida y unos documentos ininteligibles.
Mientras Marek Polaszewski, nuestro camarógrafo, se mostraba un poco desconfiado y trataba de explicarles amablemente que íbamos con prisa a grabar, yo no podía dejar de pensar en la palabra que repetían ("omotenashi") y en China, donde solía ver a muchos peticionarios tratando de darte papeles similares con sus denuncias.
Era tarde y ya estaba oscureciendo, pero decidí pararme a conversar con ellas y tratar de entender qué nos estaban ofreciendo exactamente.
Eran mapas de la ciudad, con indicaciones para llegar a los lugares más icónicos e incluso recomendaciones de comida. En definitiva: una dulce y acogedora manera de darnos la bienvenida.
Mucho más allá que hospitalidad
La palabra omotenashi es frecuentemente traducida como "hospitalidad japonesa", pero va mucho más allá de eso. En la práctica, combina una cortesía sin parangón y el deseo de mantener la armonía y evitar el conflicto, por lo que para muchos define un estilo de vida, toda una cultura.
"Omotenashi es una actitud basada en el altruismo, utilizando el máximo de nuestros conocimientos y recursos para satisfacer a otros", explica el profesor Wataru Uemoto, de la Universidad Sangyo de Kioto, quien ha escrito extensamente sobre esta parte intrínseca de la sociedad japonesa.
Esta versión nipona de la hospitalidad conlleva, no obstante, una relación "más igualitaria entre la parte que presta el servicio y la que lo recibe.
En el omotenashi, el que está proporcionando el servicio o la atención disfruta haciéndolo", señala por su parte el catedrático Yoshinobu Sato, de la Universidad Kwansei Gakuin, quien también ha analizado la cuestión especialmente desde el punto de vista empresarial y económico.
Sato explica que su origen procede de los rituales de la ceremonia del té del siglo XVI, donde el anfitrión, como si de una obra de arte se tratara, prepara cada detalle con sumo cuidado anticipándose a la necesidad del invitado, eligiendo los cuencos, las flores y decoración más adecuada, sin esperar nada a cambio, mientras los invitados responden con gratitud casi reverencial.
Incluso se han trazado orígenes anteriores, que se remontan a los recitales de poesía de Manyoshu en el siglo V o VI, destaca el profesor.
"Este tipo de banquetes de poesía, organizados por el emperador y otras personas de la alta sociedad, tenían ciertas normas, como el orden para recitar poemas: los más jóvenes debían empezar recitando su poesía y los más longevos después. Para que la celebración tuviera un clímax y todo el mundo disfrutara", cuenta.
La cultura del omotenashi se percibe desde el primer momento en que se pone un pie en Japón.
Incluso hasta las máquinas están diseñadas para practicarlo: desde las puertas de los taxis abriéndose automáticamente, anticipándose a tu entrada, hasta los baños, con el asiento del inodoro calentándose previamente a tu llegada para mejorar la experiencia o música que comienza a sonar cuando uno va a utilizarlo.
En el Japón contemporáneo, esa hospitalidad japonesa se aprende desde muy pequeño.
"La sociedad japonesa comparte un dicho 'solo hay una oportunidad en la vida', lo que nos recuerda el valor de cada uno de los encuentros que tenemos en nuestro camino", explica Naoyuki Arai, presidente de una empresa de mayordomos para la clase alta japonesa e internacional y quien se ha alzado como un experto en hospitalidad en el país.
"Los Juegos Olímpicos son un gran ejemplo de ello: a pesar de que los invitados están aquí de forma temporal, los japoneses les dan la bienvenida con omotenashi porque valoran cada uno de sus encuentros con ellos", señala a BBC Mundo.
El término era bastante desconocido fuera de Japón hasta la presentación en 2013 de la candidatura de Tokio ante el Comité Olímpico Internacional, en el que la embajadora japonesa, Christel Takigawa, lo utilizó en su discurso, como mostraba en este video mi compañera Ana María Roura:
Y en los Juegos esa palabra se repite una y otra vez, también para describir estas Olimpiadas, celebradas en una ciudad en estado de emergencia y con una gran oposición o indiferencia de la sociedad.
"Estábamos tan preparados...Iban a ser los Juegos del omotenashi", nos decía en la ceremonia de inauguración una mujer que se acercó al estadio olímpico a mostrar su apoyo al olimpismo, poco antes de que otros compatriotas iniciaran una nueva protesta contra Tokyo 2020.
No obstante, para algunos, la vinculación del omotenashi con los Juegos desde la propia candidatura ha llevado a que se abuse del término en la propia sociedad nipona.
"Cuando la palabra era utilizada en los años 80 y 90 del siglo pasado, solo era utilizada para casos de la familia imperial y funcionarios de clase alta del gobierno. En ese momento, motenashi, sin 'o', era usado para referirse a otro tipo de servicios corrientes y de bienvenida", explica el catedrático Eumoto.
"Pero desde 2013 y el discurso de Takigawa, algunos empezaron a usar la palabra omotenashi para referirse a todo tipo de servicios comunes, y para dar la bienvenida a invitados extranjeros; pero originalmente en principio solo se usaba para gente de clase alta".
Pese a las enormes alabanzas al sistema tanto dentro como fuera de Japón, esa versión de hospitalidad nipona no es perfecta, coinciden todos los entrevistados.
"El mundo debería aprender de Japón sobre la belleza del colectivismo. Los japoneses priorizan al grupo más que al individuo (...) Pero Japón también debería aprender de la diversidad de valores que el mundo ofrece", destaca el presidente de la empresa de mayordomos, Naoyuki Arai.
"Omotenashi es una mentalidad para hacer a la gente feliz, pero lo que hace feliz a la gente varía según la raza, la región, el país...".
Sin duda alguna y pese a la enorme polémica, los Juegos Olímpicos son una oportunidad para todos.
"Espero que el mundo sepa que albergar las Olimpiadas sin público es la máxima expresión de omotenashi de Japón, de sacrificio personal", concluye Arai. "Y que Japón sepa cuánta gente y cuánto esfuerzo están poniendo todos los participantes extranjeros de los Juegos para que sean exitosos".
*En este reportaje también trabajó Eddie Duan.
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https://www.youtube.com/watch?v=4GPaLOBW76k