Pelé fue un hombre de récords: marcó más de 1.200 goles, ganó tres mundiales de fútbol y fue declarado tesoro nacional para su país.
Pero entre sus hazañas más curiosas se cuenta una nunca vista en el fútbol latinoamericano: en un mismo partido, el astro brasileño fue expulsado (Pelé solo vio la roja en tres encuentros durante toda su vida profesional) y, por petición popular, fue devuelto al campo de juego después de que se anulara su expulsión.
Y el que terminó expulsado fue el árbitro, el colombiano Guillermo Velásquez.
Ocurrió el 17 de julio de 1968, en Bogotá, durante un partido amistoso entre la selección colombiana y el mítico Santos, el club en el que Pelé jugó la mayor parte de su carrera profesional.
Para esa fecha, la Federación Colombiana de Fútbol había logrado convocar al famoso club brasileño y a su rutilante estrella para un partido amistoso como preparación del seleccionado nacional que iba a participar en los Juegos Olímpicos de México.
Por supuesto, la principal atracción del encuentro no era la selección patria, sino O Rei.
Aunque no era la primera vez que disputaba un partido en Colombia (ya había estado por lo menos ocho veces en el país), era su primera presentación en un amistoso.
Y tal vez por eso, sin el rigor de la oficialidad, el evento terminó con un árbitro expulsado, con Pelé de regreso a la cancha... y con una denuncia penal contra los compañeros de la estrella brasileña en una comisaría colombiana.
"Si se volviera a repetir el partido hoy, volvería a expulsar a Pelé", le dijo Velásquez al periodista Alberto Salcedo Ramos para una crónica publicada en la revista colombiana Soho.
Pero ¿qué fue lo que ocurrió en aquel encuentro?
Amistoso a los puños
A principios de 1968, la selección colombiana de fútbol conseguía uno de los cupos disponibles para disputar el torneo de fútbol dentro de los Juegos Olímpicos de México 1968.
Dentro del plan de preparación, la Federación Colombiana de Fútbol logró gestionar un encuentro amistoso con el legendario Santos de Pelé. El partido quedó pactado para disputarse el miércoles 17 de julio, en el estadio de la capital colombiana conocido como "El Campín".
Los relatos periodísticos señalan que el escenario estaba repleto. Para el partido, los organizadores del encuentro designaron como árbitro central a Guillermo Velásquez.
Velásquez tenía fama de ser un excelente árbitro (luego sería uno de los jueces de línea del llamado "partido del siglo" entre Italia y Alemania, en la semifinal de México 70), pero también de pendenciero en la cancha: al menos tres veces El Chato, como lo apodaban, había terminado a los puños con los jugadores del campo.
Pero esto era un amistoso. Y la idea, más allá de la preparación olímpica, era ver a O Rei en su máximo esplendor.
Según las crónicas de entonces de periodistas como Hernán Peláez Restrepo y la publicada por el diario colombiano El Tiempo, el partido se calentó rápido: a los tres minutos, Alfredo Arango -un delantero nacido en la costa atlántica colombiana- marcó el primer gol.
Sin embargo, los jugadores del Santos, que vieron que el juez de línea había levantado su bandera, protestaron porque consideraban que el gol era inválido.
Más que un alegato, fue una secuencia de hechos violentos que comenzaron con una patada al juez por parte del defensor y capitán del equipo brasileño, Antonio Lima, y siguieron con la respuesta del Chato Velásquez -que antes de dedicarse al arbitraje había sido boxeador aficionado- con un puñetazo al estómago del jugador.
De alguna manera, los ánimos se calmaron y el partido continuó sin inconvenientes. Eso, hasta siete minutos antes de que finalizara el primer tiempo.
Acá los relatos tienen variaciones y diferencias; sin embargo, se sabe que, después del cobro de un tiro de esquina y un remate de cabeza por parte de Pelé, la estrella brasileña reclamó que le habían cometido falta.
La indiferencia de Velásquez ante los reclamos del Rey aumentaron el arsenal de sus insultos contra el juez.
"Yo hacía como unos 15 o 20 días había llegado de un torneo aficionado en Leticia, en la frontera con Brasil, con equipos de ese país, de Perú, Ecuador y Colombia", le contó Velásquez al diario El Tiempo.
"Allí fui a un sitio a ver bailar y lo primero que uno aprende de otro idioma son las groserías. ¡Pelé me las dijo todas, y yo se las entendí!".
Entonces ocurrió: en un tiempo en que no existían las tarjetas (que se implementaron a partir del Mundial de 1970), El Chato expulsó a Pelé y le ordenó que dejará el encuentro por insultar al árbitro.
Y aunque Pelé obedeció sin reparos la orden del juez, en ese momento ardió Troya.
Peláez Restrepo señala que la cancha se volvió "un ring de boxeo", donde los jugadores del Santos se abalanzaron sobre Velásquez para molerlo a puños.
"De una delegación de 28 personas, los únicos que no me pegaron fueron el médico, el periodista y Pelé", le dijo Velásquez a Salcedo Ramos.
La mayoría de los 60.000 espectadores presentes también se fue en contra de Velásquez, a quien comenzaron a insultar por haber expulsado a la estrella por la que la mayoría de ellos había pagado la entrada. .
Al ver el caos que se estaba generando tanto en la cancha como en las gradas, los directivos de la Federación Colombiana de Fútbol, que habían organizado el partido, tomaron una decisión ejecutiva: expulsar a Velásquez y restituir a Pelé en el campo.
Entonces, uno de los jueces de línea reemplazó a Velásquez y uno de los directivos, vestido de traje y corbata, terminó con la banderilla sustituyendo al juez de línea que ahora estaba dentro del campo de juego.
Pelé regresó de las duchas y el encuentro terminó 4-2 a favor del equipo brasileño.
"Qué bueno que a Pelé no se le ocurrió atracar un banco, porque con seguridad aquí todavía lo estaban aplaudiendo", sentenció Velásquez a la revista Soho.
Denuncia
Velásquez, quien murió en 2017, se marchó del encuentro con el rostro hinchado de los golpes que le propinaron los jugadores brasileños.
Pero su indignación no se iba a diluir así sin más. Tan pronto salió de la cancha, se duchó y se dirigió a una comisaría cercana a denunciar a cada una de las personas que él pensaba lo habían golpeado esa noche.
La mayoría de la delegación del Santos tuvo que quedarse en Colombia dos días más de lo planeado para enfrentar la denuncia.
Finalmente, según publicó en esos días la periodista Ana María González, acordaron pagarle a Velásquez una suma de dinero como compensación
Pelé siguió su camino hacia México 70, donde consiguió el tercer Mundial.
Velásquez y Pelé se volverían a encontrar muchos años después en un partido de exhibición en Miami, cuando Pelé ya era la estrella del Cosmos de Nueva York.
En ese partido, fue Pelé quien le quitó la tarjeta roja para quedársela de recuerdo.