Poco después de que Novak Djokovic ganara su Grand Slam número 22 el domingo en Australia, le preguntaron a su entrenador, Goran Ivanisevic, cuánto tiempo cree que el tenista serbio podrá mantenerse en el más alto nivel.
Su respuesta puede que haya causado escalofríos en varios integrantes de la Asociación de Tenistas Profesionales (ATP, en inglés).
"Dos, tres años más definitivamente", dijo Ivanisevic, quien ha ayudado a Djokovic a ganar siete de sus títulos más importantes.
"Su nivel es increíble. Es como del espacio exterior. Su cerebro está funcionando de una manera distinta".
Djokovic, que cumple 36 años en mayo, mostró todas las facetas de su grandeza en el camino para vencer a Stefanos Tsitsipas, de 24 años, en la final de Melbourne el domingo.
El serbio ha ganado cinco de los últimos siete Grand Slams que ha disputado, aunque esta victoria llegó en un torneo en el que el adolescente español Carlos Alcaraz, número uno del mundo antes del evento y posible líder de la próxima generación, quedó descartado por una lesión.
Con su victoria, Djokovic igualó al español Rafael Nadal en número de Grand Slams y estableció el récord de trofeos del Abierto de Australia, un torneo que ha ganado 10 veces.
BBC Sport analiza por qué Djokovic sigue siendo tan difícil de derribar para los jugadores más jóvenes.
1. El aura
Antes de un partido frente a Djokovic, casi todos los oponentes más jóvenes plantean que deben tratarlo como a cualquier otro rival: jugar contra el hombre y no el nombre.
Pero ¿cuántos realmente lo creen y no se intimidan?
El griego Tsitsipas fue el último de cuatro jugadores al menos una década más jóvenes en ser derrotados por Djokovic en Melbourne.
En los últimos cuatro años, Djokovic solo ha perdido cinco de los 45 partidos que ha jugado contra oponentes menores de 23 años.
Ganó seis de sus siete finales de Grand Slam en ese período contra jugadores nacidos en la década de 1990, con el ruso Daniil Medvedev logrando el único éxito de la generación más joven en el Abierto de Estados Unidos de 2021.
Tsitsipas insiste en que el dominio absoluto de Djokovic sobre los jugadores más jóvenes no es una "maldición".
"No veo esto como algo molesto. Esto es muy bueno para el deporte, tener competidores como él, tener campeones como él", dijo Tsitsipas, quien ha perdido sus últimos 10 encuentros frente al serbio.
Si la expresión de Tsitsipas es sincera, se siente como si fuera una excepción.Fue revelador que el ruso Andrey Rublev, quinto en la clasificación, y el estadounidense Tommy Paul, los jugadores contra los que Djokovic hizo un trabajo relativamente fácil en los cuartos de final y semifinales del Abierto de Australia respectivamente, discutieran el temor que sienten los jugadores al ver su nombre.Rublev, de 25 años, dijo después que deseaba que Djokovic estuviera en el lado opuesto del sorteo. "Muchos jugadores tienen mucho respeto por su juego", observó Paul, de 25 años, quien también fue despachado en tres sets."Nadie realmente quiere verlo en su parte del sorteo".
2. La mentalidad en la cancha
Cuando las cosas se ponen difíciles en la cancha, Djokovic pone lo mejor de sí.
Eso es particularmente relevante en los momentos importantes de los partidos y es una razón clave por la que ha ganado 22 de las 33 finales de Grand Slam que ha jugado.
Tsitsipas dijo que Djokovic, quien salvó 23 de 29 puntos de quiebre durante el Abierto de Australia, incluidos dos de tres en la final, es un jugador que "te lleva al límite" en la cancha.
"Es muy importante para quienes queremos llegar a ser como él algún día. Que nos pateen el trasero es sin duda una muy buena lección", señaló.
"Me he convertido en un jugador mucho mejor. Ha hecho que mis niveles de concentración sean cada vez más altos cuando juego contra él".
3. La técnica y la táctica
Todo el mundo tiene un plan de juego para enfrentarse a Djokovic. Poder ejecutar ese plan contra alguien de su talento es otra historia.
Como dijo Paul después de la semifinal, Djokovic puede hacer que los demás "jueguen mal".
El estadounidense ofreció una idea de sus tácticas y cómo Djokovic neutralizó esos planes.
"Quería servir y volear un poco. No saqué y voleé ni una vez", admitió.
"Cuando hice mi primer servicio, sentí que él lo estaba devolviendo a la línea de fondo. Estaba automáticamente a la defensiva.
"Quería lanzar drop-shots. No tuve la oportunidad de hacer nada de eso porque estaba golpeando muy profundo", analizó.
"Quería cambiar el ritmo con mi golpe con efecto. Perdí mis primeras tres pegadas con efecto cortado. Pensé 'está bien, voy a comenzar a golpear mi revés, no estoy cortando bien'.
"Él no me dejó hacer ninguna de esas cosas".
4. El cuerpo
Para Djokovic ha sido muy importante durante mucho tiempo la necesidad de cuidar su cuerpo para prolongar su carrera y lograr el éxito entrando en los 30.
Ha dicho, por ejemplo, que hace una década cambió a una dieta sin gluten.
Si bien no se considera vegano, Djokovic evita comer carne, pescado y otros productos de origen animal.
Retomar el yoga y una rutina diaria de estiramientos ha sido clave para mantener la extraordinaria elasticidad que sigue mostrando cuando persigue pelotas en la cancha.
"La forma en que cuida su cuerpo, la forma en que aborda todo, la comida, es increíble. Es increíble el nivel", dijo Ivanisevic.
Cuando Djokovic describió sus razones el año pasado para no vacunarse contra la covid-19, alegó que quería estar "en sintonía" con su cuerpo lo máximo posible.
Agregó que siempre ha sido "un gran estudioso del bienestar, la salud, la nutrición".
5. La resiliencia
Con el éxito viene el escrutinio y Djokovic a menudo se encuentra en el centro del drama, ya sea por su propia creación o no.
El año pasado no pudo defender su título del Abierto de Australia al ser deportado del país luego de una disputa sobre su estado de vacunación contra la covid-19.
Djokovic también se vio afectado por una lesión en el tendón en Melbourne Park, que Ivanisevic calculó que habría descartado al "97% de los otros jugadores".
Otra "bola con efecto" fue lanzada en su contra antes de la semifinal del viernes contra Paul.
Su padre, Srdjan, fue fotografiado afuera del estadio Rod Laver con seguidores del presidente de Rusia, Vladimir Putin, creando una controversia que Djokovic dijo que "no fue agradable" de tratar.
Sin embargo, se las arregló para dejar atrás todas estas distracciones y niveló el récord de Rafael Nadal de grandes masculinos.
"Necesité una enorme energía mental para estar realmente presente, enfocado, para tomar las cosas día a día", reconoció Djokovic.
Pocos apostarían en contra de que el número uno del mundo gane más Grand Slams que cualquier otro jugador masculino en la historia de este deporte, a menos que Tsitsipas, Alcaraz o el resto de la generación más joven -más Nadal, de 36 años, aspirante a su decimoquinto triunfo en el Abierto de Francia en junio- puedan detenerlo.
"Por supuesto, 35 no son 25, aunque quiero creer que lo son. Pero todavía siento que hay tiempo por delante. Veamos hasta dónde llego", expresó Djokovic.