AFP

Considerado el mejor jugador de siempre, Roger Federer, que alcanzó los 20 títulos del Grand Slam este domingo al ganar el Abierto de Australia en Melbourne, es un fenónemo de longevidad, capaz de ofrecer su mejor versión camino de los 37 años.

Con su triunfo Federer, que cumplirá 37 años el 8 de agosto, continúa desafiando al tiempo. Es el segundo vencedor de Grand Slam de más edad tras el australiano Ken Rosewall (37 años en 1974). 

La distancia que separa su primer título del último, 14 años y medio desde que lograra su primer Wimbledon en 2003, es la segunda más amplia de la historia, de nuevo por detrás de Rosewall (19 años).

En su larga lista de récords, Federer también manda en número de Grand Slam (72) o en haber ganado cuatro grandes tras haber cumplido 30 años (junto a Rosewall y Rod Laver).

¿Cuál es la receta para tocar la excelencia camino de los 40 años? El primer ingrediente es la pasión que siente por el juego. Mientras otras leyendas lo dejaron antes, como el sueco Bjorn Borg, que se retiró con 26 años a principios de los 80 mermado por las exigencias del circuito, Federer parece disfrutar como un juvenil.

Este domingo explicó cómo hace para mantener la ambición: "No jugando demasiado, teniendo un gran equipo a mi alrededor. Mi mujer en particular, sin su apoyo, no jugaría hace mucho tiempo. Ella me apoya mucho y hace un gran trabajo con los niños. Esta vida no podría ser sin ella".

Pocas lesiones 

Federer vive en un equilibrio familiar que creó hace mucho tiempo con su esposa Mirka, a la que conoció en los Juegos de Sídney 2000. Es padre de dos parejas de gemelos y la estabilidad parece que le facilita mantenerse en la élite.

Además el suizo ha demostrado tener un físico excepcionalmente resistente. Sin prácticamente lesiones durante su carrera, sufrió su primera operación en 2016, en la rodilla, a los 34 años. Además de eso, algunos problemas de espalda.

Una gran diferencia con su histórico rival Rafael Nadal, cuya también excepcional carrera ha estado marcada por una cascada de problemas físicos de diferente gravedad. Hasta Roland Garros 2016 Federer había disputado 65 torneos del Grand Slam de forma consecutiva, sin perderse ninguno (récord).

Normalmente se dice que su estilo ofensivo le permite economizar esfuerzos, pero su manera de atacar la bola a toda velocidad y sus precisos golpes demandan también mucha energía a sus músculos y articulaciones. Es cierto que siempre rehúye las batallas desde el fondo de la pista. El año pasado fue más allá y directamente renunció a toda la gira de tierra batida.

Economizar energía 

En su receta se mezclan también cualidades naturales, suerte, profesionalismo y en las últimas temporadas una impecable gestión de sus apariciones.

Para curar su rodilla Federer no compitió entre julio de 2016 y enero de 2017. El resultado superó cualquier previsión. No ganaba un grande desde 2012 y fue capaz de encadenar Australia y Wimbledon en 2017. 

El año pasado solo jugó doce torneos, con un resultado de ocho títulos, 59 partidos ganados y 5 perdidos.

Con tales resultados, se antoja extraño hablar de retirada. Suena más creíble pensar en nuevos retos, como la medalla de oro de individuales que se le resiste y a la que podría aspirar en los Juegos de Tokio 2020.

"He ganado tres trofeos del Grand Slam en doce meses, no lo hubiera creído. Hace falta que siga teniendo hambre y que cuide mi planificación. La edad no es un problema en sí misma. Tengo momentos excitantes por vivir", dejo claro este domingo la leyenda.

Publicidad