Hubo una final olímpica y se entregó el primer oro en rugby en 92 años, pero la mayor ovación que ocurrió en el estadio Deodoro de Río de Janeiro se la llevaron Marjorie Enya e Isadora Cerullo, protagonistas de la primera proposición de matrimonio pública de las olimpiadas.
El hecho ocurrió al final de la entrega de medallas del rugby a siete femenino.
Mientras Australia celebraba el título conquistado sobre Nueva Zelanda, Enya, encargada del estadio, entró al terreno de juego, agarró un micrófono y declaró su amor a Cerullo, jugadora de rugby de la selección de Brasil, quien por su reacción no dejó dudas de la respuesta.
Las dos se fundieron en un abrazo ante el aplauso y la ovación de los aficionados y jugadores.
"En tanto supe que iba a ser parte de la selección pensé que tenía que hacer esto de una manera especial", le dijo Enya a la BBC.
"Se que la gente de rugby es espectacular y que iban a aceptar formar parte del momento", explicó, asegurando que no se había puesto nerviosa al proponerle matrimonio a su pareja de dos años frente a tanta gente.
"Ella es el amor de mi vida".
Cerullo, de 25 años, tres menos que Enya, formó parte del equipo olímpico de Brasil que terminó en el noveno lugar en el primer torneo de rugby a siete en unos juegos, posición que les valió para clasificar a la próxima temporada de la serie mundial de la especialidad.
"Puede parecer que se está llegando al final de algo en los juegos olímpicos, pero para mí es el comienzo de una vida con alguien".
"Quise mostrarle a la gente que el amor gana", sentenció Enya.
Cerullo, quien posee doble nacionalidad brasileña-estadounidense, creció en Carolina del Norte y nunca había vivido antes en Brasil.
Pero se mudó a Sao Paulo junto a Enya para tratar de lograr un lugar en el equipo olímpico de rugby y participar en los juegos.