El solo hecho de entrar a la cancha del estadio de Deodoro fue un logro para el equipo de rugby de Fiji.

En febrero, la isla del Pacífico sufrió el paso devastador de un ciclón: 44 personas murieron y más de 40.000 viviendas quedaron destruidas.

Entre los damnificados estaban los miembros de la selección de rugby.

Sin embargo, cuando llegaron a suelo brasileño para ser parte de la cita olímpica, traían una convicción: aprovechar esa oportunidad histórica.

Y lo hicieron.

El país conquistó su primera medalla olímpica tras derrotar, en la final del jueves, al equipo del Reino Unido por 43-7.

Era la primera vez que atletas de la isla, que tiene una población de poco más de 900.000 habitantessubían a un podio olímpico desde que comenzó su participación en unas Olimpiadas, en 1956.

Pasión nacional

El rugby es uno de los deportes más populares en las pequeñas islas del Pacífico.

De hecho, Fiji ha sido dos veces campeón mundial de la modalidad de rugby siete, en la que cada equipo tiene siete jugadores, en vez de 15, como en el rugby tradicional.

Esta disciplina debutó en el programa olímpico este año en Río.

El triunfo sorprende por los obstáculos que la selección tuvo que superar para llegar a Río 2016.

Sus principales rivales cuentan con una infraestructura que permite que los atletas se dediquen exclusivamente a entrenar.

Sin embargo, los jugadores de Fiji dividen sus vidas entre la pelota ovalada y empleos como carceleros, cortadores de caña y botones en algunos de los hoteles de lujo de la isla.

Sin salario

Ben Ryan, entrenador británico que asumió la dirección del equipo en 2013 casi por curiosidad, contó en una rueda de prensa que en los primeros cinco meses no recibió salario y que la federación deportiva del país no tenía dinero para pagar la gasolina del autobús que llevaba a los jugadores a los entrenamientos.

Y llegó el ciclón Winston.

Ryan sabía que tenía a su disposición atletas con muchísimo talento.

Históricamente, los habitantes de Fiji han aprendido a eludir la pobreza jugando rugby.

Los niños crean pelotas improvisadas con pelotas de plástico y chancletas."Hemos aprendido a jugar con pasión y mi generación fue recompensada con la oportunidad de hacer historia en las Olimpiadas", afirmó el capitán de la selección, Osea Kolinisau.

La pasión por el rugby es tal en Fiji que el primer ministro de ese país, Frank Bainimarama, estaba en las gradas del estadio Deodoro.

El líder, sin embargo, ha perdido popularidad frente al británico Ryan. El entrenador no puede caminar por las calles de la isla sin que lo paren para unselfie.

Y hasta su nombre se ha vuelto popular entre los bebés que nacen en Fiji.

Publicidad