Desde 1987 que se juega la Copa del Mundo de Rugby, trofeo que tiene a Nueva Zelanda como la selección más ganadora de la historia. En sus 31 años de existencia, se han jugado 8 finales cada cuatro años.
Los All Blacks se levantan como los mejores con 3 títulos (87, 2011 y 2015) y han peleado 4 finales, cayendo solamente frente a Sudáfrica, en la final histórica jugada en el Estadio Ellis Park de Johannesburgo el año 1995. Torneo que contó con todo el apoyo de Nelson Mandela, utilizando el deporte para unir a una crispada nación sudafricana teniendo a su primer presidente de raza negra.
En torneos como el ya descrito, y los anteriores, el 15 de la pluma ha tenido una pausa antes de comenzar el partido para realizar el haka, la danza tribal de combate con la que se han vueltos unos verdaderos embajadores de la cultura maorí, y que es show imperdible para los fanáticos del rugby.
Por eso es que esta danza estará presente en el partido que sostendrán los Maorí All Blacks frente a la Selección Chilena de rugby este 17 de noviembre, el cual será transmitido por las pantallas de Canal 13. Pero los neozonlandeses no son los únicos que tienen este rito, ya que selecciones como la de Tonga también despliegan esta danza en sus partidos.
Algo que tampoco es lejano para los chilenos, ya que desde la Isla de Pascua la cultura Rapa Nui tiene su propio baile de guerra. Se trata del Hoko, el cual tiene la misma composición y ejecución del haka. Cuenta con un líder quien es el que vocifera la consigna de los guerreros, siendo secundado por el coro del equipo, más golpes de palma en antebrazos y piernas. Un escenario que busca intimidar a su rival.
En el deporte, las selección de fútbol y rugby de Rapa Nui realizan la ceremonia previo a sus encuentros. Misma cultura polinésica que se comparte a pesar de la distancia que hay entre ambos territorios.
Con el hoko también se puede dar bienvenidas y mostrar la hospitalidad de los isleños para sus visitantes, pero que se caracteriza principalmente con los guerreros de la isla. Un legado que se mantiene vivo gracias a los nativos de cada territorio, y que en Chile se mezcla con la interculturalidad de los pueblos originarios.