Una polémica se desató tras el agónico triunfo de Suiza por 2-1 sobre Serbia, en el Grupo E del Mundial de Rusia 2018, luego de las polémicas celebraciones de los volantes Granit Xhaka y Xherdan Shaqiri que estaban cargadas de contenido político.

Y es que ambos jugadores son de origen albanokosovar. El padre del jugador del Arsenal fue preso político en la antigua Yugoslavia, por lo que tras salir en libertad se exilió en Basilea junto a su familia, donde nació el jugador en 1992.

Por su parte, Shaqiri nació un año antes en la ciudad de Gnjilane en Kosovo. En 1992, sus progenitores también dejaron la región para establecerse en Suiza, en medio de la Guerra de los Balcanes.

De hecho, en la previa del partido ya habían hecho ruido los zapatos del atacante del mediocampista del Stoke City, donde se veía en su pie izquierdo (su pierna hábil) la bandera de Suiza y en el derecho la de Kosovo.

Pero lo que pasó en el partido fue aún mayor. Y es que ambos jugadores anotaron en el segundo tiempo para dar vuelta el compromiso y terminar llevándose el triunfo para su país, pero también recordando a sus raíces.

Y es que tras sus tantos, ambos volantes festejaron imitando con sus manos la doble águila, lo que recuerda al símbolo de la bandera albanesa. Un grito de gol con sabor a revancha y cargado de simbolismo político frente a la mayor vitrina del fútbol, como lo es un Mundial.

Todo esto provocó que la FIFA ya decidiera abrir un expediente contra el combinado helvético que dirige Vladimir Petković, por faltas al reglamento del Mundial.

En el artículo 60 del Reglamento FIFA de Seguridad en los Estadios se señala con claridad que “se prohíbe terminantemente la promoción o el anuncio por cualquier medio de mensajes políticos o religiosos o cualquier otro acto político o religioso en el estadio o sus inmediaciones antes, durante y después de los partidos”.

Todo a raíz del conflicto que mantiene Kosovo con el país de Serbia, al ser una localidad de origen albanés que reclama su independencia de Serbia o su unión a Albania, lo que ha desatado un conflicto bélico entre ambos.

El hecho recuerda lo sucedido con la selección de Argentina en 2014, en un amistoso ante Eslovenia tras el Mundial de Brasil, cuando los jugadores salieron a la cancha con un cartel alusivo a la Guerra de las Malvinas, que derivó en una sanción de parte de la FIFA de poco más de US$ 33.000 y una “reprensión”.

Ese mismo año, en un partido de clasificación para la Eurocopa 2016 entre Serbia y Albania se produjo otro incidente, cuando se suspendió el duelo debido a un amago de enfrentamiento entre los jugadores, el lanzamiento de petardos y bengalas desde la grada y un intento de invasión al campo de los hinchas serbios, tras la aparición de un dron con la bandera de la Gran Albania.

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