¿Será Jorge Sampaoli el bombero de un Olympique de Marsella en llamas? El entrenador argentino, en conversaciones "avanzadas" con el OM, según su entorno, se acerca poco a poco al sur de Francia después de comunicar el lunes por la noche su partida del Atlético Mineiro brasileño.

Presentado por muchos medios de comunicación como el objetivo número uno del director deportivo -el español Pablo Longoria- desde el despido del portugués André Villas-Boas a principios de febrero, Sampaoli se aproxima rápidamente a su regreso a Europa, tres años y medio después de su salida del Sevilla, su única experiencia en el Viejo Continente.

Con el Marsella "está avanzado el asunto, no definido del todo. Faltan detalles pero yo creo que se dará", dijo a la AFP una fuente del entorno del técnico este martes. Por tanto, el camino parece trazado para este defensor del juego ofensivo, ex seleccionador de Argentina y Chile: después de un último partido en el campeonato brasileño en la noche del jueves al viernes contra el Palmeiras, debe conducirlo al estadio Vélodrome de Marsella, donde le espera un contrato hasta 2023, según varios medios que hablan de un aterrizaje en el sur de Francia a finales de semana.

Adiós al Atlético Mineiro

La salida del Atlético Mineiro, de su lado, ya es oficial. "Llegó el final. El jueves será el último partido", escribió el lunes Sampaoli, que tenía contrato con el club brasileño hasta final de año, en una carta dirigida a los aficionados.

El fin de la aventura brasileña del técnico de 60 años, que habrá pasado menos de un año en el banquillo del club, fue confirmado posteriormente por el Atlético Mineiro, que mencionó el "importante papel" jugado por 'Sampa' en "el desarrollo del Atlético gracias a su disciplina, su espíritu y su enorme capacidad de trabajo".

El argentino tomó las riendas del Atlético Mineiro en marzo de 2020 y ganó 25 de los 44 partidos que disputó (10 derrotas, 9 empates). En Brasil hizo alarde una vez más de su carácter nervioso, a veces incluso colérico. ¿Su último enfado? En el partido del domingo contra Recife (3-2), donde recibió una tarjeta roja por tomarla verbalmente con un árbitro: el argentino estaba tan lleno de rabia que llegó hasta el centro del campo del terreno de juego para expresar su enfado.

Un exceso que le impedirá estar en el banquillo esta semana en su último partido.

 

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