¿Qué habría pasado si aquel 25 de junio de 1978, Johan Cruyff hubiera estado en la cancha del Monumental de Buenos Aires disputando aquella mítica final del Mundial entre Argentina y Holanda? Difícil saberlo. Pero lo cierto es que la ausencia de uno de los mejores jugadores del mundo de aquel campeonato fue uno más de los varios puntos negros que lo rodearon. 

Muchas fueron las hipótesis que se manejaron por aquel entonces para entender por qué la estrella que deslumbró en Alemania ´74, esta vez no se presentaba. 

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Sin duda, la versión más extendida fue aquella que apuntaba a que el joven crack se había negado a viajar como una forma de protestar contra la dictadura que gobernaba el país anfitrión. De hecho, la selección naranja se habría comprometido a rechazar recibir la copa de manos de Jorge Videla en caso de alcanzarla.

Cruyff, en tanto, mantenía silencio. Los rumores se sucedían. Incluso se llegó a especular con problemas al interior de una de las selecciones más brillantes que haya visto el fútbol, sobre todo después de llegar a la final del mundial de Alemania bajo la batuta del creador del "fútbol total", Rinus Michels

Hasta un problema con su mujer, quien no lo habría dejado viajar fue barajado como razón, según apunta el Gráfico de Argentina.

Pero nada más lejos de la realidad. Tras más de tres décadas de reserva, el propio Cruyff se refirió al asunto en una entrevista para la radio catalana.

Según sus propias palabras, meses antes del mundial de Argentina, él y su familia habían sido víctimas de un intento de secuestro en su casa en Barcelona. "Por la noche, entraron y nos ataron a mí y a mi familia mientras nos apuntaba". Afortundamente, tanto su mujer -Danny- como él lograron zafarse y escapar, al igual como lo hicieron los captores. 

Tras el frustrado rapto, "los chicos iban al colegio con custodia policial. La policia durmió en nuestra casa por tres o cuatro meses. Para los partidos, llevaba un guardespaldas...Todo esto hace cambiar tu punto de vista sobre muchas cosas. Hay momentos en la vida en los que hay otros valores. Queríamos parar y ser un poco más sensatos. Era el momento de poner el fútbol a un costado. No podía jugar un Mundial después de eso", confesó el astro

Y así fue. Preso del trauma, el más brillante jugador de la Naranja Mecánica no jugó el torneo. A pesar de ello, lograron nuevamente llegar a una final que debía ser su desquite de lo ocurrido cuatro años antes. Pero nada de eso pasó. Nuevamente, Holanda se quedó a las puertas de la gloria frente a los Passarella, Kempes, Fillol que alzaron la copa tras un contundente 3x1. 

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