Las calles de Buenos Aires se pintaron de blanco y celeste la noche del domingo 31 de marzo, fecha en la que quedará marcada a fuego en los hinchas de Racing Club, elenco que consiguió coronarse como cameoón de la Superliga de Argentina.
El empate ante Tigre les dio la copa, y los fanáticos llegaron hasta el Obelisco para dar rienda suelta a los festejos.
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Uno de ellos fue Gabriel Aranda, quien en el centro de la ciudad argentina llamó la atención por tener un cráneo en sus manos. Hasta ahí todo era insólito, pero su explicación fue aún más curiosa.
Aranda explicó a TNT Sports por qué portaba esa osamenta, y a quién pertenecía. “Es mi abuelo Valentín, fue hincha y jugó en Racing. Es la cábala, lo saqué del nicho y me acompaña en los partidos. Debe estar orgulloso de que lo saqué”, explicó.
Un episodio extraño que quedará en las páginas de anécdotas del fútbol sudamericano.