Lo ocurrido en tierras mexicanas parece no tener explicación. Diego Campillo, un joven defensor del Club Chivas, convirtió uno de los goles más extraños de los últimos tiempos.

Campillo asumió la responsabilidad de patear el primer penal de la tanda y ocurrió lo impensado: el remate se estrelló en el travesaño, y cuando el jugador se resignaba a haber fallado la ejecución, el balón bajó increíblemente hasta meterse en el arco.

Ante la sorpresa de todos los asistentes y del propio jugador, la pelota desafió las leyes de la física y permitió a Chivas ponerse en ventaja en la definición por penales.

Gracias al cobro, el equipo de Diego Campiño logró imponerse en la tanda de penales y les permitió quedarse con el punto extra que se concede en la Liga Mexicana de la categoría, independientemente del resultado obtenido durante el tiempo reglamentario.

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