La terna para el Balón de Oro resulta, como se sabe, de un compromiso entre las opiniones de periodistas profesionales y de técnicos y futbolistas alrededor del mundo; gente sabia e imparcial, se supone, que conoce a fondo su oficio.
En realidad, no es un secreto que muchos votan por simpatías personales que suelen tener poco que ver con la calidad de los futbolistas votados.
De modo que Cristiano Ronaldo, Lionel Messi y Neymar Jr., como acaba de anunciarse, podría haber sido Messi, Neymar y Luis Suárez, que es la fórmula más popular, especialmente de que el FC Barcelona arroyara a Real Madrid y Roma por 0-4 y 6-1. Los partidos se jugaron después del cierre de la votación el 20 de noviembre.
La MSN, como se conoce al trío en el ámbito futbolístico, es el gran tema del momento. Los principales medios periodísticos del mundo no se cansan de señalar sus virtudes: sublime calidad técnica, generosidad en el esfuerzo y en el juego, amistad dentro y fuera del campo de juego, complicidad emotiva…
Y otras cosas más, en las que casi todos los comentaristas estamos de acuerdo.
Esto se ha repetido tanto que ya suena a cliché. Más interesante sería preguntarse sobre los peligros que amenazan la vigencia del tridente y podrían precipitar su inevitable ocaso, porque algo tan bueno no puede durar mucho.
La temporada se presenta muy prometedora (recordemos, sin embargo, que la anterior parecía un fracaso a estas alturas, justo cuando la del Real Madrid resultaba arrolladora) y muchos creen que el equipo podría repetir la hazaña de los tres títulos en años sucesivos; hasta se habla de la posibilidad (con permiso de CR7) de que jugadores del mismo equipo ocupen los tres primeros puestos de goleadores de la liga local, algo que no ha ocurrido hasta ahora.
Pero los peligros son numerosos. Esta es una breve enumeración:
1. Celos. Ya hemos elogiado la inteligencia emocional de los tres sudamericanos, pero Messi y Suárez la tienen más fácil que Neymar.
Messi es la figura dominante, el "patrón" generoso que permite el lucimiento de sus compañeros, sin que esto le reste autoridad; Suárez, recién llegado, está disfrutando de su consagración tras los penosos incidentes que todos conocen y parece auténticamente feliz en el grupo y en su amistad con otro rioplatense.
(A pesar de que la manía por los estereotipos resalta las diferencias, tan evidentes entre argentinos y brasileños, lo cierto es que argentinos y uruguayos tienen más puntos de contacto que de división.)
Neymar, en cambio, es el jugador que debe dar el salto a la grandeza, pero cabe suponer que el retorno de Messi, tras su lesión, lo margine nuevamente a su carril por la izquierda, limitando su progresión futbolística.
Esto no le gustará nada: si cree que en el Barça no hay espacio para su eclosión definitiva, podría muy bien marcharse a Inglaterra o Francia, donde hay clubes desesperados por jugadores de ese nivel superlativo.
2. Diferencias de edades. Messi y Suárez tienen 28 años, cinco más que Neymar. El brasileño "necesita" un Balón de Oro lo antes posible; él dice que esa no es su motivación, pero sí lo debe ser para el pueblo brasileño, su padre/agente y las empresas que le pagan para que se les pegue su gloria.
3. Problemas de contratos. Neymar y el Barça están negociando (hace tiempo que escuchamos esto) la renovación del contrato; un día se dice que todo marcha sobre ruedas, al día siguiente le dan largas al asunto. Neymar padre es un negociador muy duro y tiene serios problemas legales en Brasil, donde le han embargado varias cuentas.
4. La capacidad del Barça para pagar salarios está limitada por sus estatutos. Es cierto que esto también tiene que ver con su capacidad para generar ingresos, pero ni en las previsiones más optimistas podría pagar los salarios que Messi, Neymar y Suárez podrían cobrar en los clubes de Manchester, Londres o París.
(Y no olvidemos el posible interés del Real Madrid: la prensa española da crédito a versiones según las cuales Florentino Pérez estaría dispuesto a pujar por Neymar, tanto por su valor como posible refuerzo como por lo que significaría de erosión del poderío de su gran rival.)
5. La arrolladora inflación de los salarios. Un programa de radio de la BBC analizó la semana pasada la supuesta oferta del Manchester City a Messi, de £800.000 semanales (US$1.210.000, o sea un salario anual de 62 millones de dólares). Algunos panelistas dijeron que era una barbaridad, otros opinaron que la inflación salarial era inevitable.
Un columnista del Times afirma en la edición de hoy que para el City sería "recomendable" traer a cualquier costo a Messi, por su valor como "arreón" de otros activos del City Football Group alrededor del mundo.
Agregó que salarios de alrededor de un millón de dólares semanales serán relativamente "comunes" en un futuro próximo, porque ya no se valora únicamente a los jugadores por su rendimiento en el campo, sino también por su contribución a la percepción del poder de los propietarios de los clubes.
Y no únicamente el poder económico, sino político, tanto en el plano nacional como el internacional. Esto es particularmente cierto, dice el columnista, en los casos del Manchester City (Abu Dhabi) y Paris St. Germain (Qatar).
6. Un cataclismo político precipitado por el impulso independentista en Cataluña, que obligaría a difíciles negociaciones para mantener al Barcelona en el ámbito de la liga española, en el caso de que se concrete la independencia.
A todos conviene que el club siga en la liga española, pero esta posibilidad estaría expuesta a los intereses políticos del momento, con el inevitable debilitamiento debido a la incertidumbre. Una situación caótica o imprevisible podría provocar una estampida en el plantel culé.
7. Los problemas legales de Messi y Neymar, procesados en España, podrían precipitar la decisión de cortar por lo sano y continuar sus carreras en otros países, tomando recaudos para no caer en los mismos errores. Esta posibilidad ha sido tema de conversación (y presiones) desde hace varios meses.
8. Posible torpeza de Luis Enrique. Ahora todos lo elogian por su magistral conducción del trío ofensivo, pero no hace mucho se peleó con Messi y estuvo a punto de perder el puesto. Quienes lo conocen, destacan su carácter: el DT es un líder "firme" cuando las cosas salen bien y "autoritario" cuando salen mal.
En algún momento, el técnico deberá ejercer su autoridad, rotando a su tridente: rotar a Messi es algo que hasta el mismísimo Pep Guardiola evitaba; ahora Luis Enrique ha descubierto que hacerlo con Neymar y Suárez también es peligroso… Pero en algún momento deberá intentarlo nuevamente.
9. Lesión grave de jugadores que sostienen la estructura vital del Barcelona: Bravo, Piqué, Busquets, Iniesta, Alves, Mascherano, que obligue a modificaciones de funcionamiento restando poderío al tridente.
10. Bajón físico del plantel debido a las exigencias del modelo de Luis Enrique, con su predilección por la presión y la verticalidad, que obligan a galopadas o aceleraciones difíciles de sostener mucho tiempo para planteles reducidos.
¿Cuánto durará la vigencia del MSN? Su fortaleza, lo mismo que la de este Barça como equipo, es al mismo tiempo futbolística y emotiva, una combinación muy difícil de contrarrestar.
Pero todos saben que los grandes futbolistas, como los tigres machos, tienden a vivir y cazar en soledad. Cuesta creer que estos tigres (o jaguares) sudamericanos sigan juntos mucho tiempo.
El monte es muy chico para los tres.