La revista BMJ Case Reports dio a conocer un extraño caso médico en que un hombre de 37 años, el que realizaba su primer ultramaratón, de 160 kilómetros terminó vomitando más de lo tolerable por su cuerpo, por lo que culminó colapsando uno de sus órganos.
Y es que el hombre en cuestión, cuando le restaba el 20% de la carrera pasó por una estación de atención en la ruta junto a un acompañante, y tras recorrer unos pocos metros vomitó de manera incontrolable.
El hombre había intentado tomar una píldora antiinflamatoria, pero inmediatamente sintió la necesidad de vomitar y escupir la pastilla para aliviar el dolor. Una vez que vomitó, sintió un dolor en el pecho tan intenso que le preocupaba haberse roto una costilla.
Así fue como durante su viaje a la sala de emergencias en ambulancia, fue tratado como si hubiera tenido un ataque cardíaco debido a la magnitud de los vómitos, los cuales mermaron considerablemente el funcionamiento de su cuerpo.
"Estos fueron los dos primeros de los asuntos más serios con los que he tenido que lidiar mientras trabajaba en uno de estos eventos", indica el autor de la publicación, médico del Centro Silver Sage de Medicina Familiar en Reno, Nevada, en declaraciones a Gizmodo.
Y claro, con los resultados de una tomografía computarizada, realizada 12 horas después del incidente, los médicos tuvieron una mejor idea de lo que le sucedió al hombre.
Su esófago se había abierto espontáneamente, una condición rara llamada síndrome de Boerhaave.
Esta rareza de la medicina se produce ya que el vómito del hombre aparentemente ejerció suficiente presión sobre su esófago para crear la fisura. Si bien los autores del estudio médico no están seguros de por qué tomar la pastilla para el dolor provocó el vómito, es bien sabido que correr largas distancias tiende a causar estragos en el sistema gastrointestinal.