Carlos Valderrama comenta esta Copa América para una radio estadounidense y es omnipresente, como cuando jugaba. Me lo topo en los aeropuertos, en los estadios, en los hoteles. Al desayuno y en la comida. Abro la maleta y aparece el Pibe, junto a su esposa, que tiene su mismo peinado. Se saca cientos de fotos con los hinchas colombianos que lo alientan, lo vitorean y no se dan cuenta que, por osmosis, yo salgo en casi todas, porque nos topamos casi siempre.
Dice el Pibe, con quién estamos a punto de saludarnos de abrazo, que Colombia siempre tuvo buen trato de balón, que el sello histórico está garantizado con James Rodríguez, clave en la dramática victoria sobre los paraguayos en el Rose Bowl, en uno de los mejores partidos de esta Copa.
Instalado en la cabina del lado, el Pibe me guiña un ojo, respirando aliviado, porque los cafeteros son el primer equipo que ya está en cuartos, esperando rival. La ventaja de Pekermann es que ha podido trabajar en paz. Cuando llegaron a jugar a Santiago, por las clasificatorias, el técnico amenazaba con irse por los líos directivos, pero se quedó y ahora goza de un buen momento, a diferencia de Chile, que a partir de ese mismo instante vivió una debacle sin fin.
Aldo señala que se encuentra en todas partes con Valderrama (Foto: AFP). |
Ya instalado en Boston, el equipo de Pizzi deberá seguir lidiando con las dudas, los liderazgos mal entendidos y, sobre todo, de la inseguridad que provocan cuatro derrotas en los últimos cinco partidos. Es increíble, pero nuestros jugadores –la mejor generación de la historia- se niega a madurar, dentro y fuera de la cancha.
Será un duelo con connotaciones extrafutbolísticas; mientras nuestras autoridades reaccionan ante las provocaciones de Evo, el jerarca boliviano entrará a pabellón para operarse de una lesión provocada por un partido de fútbol. Para nosotros estos duelos con efervescencia fronteriza no han tenido mucha historia, pero para ellos es distinto: se jugarán la vida, independientemente del momento deportivo.
Saldremos del Rose Bowl de Pasadena, nos despediremos del Pibe –que habrá estacionado su auto junto al nuestro- y cambiaremos de lado. Nos vamos de California a Nueva Inglaterra justo cuando en la televisión comienza el festejo de Hillary Clinton, continúa la eterna polémica sobre Donald Trump y las elecciones de Estados Unidos registran un momento político que el pueblo no parece dimensionar : por vez primera una mujer estará en la carrera presidencial.
La historia siempre puede cambiar y sorprendernos. Por eso, hoy me animo a preguntarle al Pibe que sintió aquella vez que Michel se puso cariñoso, en un córner, cuando jugaba en España. De ahí les cuento.