El primer contacto de Yuko Fujii con el judo determinó el rumbo que siguió su vida.

Fue hace 30 años en Japón, cuando en su primer entrenamiento, un niño la lanzó de cabeza sobre el tatami.

Su primer pensamiento fue que nunca volvería a practicar el deporte, pero esa reacción en caliente no terminó cumpliéndose y Fujii terminó revirtiendo los papeles de aquel primer encuentro.

Es ella la que ahora ha puesto a los hombres de cabeza tras convertirse en la primera mujer en dirigir el equipo masculino de judo en Brasil.

En una sociedad tradicionalmente machista como la brasileña y en un mundo -el de los deportes- claramente dominado por hombres, la elección de una mujer para encabezar un equipo masculino en una de las principales modalidades olímpicas era impensable.

De ahí que el nombramiento de Fujii fuera inesperado y recibido como un paso hacia adelante en la lucha de las mujeres por la igualdad de género, no solo en el judo sino en el deporte en general.

La discriminación en Brasil contra las mujeres está presente en cualquier campo deportivo, hasta el punto de que Marta Vieira da Silva, toda una leyenda del deporte más popular del país: el fútbol, tuviera que luchar desde niña para poder cumplir su sueño de ser jugadora profesional.

Y esa diferencia no solo afecta a las atletas, sino que está presente en cualquier ámbito, incluyendo el de la dirección técnica.

La única mujer que ha logrado ser entrenadora de la selección femenina de fútbol, Emily Lima, fue despedida ante de cumplir un año en el cargo pese a las protestas de las jugadoras.

La Confederación Brasileña de Judo espera que con Fujii la situación comience a cambiar.

"Yuko es un ejemplo excelente del aumento en el reconocimiento del rol de las mujeres en el deporte, especialmente al tomar en cuenta que el judo es un arte marcial en el que el acceso para las mujeres ha estado restringido a lo largo de la historia", dijo Ney Wilson, uno de los administradores del organismo.

"Nuestra elección de Yuko como entrenadora del equipo masculino sorprendió el mundo del judo. Y estoy seguro que otras federaciones y otros deportes en Brasil seguirán este ejemplo".

"30 respuestas"

Fujii busca bajarle el perfil a su figura y se remite a querer hacer lo mejor por el equipo, contribuyendo con "todo lo que tengo".

Ella define su estilo de entrenamiento como uno dirigido al 100% al individuo.

"Yo no enseño mi propio estilo de judo a los luchadores, trabajo con ellos en base a sus propias fortalezas y debilidades", aseguró.

"Nunca pienso mucho sobre eso de hombres contras mujeres".

Uno de sus pupilos es Jeferson dos Santos, participante en la división de 73 kilogramos, quien la calificó como "atenta, con orientación a la técnica y el detalle, cualidades fenomenales para un entrenador".

"Cuando te acercas a Yuko con una pregunta ella te ofrece 30 respuestas", resaltó.

"Me emocioné cuando supe que ella sería nuestra entrenadora".

Largo camino

Fue la madre de Fujii quien no dejó que su hija abandonara el judo después de su primera mala experiencia.

Decisión que a día de hoy Fujii agradece tras vivir una exitosa carrera como judoca en su juventud y de aprovechar el deporte como una herramienta para aprender inglés y vivir en otros países.

Gracias a su conocimiento fue nombrada como entrenadora del equipo de judo de la Universidad de Bath, en Reino Unido, y después del equipo británico.

No fue fácil en un principio ya que solía "sufrir" cuando los niños cuestionaban lo que ella trataba de transmitirles.

Pero reconoce que esa experiencia también la inspiró para descubrir el deporte desde un punto de vista mucho más técnico, en detalle,

Esa manera de entender el judo fue lo que llamó la atención a la Confederación Brasileña de Judo, que la contrató como asistente de los equipos masculino y femenino de cara a las Olimpiadas de Río 2016.

Y la primera medalla de oro para el país anfitrión en esos juegos llegó gracias a una de las dirigidas de Fujii, Rafaela Silva.

Su reputación siguió en aumento y la confianza en sus habilidades le abrió las puertas hasta su nuevo cargo.

"Me daba vergüenza entrenar a los hombres. No sabía que lo que yo tenía como entrenadora podía ser de valor para ellos", explicó.

"Comencé con un entrenamiento individual con uno de los luchadores y hablamos de muchos detalles y estrategias basada en sus características. Ambos fuimos ganando en confianza en el otro y en uno mismo".

"Todos mis entrenadores siempre han sido hombres", recordó, "era la norma".

"Pero si una persona tiene el potencial, debería recibir la oportunidad", aseguró.

Después de su nombramiento, Fujii recibió una lluvia de mensajes de apoyo que le permitió darse cuenta tanto de lo que había logrado como del poco espacio que siguen teniendo las mujeres en el deporte.

"Pero si yo puedo convertirme en entrenadora del equipo de judo masculino en un país machista como es Brasil, creo que eso es una señal que las cosas están cambiando y que más puertas comenzarán a abrirse", dijo con esperanza.

Publicidad