En tiempos en que caen estatuas de personalidades que tuvieron alguna relación con la esclavitud o la segregación racial, otras se levantan en honor a aquellos que fueron pioneros en la lucha por la igualdad.

En Reino Unido se lanzó la pasada semana una campaña para erigir un monumento a Jack Leslie, el primer jugador negro en ser convocado a la selección inglesa de fútbol? pero que fue sacado del equipo cuando los entrenadores se dieron cuenta que era afrodescendiente.

Seleccionado en 1925, Leslie se habría convertido en el primer jugador negro en representar a Inglaterra, casi 53 años antes de que el jugador del Manchester United y Arsenal Viv Anderson lo hiciera realidad en 1978.

Y para el año en que murió Leslie, en 1988, a los 88 años, ya muchos jugadores negros se destacaban en las distintas ligas británicas.

Leslie nació en Londres en 1900. Su madre era británica y su padre había nacido en Jamaica.

Desde pequeño se había destacado por sus capacidades atléticas, lo que lo llevó a jugar primero en el Barking Town, para luego pasar al Plymouth Argyle, un equipo de la tercera división del fútbol inglés.

Allí estuvo durante 14 años, a partir de 1921. Jugó 401 partidos y marcó 137 goles.

Y lo hizo bajo una enorme presión social por cuenta de los abusos raciales que vivía no solo de los hinchas, sino también de sus propios colegas dentro de la cancha.

Pero a Leslie no solo se le recuerda por ser un habilidoso delantero, sino que su capacidad atlética le permitía también destacarse como un firme defensa central cuando su equipo lo requería.

Y por ese notable desempeño fue llamado para formar parte de la selección inglesa.

La convocatoria

En 1925, el entrenador del Plymouth Argyle, Bob Jack, llamó a su delantero estrella para contarle una gran noticia: había sido seleccionado para jugar por Inglaterra en un partido internacional contra Irlanda.

Era un logro para el jugador, pero también un honor para un club de la tercera división como el Plymouth.

Su convocatoria fue noticia no solo en el club sino también en el pueblo, ubicado en el suroeste de Reino Unido.

Pero unos días después, cuando los periódicos publicaron la alineación inicial que estaría en el campo, se encontraron con la noticia que el delantero titular sería el del Aston Villa, Billy Walker.

Leslie fue nombrado suplente, que igualmente iría con el seleccionado.

Pero en realidad nunca viajó con el equipo a Belfast, donde se jugó el partido.

Y mientras Inglaterra apenas empataba a ceros, Leslie marcó dos anotaciones en la goleada del Plymouth 7-2 contra el Bournemouth ese mismo fin de semana.

"Creo que el entrenador envió su carta diciendo: 'Tengo un jugador brillante aquí, debería jugar para Inglaterra'", le cuenta a la BBC su nieta, Lesley Hiscott.

"Así que alguien vino a verlo jugar. Pero en vez de fijarse en su juego, estaba mirando el color de su piel. Y por eso le fue negada su oportunidad de representar a su país", agrega.

Poco después, Leslie sugirió que para los seleccionadores descubrir que un jugador era negro era casi lo mismo que "darse cuenta que era extranjero".

Pero, de acuerdo a sus nietas, él aceptó lo que había pasado y nunca tuvo reproches por ello.

Sus nietas lo recuerdan como un abuelo amoroso y dedicado.

En 1925 se casó con la abuela de ellas, Lavinia, en un tiempo en que también era bastante inusual que un hombre negro contrajera matrimonio con una mujer blanca.

Como consecuencia de eso, algunos miembros de la familia, y Lavinia en particular, fueron víctimas de ataques racistas.

"Si yo estaba con mis amigos y él venía caminando en la acera de enfrente, no cruzaba la calle, para no hacer ver que lo conocía y para que mis amigos no se burlaran de mí", relata otra nieta suya, Lyn Davies.

"Pero yo cruzaba la calle y le decía 'Hola abuelo'".

A pesar de que Leslie anotó cerca de 21 goles en 43 partidos en la temporada 1931-32 y contribuyó a que el Plymouth fuera promovido a segunda división y quedara cuarto en esa categoría, nunca más fue llamado a formar parte de la selección.

Anderson, quien se convirtió en el primer jugador afrodescendiente en vestir la camiseta blanca de Inglaterra cuando debutó en Wembley, en 1978 y en un partido frente a la entonces Checoslovaquia, señaló que nunca había oído hablar de Leslie.

"Me enteré de su existencia hace apenas un par de semanas", le cuenta a la BBC.

"Y es una lástima, porque lo que él logró fue mucho y debería estar en el recuerdo de todos nosotros. Espero que la estatua pueda hacer conocer su legado", añade.

El club dedicó un mural en honor del jugador y bautizó la sala de juntas con su nombre.

Y ahora, un grupo de fanáticos del club inició una campaña para levantar una estatua en su honor.

"En un tiempo en que las estatuas están siendo derribadas, queremos una para conmemorar los increíbles logros de Jack Leslie y recordar la injusticia que sufrió", le explicó a la BBC Greg Foxsmith, el impulsor de la iniciativa.

La campaña espera recolectar unos US$120.000.

Y entre los donantes están Anderson y el mismo club.

"Tener una estatua que es promovida por nuestros hinchas y financiada por ellos es una manera de mostrar que nuestros seguidores están en contra del racismo en el fútbol", le contó a la BBC Simon Hallet, presidente del Plymouth.

"La historia ha sido contada por los ganadores y pienso que ahora estamos tratando de poner más atención en las víctimas de esas historias", agrega.

Para el escritor Bill Hern, quien próximamente publicará un libro titulado "Los jugadores negros que fueron pioneros en el fútbol", Leslie es una de las principales figuras en la historia del deporte británico.

"Él debió ser una estrella en la historia del fútbol. Todos necesitamos un modelo a seguir, y los jugadores negros más jóvenes no tuvieron uno entre 1930 y 1960", señala Hern.

"Si hubiera jugado para Inglaterra, cosa que debió ocurrir, habría disparado las aspiraciones y la ilusión de generaciones de futbolistas negros en Reino Unido", añade.

En el casillero de los botines

La carrera de Leslie acabó cuando uno de los cordones que amarraban los antiguos balones de fútbol lo golpeó en el ojo.

Él y su familia regresaron a Londres, donde volvió al negocio de la calderería.

Tras jubilarse de este empleo, e impulsado por su esposa, Leslie se dirigió a la sede del West Ham United, club de la primera división inglesa con sede en Londres, para saber si había algún trabajo para él.

Allí se encontró con Ron Greenwood, el entrenador del equipo, quien lo reconoció de sus tiempos de jugador y lo recordaba como un gran delantero.

Greenwood le ofreció el único trabajo que tenía: encargado de limpiar los botines de los jugadores.

Su labor consistía en quitar el barro y lustrar el calzado deportivo de estrellas del fútbol británico como Bobby Moore, Geoff Hust, Martin Peters y Trevor Brooking.

Pero, en un giro irónico de esta historia, Leslie también limpió los botines del delantero negro del West Ham Clyde Best, quien era uno de los pocos jugadores afrodescendientes en la liga inglesa pese a que estaba entrada la década de 1970,

A Leslie le encantaba el trabajo y estar rodeado de futbolistas, pero no era el lugar adecuado para un hombre que debería haber ocupado un lugar único en la historia del fútbol.

Y que tal vez ahora vaya a ocuparlo.

"Las historias como la suya son increíblemente tristes. La discriminación en el juego, en cualquier forma o en cualquier período de tiempo, es inaceptable", anota el presidente de la Asociación de Fútbol de Inglaterra, Greg Clarke.

Añade que el fútbol inglés ha hecho "grandes avances" en materia de diversidad, pero que aún debe hacer más.

Y que la asociación apoya la campaña de la estatua para reconocer a Leslie como un pionero del juego del balón.

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