No tendrá que dormir en la calle y dentro de dos semanas estará junto al equipo de comentaristas de la BBC cubriendo el torneo de tenis que lo catapultó a la fama cuando tenía tan sólo 17 años, pero este jueves Boris Becker amaneció en bancarrota.

Por lo menos legalmente, como lo decretó un tribunal en Londres que consideró que el legendario tenista alemán no está en capacidad de pagar una millonaria deuda que arrastra desde hace dos años.

Becker se mostró "sorprendido" y "decepcionado" por una decisión que recalca la volátil relación que ha tenido el alemán con sus finanzas durante su carrera y desde que se retiró del circuito profesional de tenis en 1999.

"La orden se basa en un discutido préstamo que yo estaba preparado para pagar en su totalidad en un mes", aseguró.

"Es decepcionante que mi solicitud para que fuera pospuesta la audiencia hasta entonces fue rechazada", dijo.

"Mis ganancias están claramente publicadas y es claro que tengo los medios para saldar esta deuda".

La intención de Becker era rehipotecar su casa de lujo en Mallorca, España, que asegura tiene un valor muy superior a la cantidad adeudada a Arbuthnot Latham, entidad financiera que interpuso la demanda contra el jugador.

"Cabeza en la arena"

La secretaria del registro civil, Christine Derrett, reconoció que lamenta la medida contra un jugador al que recordaba de sus años como tenista en la cancha central de Wimbledon, pero que ahora da la "impresión de un hombre con la cabeza enterrada en la arena".

Tras ganar en el All England Club de Londres con sólo 17 años en 1985, Becker creció siendo uno de los mejores tenistas de su generación, ganando Wimbledon en otras dos ocasiones (1986 y 1989), el Abierto de Australia (1991 y 1996) y el Abierto de Estados Unidos en 1989.

En su momento de más popularidad logró amasar una fortuna superior a los US$60 millones entre premios y patrocinio, pero el entonces niño mimado del tenis se fue transformando con el tiempo en un joven rebelde, embriagado por la fama y el éxito.

Su nombre aparecía casi en la misma proporción en los titulares de las páginas deportivas como en las de farándula en los tabloides de los medios británicos y alemanes, vinculado en cada ocasión con una modelo diferente.

A comienzos de los años 90 pareció sentar cabeza al contraer matrimonio con Barbara Faltus, pero sólo fue un espejismo.

La relación se rompió cuando surgieron informaciones sobre la infidelidad de Becker con la modelo rusa Angela Ermakova, algo que reconoció el mismo Becker en su autobiografía publicada en 2003.

Su largo y problemático divorcio de Faltus le terminó costando alrededor de US$25 millones, siendo el primero de los problemas financieros que tuvo que afrontar durante y después de su carrera.

En 2002 fue acusado y declarado culpable de fraude fiscal por las autoridades alemanas por evadir US$2 millones, mientras que sus aventuras empresariales se iban acumulando en el cajón de los fracasos, como lo fue el rascacielos al que le dio su nombre en Dubai.

En 2012 un juez en Mallorca ordenó el embargo de una de sus propiedades a raíz de una deuda con una empresa de jardinería, aunque al final logró evitar perder su casa.

Pero no todo ha sido tan negativo en la vida financiera de Becker, quien además de ser comentarista de televisión también ha sido jugador profesional de póker y entrenó al que fuera número uno del mundo, Novak Djokovic.

Becker ya anunció que buscará anular la orden en su contra, pero hasta entonces buscará refugio con sus obligaciones profesionales en Wimbledon, el mismo escenario en el que hace 32 años se dio a conocer.

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