Menos de dos años después de haber sido despedido como técnico del Everton en la Liga Premier inglesa, el español Roberto Martínez dirigirá a Bélgica en la semifinal de un Mundial de fútbol.
Los Diablos Rojos se enfrentan este martes a Francia para definir al primer finalista de Rusia 2018 y muchos apuntan a Martínez como el gran responsable de la transformación que ha vivido Bélgica desde que él asumió el cargo de seleccionador.
Hasta ese momento, la llamada generación de oro del fútbol belga dirigida por Marc Wilmots solo había podido llegar hasta cuartos de final en Brasil 2014 y fue eliminada por Gales en la Euro 2016.
Muchos calificaron de fracaso estos resultados teniendo en cuenta la gran cantidad de jugadores de primerísimo nivel que Bélgica cuenta en la actualidad, todos protagonistas en los mejores clubes del fútbol europeo.
El primer partido de Martínez como seleccionador fue una derrota (0-2) contra España. Pero desde entonces, lleva 24 partidos sin perder.
Los números
Bélgica fue la primera selección europea en asegurar su presencia en el Mundial y la más goleadora de las clasificatorias con 43 tantos, honor que también ostenta en Rusia con 14 goles.
Son esos registros los que muestran el ADN del fútbol que busca promover Martínez con sus equipos, en los que prioriza el juego ofensivo y las variantes que pueda ofrecer en ataque.
Con más de tres goles de promedio por partido, el 75% de victorias y una influencia directa en el crecimiento del rendimiento de varias de sus figuras, Martínez también parece haber conseguido la fórmula para solucionar el aspecto del juego que tanto se le criticó en su paso por el fútbol inglés: la defensa.
Al frente de Bélgica, la selección recibe menos de un gol por partido, promedio que ha aumentado levemente durante el Mundial al conceder cinco goles en los cinco partidos que ha disputado.
Fueron los dos tantos en la goleada en Túnez, los dos con los que tuvo que buscar una remontada histórica contra Japón y el solitario tanto de Brasil.
Pero fue en estos últimos dos partidos donde se percibió la crucial influencia de Martínez en sus dirigidos.
Primero, al responder al favoritismo contra la selección asiática. Después, al vencer a los pentacampeones del mundo en su mejor versión en años.
Camaleónico
Antes del Mundial, Martínez le dijo a la BBC que esa iba a ser una clave para Bélgica y la comparó con la etapa que le tocó vivir cuando dirigió al Wigan a un sorpresivo título en la Copa de la Asociación Inglesa de fútbol.
"Creo que necesitas una mentalidad muy fuerte antes de tratar de encontrar la estructura táctica que te ayudará a jugar contra cualquiera", explicó el técnico español.
"En la Copa FA tienes que estar listo para adaptarte a la oposición y los diferentes desafíos que las condiciones te generan".
"Es lo mismo en una Copa del Mundo, cuando las cosas pueden cambiar muy rápido y te tienes que adaptar a la situación", comentó.
"Pasas de ser la sorpresa a ser el favorito y viceversa, y eso te fuerza a ser muy camaleónico para adaptarte".
"Cuando te enfrentas a esos diferentes retos los puedes usar como una razón de por qué no puedes rendir, pero yo siempre he sido lo contrario. Es una oportunidad para adaptarte mejor que tu rival y tener una ventaja sobre ellos", dijo.
El excapitan de la selección inglesa, Alan Shearer, considera que Martínez logró responder a la gran pregunta que planeaba sobre Bélgica antes del Mundial.
"Lo que no sabíamos es si solo eran un grupo de individualidades o si podían unirse como un equipo. Y él ha logrado esto último, estando a años luz de como jugaban hace dos años", dijo el comentarista de la BBC.
Eso es algo que también destacó el alemán Jurgen Klinsmann, campeón del mundo con Alemania en 1990.
"Él armó esta selección de una forma que los ha hecho creer, convencidos de un plan. Cambió la táctica y los jugadores lo aceptaron, todos en la misma página".
Comentando para la BBC, Klinsmann asegura que se puede notar la "buena química".
Martínez realizó dos cambios que resultaron cruciales para remontar los dos goles de desventaja en el partido contra Japón, mandando al campo a Maroune Fellaini y Nacer Chadli.
Los dos anotaron y luego mantuvieron sus lugares para vencer a Brasil en un cambio de formación de tres defensores y dos carrileros a jugar con una línea de cuatro en el fondo y adelantar a Kevin de Bruynne a la delantera junto a Romelu Lukaku y Eden Hazard.
El resultado fue una exhibición en la primera parte que puso contra las cuerdas a la Canarinha.
El camino inglés
Bélgica jugará su primera semifinal de un Mundial desde que en 1986 perdiera contra la Argentina de Diego Armando Maradona y compañía.
Una victoria contra Francia pondría a los Diablos Rojos a la puerta de su primer título del mundo y a Martínez como el primer entrenador en ganar la Copa con una selección de un país diferente al suyo.
Un hito que ni siquiera estuvo en su mente cuando se hizo cargo del banquillo del Swansea en 2007.
Nacido en la localidad catalana de Balaguer, el técnico aterrizó en 1995 en las islas británicas para desarrollar gran parte de su carrera como jugador.
Wigan fue el que le dio la primera oportunidad y desde el inicio Martínez logró una conexión especial con el equipo y con la afición.
De buen hablar y apasionado por el fútbol, el entonces mediocampista español introdujo una forma distinta de ver el juego en una época en la que prácticamente no había jugadores extranjeros en las categorías inferiores del fútbol inglés.
"El fútbol es mi vida... Nunca me canso de ver fútbol", dijo en una ocasión en una entrevista con la BBC, en la que aseguró que lo principal es disfrutar sobre la cancha.
Lo hizo como jugador y lo viene haciendo desde su retiro de las canchas a los 33 años, cuando asumió su primer cargo como entrenador en el sur de Gales.
Con el Swansea transformó el club en lo deportivo y en su estructura, conquistó el título en la tercera división y sentó las bases de organización que ayudaron al equipo a ascender a la Liga Premier por primera vez en su historia en 2011.
Antes, el impacto de Martínez ya había llamado la atención en la liga inglesa y su primer destino en la élite fue precisamente el Wigan, al que guió a su único título en 2013 tras vencer al Manchester City en la final de la Copa FA.
Fue un momento de gloria para un club que descendió cuatro días después a la segunda división.
La apuesta
Pese a experimentar el éxito y el fracaso en un período tan corto, Martínez fue elegido para ocupar la vacante dejada en el Everton por David Moyes, quien había dejado el club con el que había pasado 11 años para hacerse cargo del Manchester United.
En Goodison Park, el técnico español cambió radicalmente la forma de jugar del equipo y en su primera temporada se llevó todo tipo de elogios al establecer varios récords para el club.
Finalizó en quinto lugar, obtuvo la mayor cantidad de puntos en un año y por primera vez le ganó los dos partidos al Manchester United.
Pero Everton no pudo mantener el nivel, afectado por continuos problemas defensivos. En las siguientes dos temporadas experimentó un declive constante que terminó en el despido de Martínez en 2016.
Sin trabajo y con las puertas cerradas en los principales clubes de la Premier, Martínez fue contactado por la Federación de Bélgica y su nombramiento como seleccionador causó sorpresa en el mundo del fútbol.
Al fin de cuentas, la mejor generación de jugadores en la historia del fútbol belga iba a ser dirigida por un técnico de 43 años, cesado y con nula experiencia en el ámbito de selecciones.
Una apuesta que dos años después claramente está dando resultados.