-La Comisión de Normas Transitorias de la Convención aprobó el quórum de dos tercios para reformas a la próxima constitución hasta 2026. ¿Es una medida adecuada?
-En primer lugar, lo que más me llama la atención es que, como en otros aspectos, estamos volviendo a la idea de Pinochet: que nadie les quite el poder más adelante, y para eso ponen dos tercios. Después de hablar durante décadas de los cerrojos de la constitución de Pinochet, hacen lo mismo. Permítame un alcance: sabemos que la carta de 1980 no es exactamente la constitución de Pinochet, pues la parte de Pinochet era básicamente la sección de transición, cortada o hecha a medida para él; y el resto era una propuesta de sectores del régimen militar para crear una estabilidad posterior.
-Pero no era democrática.
-Había un núcleo de la parte del articulado permanente que era perfectamente compatible con cualquier constitución de las democracias que ha habido en el siglo XX y XXI. Eso es así. Habían otros elementos que no eran democráticos. Pero esos fueron siendo eliminados de la constitución hasta el año 2005.
-Y también funcionaba con los dos tercios para reformas. ¿Era una norma restrictiva?
-Bueno, la constitución solo se podía cambiar por los dos tercios, y con los miembros permanentes del Congreso. Si alguien faltaba, no había quórum. Era un seguro. Mire, yo creo que esos elementos conservadores los tienen las grandes constituciones del mundo. O bien la gente, como en Inglaterra, opera como si existiera ese candado. Eso es verdad.
-¿Le sorprende que sea una propuesta surgida desde la izquierda en la Comisión de Normas Transitorias?
-No me extraña que lo pidan, pero lo interesante es que después de querer reprobar los dos tercios, los quieren imponer.
-¿Cómo observa el proyecto constitucional que va emergiendo?
-Los convencionales dicen que no hemos leído el texto final pero ya sabemos bastante hacia dónde va, y no puede cambiar demasiado tampoco. Es una constitución cuya característica, como va emergiendo, lo que produce es un proyecto político que se va a ir constituyendo, permanentemente. Eso lo hemos visto mucho en el curso de la política moderna. Entonces, no es algo extraño. La Convención intenta, a través del quórum de los dos tercios hasta 2026, que no haya cambios. Creo que a la larga esto termina en una manipulación. Esto lo hemos visto muchas veces en muchos países latinoamericanos.
-¿Cómo cuáles?
-En Venezuela, que es el caso más clásico. En Nicaragua. Y en Bolivia parcialmente. El golpe en Bolivia empezó por Evo, que desconoció su propia constitución al postularse por tercera o cuarta vez. Estaba prohibido, pero lo hizo igual. Y él tenía los dos tercios del congreso.
-¿Usted está de acuerdo en que es necesaria una nueva constitución?
-Hay que tener una nueva idea constitucional en Chile, yo también estoy de acuerdo con eso. Pero estos dos tercios son una forma de asegurar que no haya reformas constitucionales, por la alta probabilidad que el Apruebo sea ganador. Eso es lo que yo veo. Es una forma de asegurar ese proyecto de constitución que va a ser una especie de parlamentarismo permanente o una revolución permanente (como planteaba Trotsky).
-¿Cuál es el objetivo de los dos tercios?
-Quieren fijar todo ahora, que el triunfo sea un triunfo radical y permanente. Eso es lo que sale, lo que emerge, lo que uno puede olfatear. De eso va.
-¿Y el preámbulo, que establece el estallido social y a la juventud como pivotes del cambio, es pertinente?
-Los artículos tienen un contenido de un proyecto político.
-¿Cuál sería?
-Es una especie de constitución bolivariana, como la democracia permanente de la que hablaba antes, pero eso al final termina cayendo en las manos de alguien. Y no de un espíritu en estado de derecho. No hay ningún caso en que no sea así. Salvo excepciones que se volvieron más conservadoras, en que hay transacciones, en fin. También puede ser. Pero no es el espíritu de lo que está sucediendo. Y el problema es que no podemos vivir en estos cambios permanentes.
-¿Estos dos tercios abren la puerta hacia un proyecto autoritario?
-Uno sospecha que va en ese sentido.
-¿Considera que es una norma antidemocrática?
-Por lo que le he dicho, creo que está claro. La estructura de la constitución como está emergiendo, es una constitución que va a complicar al país. Las constituciones no sacan adelante a un país, ese es un mito latinoamericano.
-¿No son soluciones a crisis sociales?
-Esta va a ser la constitución número 253 de la historia latinoamericana. Creo que eso debería decir mucho. Entonces, esta democracia permanente basada en una constitución que le da el poder fuerte a una cámara; dominando esa cámara con leyes semi democráticas puede crearse una especie de dictadura legal.
-Usted va a votar rechazo, claramente.
-Tal como van las cosas sí. Pero el principio de crear o tener un nuevo orden constitucional debe continuar. No puede durar eternamente, continuará un año más, algo así, hay diversas propuestas en torno a eso. Pero el Apruebo puede ganar, yo soy realista en eso. Es más fácil hacer propaganda por el Apruebo que por el Rechazo. El Rechazo es más complicado decirlo.
-¿Rescata algo de esta propuesta?
-No, porque la otra constitución de 1980, tal como quedó el 2005, puede que le hayan faltado algunas cosas, pero no era una mala constitución. Tenía el problema del origen, eso la afectaba mucho. Pero no es mala.