Emiliano García (33 años) es abogado de la Pontificia Universidad Católica y hoy es jefe legislativo de la bancada de diputados del Partido Republicano. Es pintanino, se formó en la Fundación Jaime Guzmán, milita en la colectividad que fundó José Antonio Kast desde abril de 2022 y se ha alzado como un asesor clave para la colectividad. En octubre del año pasado fue representante de Chile en el segundo programa de jóvenes líderes de la Iberosfera, organizada por la Fundación Disenso, ligada a Vox.
Es, además, columnista de Tele13 Radio y, en esta entrevista con T13.cl, desmenuza el rol de la colectividad tras el inesperado y arrollador triunfo en la elección del Consejo Constitucional, el pasado 7 mayo. García es claro en plantear que la escritura de esta nueva Carta Magna es una vía paralela a lo que él llama el ecosistema republicano. Porque, dice, están pensado, sobre todo, en cómo influir en lo cultural a través de otras plataformas que están alrededor del partido, como Acción Republicana e Influyamos, “instituciones”, sostiene, que atraen no solo a militantes o personas de “derecha”, porque la disputa con la izquierda, añade, es social... hay que formar una “masa crítica”.
—¿Cómo se explican los resultados de la elección del Consejo Constitucional?
—Hay varias razones. La primera es que hay un crecimiento orgánico natural del movimiento republicano, del Partido Republicano, que tiene que ver con que ha sido una fuerza que le ha ofrecido cierta certidumbre a los chilenos en un contexto de mucha incertidumbre, considerando que hoy día existen tres crisis muy relevantes, muy patentes para los chilenos, que son la crisis de seguridad, la crisis de inmigración, la crisis económica, principalmente por el tema de la inflación. Y en ese contexto, obviamente, el Partido Republicano, a mi juicio, ha ofrecido una salida. Lo segundo es la marca registrada. El Partido Republicano, de alguna manera, sobre todo por cuál es el perfil que ha tenido José Antonio y, por otra parte, la bancada republicana es una marca que representa cierta coherencia, responsabilidad, cierta convicción y eso es parte de lo que busca el chileno. En tercer lugar se explica porque hay una mala gestión del gobierno desde el punto de vista de estas tres crisis -seguridad, migración y la crisis económica- y, en ese sentido, es un voto de castigo hacia la gestión del gobierno y a la poca confianza que genera el Presidente de la República.
—¿Y cómo se explica, por ejemplo, el crecimiento del Partido Republicano en los sectores populares? La propia izquierda ha reconocido que en zonas que eran de ese sector, el Partido Republicano arrasó.
—Hemos hecho un análisis electoral y hay varios fenómenos. Crecimos mucho -sobre el 40% de votación- en sectores rurales, principalmente en la zona centro, la Metropolitana, y el centro-sur. En Maule nosotros sacamos tres consejeros. Eso sumado al dato de, por ejemplo, que en La Pintana -una comuna tradicionalmente popular-, crecimos en un 50% respecto a lo que sacamos en segunda vuelta. De hecho esa es la comuna que más crecimos desde el punto de vista porcentual, y creo que se explica porque el Partido Republicano viene a dar respuesta a muchos de esos problemas que tienen ese tipo de personas, que es lo que nosotros llamamos las urgencias sociales, que son las necesidades concretas de los chilenos. Además, en zonas rurales y sectores populares hay una idea de que el borrador constitucional del 4 de septiembre, que se rechazó, pasaba a llevar muchas costumbres, estilos de vida, creencias de la gente. Esto fue una reacción a que, tanto la izquierda y también algunos sectores de la derecha, ven que se han preocupado de cosas que no son las más importantes para ellos como ciudadanos. Estos chilenos, a su vez, se han sentido despreciados por cosas que ellos encuentran muy naturales. Una de las cosas que influye mucho es esta idea de que Chile podía haber sido 11 Chiles. Eso ha calado mucho. Se vieron cuestionadas cosas que forman parte del estilo de vida de las clases populares chilenas.
—Está el debate de si este resultado es coyuntural o no para el Partido Republicano...
—Todos los resultados electorales, en el fondo, son coyunturales, porque responden al respaldo que se tiene en un momento determinado. Y ahí nosotros no nos perdemos. Tenemos muy claro que 3,5 millones de personas que nos votaron no son todos del Partido Republicano, ni a lo mejor se sienten completamente identificados con el Partido Republicano, pero de alguna manera sí entendemos que el Partido Republicano viene a dar una respuesta a lo que ellos buscan: certezas. Sí creo que hay un movimiento que crece en estos sectores. Lo reitero: sabemos que no son 3, 5 millones de chilenos que se sientan republicanos, pero creo que manifiestan ante esa hegemonía social, política, cultural de izquierda que se dio mucho más fuerte después de los acontecimientos de octubre de 2019.
—¿Cómo se maneja la relación con la elite, que sigue prefiriendo a la derecha tradicional representada en Chile Vamos?
—Los resultados muestran que a Chile Vamos le fue mejor que el Partido Republicano en las comunas que uno podría decir son de clase alta. Los análisis muestran que la variación a nivel nacional del votante republicano es bastante menor, es decir, creo que anda en un 16%, no así en el caso de Chile Vamos. Eso demuestra que el Partido Republicano es un partido pluriclasista, es decir, existe gente de clases medias, clases populares y también la clase alta que se sienten identificados con el republicano y convergen todos en un mismo proyecto. Eso es un fenómeno que se está dando hoy día en Chile y lo veo patente en el caso de La Pintana versus lo que pasa en Las Condes, Vitacura o Lo Barnechea. En Lo Barnechea ganamos, pero yo creo que ahí se refleja bien esa idea.
—¿Por qué cree que ha pasado esa identificación pluriclasista...?
—Principalmente por preocuparse de las urgencias concretas del chileno. Eso es una cuestión clave en un contexto, como te decía, de una mala gestión gubernamental, en fin. Y luego, porque los partidos políticos, en este caso el Partido Republicano, tiene una misión pedagógica, es decir, el Partido Republicano tiene una cierta coherencia y no le miente a nadie; le dice a la gente 'esto es lo que nosotros pensamos' y manifestar, exhibir esas ideas con esa claridad, permite a la gente sentirse más identificada con algunas cosas y creo que eso ha jugado un rol relevante.
—Analistas han explicado este triunfo también por el factor novedad o el plantearse como 'outsider' en la política. Ambos son elementos pasajeros. ¿Cómo se lidia con aquello?
—Hay algo de factor novedad, de ser un partido nuevo que está creciendo y que se ha manifestado muy claramente y con mucha determinación frente a ciertos problemas. Por otra parte, nosotros sentíamos que teníamos la misión de ir y representar a muchos chilenos que a lo mejor no se sentían representados por los partidos que existían. A pesar de que estuvimos en contra del proceso, fuimos a la elección, porque teníamos ese deber. Hay un tercio de la población que merecía ser representada desde ese punto de vista por el Partido Republicano, que dijo 'nosotros no estamos de acuerdo con este proceso, pero, ya que existe, queremos que termine de la mejor manera posible'. Eso influyó mucho en el resultado.
—El sociólogo Axel Callís dijo que su votante “es uno necesitado de creerle a un partido, para que le cumpla la promesa perdida de la agenda social y la delincuencia”... ¿Cómo van a manejar estas expectativas, que están altas?
—Pasan dos cosas respecto de lo que dice Callís. Primero, el Partido Republicano representa una parte de esa derecha que después del gobierno de Piñera, después del estallido social, después de lo que se llama el 'octubrismo', se siente huérfano. Ahí hay un elemento importante. Y, en segundo lugar, responde a esa amplia masa de votantes que está ávida de un partido que represente el sentido común. En la campaña de los consejeros constitucionales nos planteamos así, 'esto somos nosotros', nos queremos mostrar de cara a la gente, nosotros no le vamos a mentir, y sabemos cuáles son los límites de la Constitución. Nosotros sí tenemos ideas que queremos dejar en la Constitución, pero también entendemos que, dentro de este proceso, hay que llegar a acuerdos porque queremos tener una Constitución para todo Chile.
—En la interna está la "complicación" del triunfo, porque no esperaban liderar sino solo defender ideas, es decir, no esperaban sacar más de 15 consejeros.
—Sí, bueno, yo esperaba seis...
—¿Habría sido más cómodo tener menos? ¿Cómo se conjugan los principios con la estrategia política?
—Yo distinguiría el triunfo electoral de todo lo que pueda venir después respecto de cuál es el rol que le compete al Partido Republicano internamente, la relación con Chile Vamos, etcétera. Por ejemplo: el triunfo electoral del Gobierno no se reflejó necesariamente en un buen gobierno, es decir, un triunfo electoral no asegura una buena gobernabilidad, entonces, yo distinguiría eso. El éxito o no del proceso constituyente, del Consejo Constitucional, no depende necesariamente del Partido Republicano, depende de todas las fuerzas que están representadas en él. Nosotros nos hemos planteado, desde el principio, abiertos a llegar a esos acuerdos que sean buenos para los chilenos. Entonces, no me queda claro que solo nosotros tengamos que dar pruebas de esa gobernabilidad. Es una pregunta que hay que hacérsela a Chile Vamos, si van a estar dispuestos también a cruzar esos puentes y obviamente al resto de las fuerzas políticas.
—¿Pero es un “test de gobernabilidad” este Consejo Constitucional para el Partido Republicano y el liderazgo de José Antonio Kast? Johannes Kaiser decía que esto es una puerta para el éxito de una candidatura de Kast.
—José Antonio Kast es un liderazgo natural del partido del líder natural, el fundador. No sé cuál va a ser su decisión respecto a la futura candidatura presidencial, pero sí, queda en una muy buena posición. Ahora, es distinto el éxito del proceso constituyente -que tiene un contexto específico con los consejeros constitucionales electos, etcétera- al éxito electoral que pueda llegar a tener José Antonio Kast en la elección de 2025. Entonces, desde ese punto de vista, obviamente hay un test, pero no es sólo para el Partido Republicano, hay un test para toda la élite política que tiene el deber de terminar de la mejor forma el proceso constituyente.
—¿Cómo se congenian los distintos estilos al interior del partido? Para ilustrar: Johannes Kaiser y Arturo Squella.
—Pienso que hay sólo un estilo republicano. Hay distintas personas que representan al partido que tienen estilos propios, pero desde el punto de vista de las ideas y de las definiciones, existe sólo una voz, una. Ahora, en todos los grupos humanos internamente se puede ver diferencias, pero esas diferencias se resuelven internamente y hay una coordinación para eso. Y una disciplina que nosotros la hemos trabajado y la hemos demostrado; la bancada ha sido muy clara. Por ejemplo, Chile Vamos sabe que el republicano con el que hable lo representa a todos, no representa a una facción o no se representa a sí mismo.
—Aunque usted sostenga que hay solo una voz, históricamente la derecha ha tenido tensiones entre conservadores y liberales. El Partido Republicano no es la excepción en el sentido económico, por ejemplo. ¿Eso se va a ver en el Consejo Constitucional?
—Esas diferencias en el Partido Republicano son muy menores y la mayoría comparte el ideario republicano, no hay tantas diferencias entre liberales y conservadores...
—Por ejemplo yo ya he escuchado voces en privado que señalan que por qué poner en la Constitución “derecho a la vida desde la concepción hasta la muerte natural” sería de minorías, si ganaron de manera aplastante… mientras las voces más “oficiales”, dicen que no hay que entrar en los temas valóricos.
—Respecto de la discusión en torno a los temas valóricos, hay una unidad de criterio en dentro del Partido Republicano. Y el cómo estos temas se expresan en el Consejo Constitucional esa es una discusión que, primero, la van a tener los consejeros internamente. Es una cuestión prudencial y la Constitución no está para dar discusiones de carácter valórico. Está para establecer cuáles son los derechos de las personas, reconocerlos, las libertades, etc. Y organizar el Estado. Todo el mundo sabe que el Partido Republicano es un partido pro-vida. El tema es que hay discusiones que deben quedar fuera del ámbito constitucional, porque depende de las mayorías contingentes. Cuando revisamos las actas de la Comisión Ortúzar, había gente que estaba por el aborto. Y el problema fue cómo definimos esto. La Constitución establece que se protege la vida del que está por nacer, pero eso no tiene hoy un correlato, porque existe el aborto en tres causales.
—¿Cuál entonces debiese ser el camino que tome el partido en este consejo?
—Aquí no van a estar en juego los principios del Partido Republicano y el objetivo es que la Constitución recoja lo mejor posible de lo que es Chile, con todas las diferencias que hay en Chile, que hay en el contexto político, más allá de que nosotros tengamos 22 consejeros constitucionales. La cuestión pasa más que nada por la discusión política con Chile Vamos y con Unidad para Chile más que por otro tipo de definiciones de principios. La Constitución debe integrar, no refundar. Eso es lo que queremos. Chile es más que una Constitución y más que una ley. Y todas las Constituciones, por lo tanto, tienen que reconocer esa matriz sociocultural del país.
—José Antonio Kast adelantó que habrá una discusión de principios en torno al Estado versus persona. Y ahí lo llevo de nuevo al tema de los conservadores y liberales. El liberal piensa que es la persona, el individuo el que tiene derechos; el conservador, en cambio, la familia… ¿No advierte allí al menos una tensión de principios?
—Siempre hemos defendido a la persona ante todo: la persona como centro de acción pública. El Estado existe para las personas, por lo tanto, la Constitución es un marco en el que se establece cuál es la acción del Estado en torno a la persona, cuál es el sistema en el que se organiza el Estado y cuáles son esos derechos que se reconocen a las personas. Aquí el término reconocer es muy relevante porque la Constitución no inventa los derechos, la Constitución reconoce derechos que son inherentes a la naturaleza humana. Esa es nuestra posición. Ahora, sí, defendemos la familia porque es el núcleo de la sociedad, las personas salen a la sociedad desde la familia. Promovemos un Estado que ayude a la persona, a la familia y a la sociedad.
—¿Qué significado le atribuye a que los expertos hayan alcanzado acuerdos transversales, desde los republicanos a los comunistas?
—Habla, en primer lugar, del tono que está adquiriendo internamente el proceso contribuyente, me parece bien. Habrá que ver, son 900 indicaciones y no sé cuáles son los matices que hay entre ellas, pero habla bien desde el punto de vista de que no se quiere hacer una Constitución que represente solo un partido o solo un sector social, que fue el gran error que cometió la Constitución que se rechazó el 4 de septiembre.
—¿Comparte que este tema, eso sí, se debe cerrar en diciembre?
—Ese es el principal deber de los consejeros: cerrar el proceso, porque es un proceso que ha generado mucha incertidumbre, y hay que cerrarlo de la mejor manera posible. Todos los procesos políticos de cambio, como los que estamos viendo hoy, requieren de muy buenas instituciones. Ojalá en diciembre podamos cerrar el proceso con instituciones mejores de las que tenemos.
—¿Ve posible la idea del exconvencional Evópoli Hernán Larraín Matte de que puedan hacer cambios o mejoras menores al anteproyecto para que en el plebiscito de diciembre se llegue a votar por la “constitución de los expertos” y no de Kast, Pinochet o Boric.
—Lo que importa es que sea la Constitución sin apellido, que sea la Constitución de todos los chilenos y que represente de la mejor manera posible lo que es Chile. Ese es el acuerdo transversal al que hay que llegar.
—Que sea una Constitución para todos los chilenos puede traer costos internos para el Partido Republicano. ¿Cómo se llega unido a diciembre y no divididos al interior por Apruebo o Rechazo?
—El ideario republicano y la acción misma del Partido Republicano va por cauces paralelos a lo que es escribir una Constitución. El partido hoy tiene un protagonismo especial por lo que pasó el 7 de mayo, pero existe todo el ecosistema republicano. Además del partido político, hay instituciones que calan en la sociedad. Hay un centro estudio -Ideas Republicanas-, está Acción Republicana, que busca entrar a la sociedad civil; hay otra institución que se llama Influyamos, que tiene un rol parecido y con gente más joven, por lo tanto, la acción republicana, con minúscula, busca influir en todos los espacios de la sociedad. Esa vocación es la más relevante del movimiento republicano más allá de lo que pasa en la política. Y sí, hay una responsabilidad política que hay que asumir con todas sus letras. Los esfuerzos siempre van a estar más puestos en ese ámbito social y cultural y dejamos a la política lo propio de la política.
—Y por eso entonces se explica que tengan muchos liderazgos que no sean militantes. Pienso en Teresa Marinovic o incluso algunos diputados...
—Nosotros queremos potenciar liderazgos que tengan un rol pedagógico en la sociedad. No solo queremos ganar elecciones; queremos ir conquistando en el terreno social y cultural, que es una disputa que se perdió por mucho tiempo. En los últimos 30 años la vocación de la derecha no ha sido una vocación de hacer pedagogía con sus ideas, sino que más bien de disputarlas solo en el ámbito político. Nuestra vocación se centra un 30% en lo político y un 70% en lo cultural, lo social. Estamos preocupados de generar liderazgos en otro ámbito y también una masa crítica distinta. En eso estamos pensando, no solo en que voten por nosotros.
—¿Cree que esto fue una lección para Chile Vamos sobre las ideas de la derecha?
—Hay una reivindicación, sí: se pueden ganar elecciones diciendo lo que uno cree.
—¿Cómo debe ser la convivencia post elecciones entre las derechas? Y no solo me refiero al Consejo Constitucional sino en el Congreso.
—Yo trabajé en la Fundación Jaime Guzmán, José Antonio viene de la UDI, es decir, hay una relación humana con Chile Vamos. Nosotros siempre hemos estado muy abiertos a trabajar por el bien de los chilenos, y sabemos que eso implica tener una alianza en determinados temas. Para nosotros eso es lo más importante: ¿Cuáles son los temas que los chilenos necesitan? Siempre vamos a estar dispuestos a trabajar con otros por ese objetivo.