-La alta votación que seguramente va a tener Republicanos va a cambiar el escenario. ¿Cuál es tu diagnóstico al respecto?
-Mira, yo veo un problema: en la composición política de la Comisión Experta hay una preponderancia bastante fuerte de Chile Vamos y del Socialismo Democrático. Hay solo un republicano. En el otro lado hay un comunista. Y dos del Frente Amplio. Todo hace prever que la composición política del Consejo Constitucional va a ser muy diferente: más republicanos, más del PDG, más del Frente Amplio y más comunistas. Entonces lo que salga del grupo de expertos va a ser sometido a un análisis por un grupo más extremo. La gran incógnita es la sintonía que haya entre las fuerzas elegidas en el Consejo con la propuesta de los expertos.
-¿Cuáles serían las consecuencias en el proceso constitucional de una victoria de republicanos?
-Tendríamos que pensar que Republicanos, más PDG, que son las dos fuerzas que precisamente no suscribieron el pacto por un nuevo acuerdo constitucional, actuarían coordinados. A ellos podrían unirse algunos de Chile Vamos. Al frente toda la izquierda. Desde luego, sería muy áspero el debate y el diálogo sería más difícil.
Es tan complejo el panorama que incluso no sabemos si se podría llegar a aprobar algo. Porque para aprobar una enmienda se necesitan 3/5. Si las fuerzas de gobierno sacaran menos de 2/5, los 3/5 serían de derecha. Ahora, podría no haber una sintonía entre Republicanos y Chile Vamos, que podría ratificar lo que sus expertos dijeron, junto a la centro izquierda que también participó en la Comisión.
-¿Para rechazar hay otro quórum?
-Un dato importante es que para rechazar las enmiendas se requieren 2/3, o sea es más difícil. Es muy raro. Podría ocurrir que no se aprobaran pero tampoco se pudieran rechazar. Quedarían en el limbo. Tendrían que ir a una comisión mixta de expertos y consejeros para buscar una fórmula.
-¿Qué te parece el fenómeno republicano? ¿Se asimila a experiencias que has visto en otros países?
-Si hubiera un auge de esa tendencia correspondería mucho a lo que está ocurriendo en bastantes países. A veces ocurre con partidos nuevos, por ejemplo, en Italia, que pasan rápidamente de tener 2 o 3% a ser el partido mayoritario, como sucedió con el partido Fratelli, de ultra derecha nacionalista, de la Arianna Meloni. O bien puede pasar que esa tendencia extrema se meta en los partidos tradicionales de la derecha, como en el Partido Republicano en Estados Unidos. O como ocurrió en el Partido Conservador y el Brexit en Inglaterra.
-¿Te preocupa el auge de republicanos?
-Evidentemente que sí, porque es una polarización extrema. Ellos ponen en cuestión muchos puntos de la transición a la democracia. Quiero decir que si hubiera un auge de la extrema derecha tipo Bolsonaro, evidentemente que sería muy negativo para el país, porque eso pondría en cuestión los equilibrios políticos y sociales que existen. Y haría muy difícil la gobernabilidad.
-¿Decir eso no es caer en la política del miedo?
-Me refiero a que aún cuando no afectaría la composición actual del Parlamento, no cabe duda que Republicanos tendría influencia en la forma en que se puede comportar la oposición. Y hacer la vida más complicada al Gobierno.
-¿Quiénes son su base de apoyo y cómo han crecido tanto?
-En otros países son personas indignadas las que forman la base de apoyo. Acá ha habido estancamiento económico, abusos en la sociedad, desocupación o inmigración ilegal. En fin. Mil razones para estar enojado, un caldo de cultivo perfecto. Pero políticamente suele ser una expresión un poco primitiva, de rechazo, a veces no tiene color político, como lo que pasó en Francia con los chalecos amarillos. No digo que sean así los seguidores de Republicanos, pero un día pueden votar por la extrema izquierda y al día siguiente por la extrema derecha.
-¿Cómo son las perspectivas de PS, podría tener menos consejeros que el PC y desde luego el Frente Amplio?
-Está todo en el aire, pero de lo que no cabe duda es que un auge de Republicanos y del Partido de la Gente tendría que hacer reflexionar a las fuerzas del Gobierno y también hacer reflexionar a Chile Vamos. Sucede que ambos sectores tendrían que definir una línea política en un escenario que habría cambiado radicalmente.
-También está el PPD, que hizo una apuesta difícil y puede quedar complicado.
-Todo esto que hablamos entra dentro del cuadro de una cierta crisis de los partidos. Lo que tenemos hasta ahora son encuestas, todavía hay que esperar los resultados. Sin duda va a ser una jornada intensa. Vamos a ver el domingo cómo será la votación real, pero si Republicanos y Partido de la Gente sacan más votos que Chile Vamos; y desde luego más que las fuerzas de gobierno sumadas las dos listas, eso es un terremoto político.
-¿Hace bien el Presidente Boric en guardar silencio sobre el 7 de mayo?
-Me parece lógico, por supuesto. O sea, es lo que debió haber hecho la vez anterior.
-De todos modos, muchos van a interpretar la votación como un juicio al Gobierno. Y los pronósticos no son auspiciosos.
-Es verdad que mucha gente quiere apuntar al Gobierno ese día, cobrarle las cuentas, pero no olvidemos que lo que se está votando es una Asamblea Constituyente. Lo fundamental es lo que viene después: de acuerdo a los pronósticos, el Consejo puede convertirse en un escenario muy conflictivo, que puede entorpecer o incluso dejar descarrilar el proceso constituyente. Eso tiene un efecto político muy grande, porque una de las propósitos del actual gobierno era evidentemente lograr una nueva Constitución. Y no podemos darnos el lujo de perder otra oportunidad.