Alfie Evans, el bebé de 23 meses con una enfermedad incurable que se convirtió en el centro de una batalla legal en Reino Unido, falleció cerca de una semana después de que lo desconectaran de su respirador artificial.
El niño, que padecía una grave enfermedad neurodegenerativa, murió en la madrugada del sábado, anunció su padre, Tom Evans.
"Mi gladiador dejó su escudo y desplegó sus alas... (Tengo) el corazón completamente destrozado", escribió Evans en su página de Facebook.
Los padres del niño, una joven pareja de Liverpool, en el noroeste de Inglaterra, perdieron la batalla legal contra la decisión del Tribunal Superior de Justicia británico que autorizó al hospital donde se encontraba internado Alfie desconectar el respirador artificial que lo mantenía con vida.
Los médicos lo desconectaron el lunes.
Campaña
Alfie, quien nació en mayo de 2016, fue ingresado por primera vez al hospital Alder Hey Children en diciembre de ese mismo año después de sufrir convulsiones.
Desde entonces fue paciente de la institución, en donde permaneció en estado semivegetativo por más de un año.
Evans y Kate James, su madre, querían llevarlo a un hospital en Italia con la esperanza de encontrar una cura, pero los médicos se opusieron a esta decisión, argumentando que continuar tratando al niño no era lo mejor para él.
El hospital afirmó que los estudios por imágenes mostraron una "degradación catastrófica de su tejido cerebral" y que continuar con un tratamiento no solo era "inútil", sino también "cruel e inhumano".
La pareja criticó duramente al personal médico.
Evans llegó a sugerir incluso que su hijo era un "prisionero" del hospital y que el diagnóstico que le habían hecho era erróneo.
La campaña legal de los padres ?que se prolongó por cuatro meses? atrajo la atención de los medios, que siguieron los detalles de su enfrentamiento con los especialistas por el tratamiento del niño.
Apoyo del papa Francisco
El miércoles de la semana pasada, un Tribunal de Apelaciones de Reino Unido había rechazado el segundo pedido de la pareja para trasladar al bebé a Roma, para ser atendido en el Hospital Bambino Gesu.
Los padres intentaron llevarlo hasta allí porque el niño había seguido respirando a pesar de estar desconectado de su soporte vital.
Cuando el caso de Alfie se volvió mediático, el papa Francisco le ofreció su apoyo a la familia.
En un mensaje de Twitter el lunes pasado, el sumo pontífice renovó su "llamamiento para que se escuche el sufrimiento de sus padres y se cumpla su deseo de intentar nuevas posibilidades de tratamiento".