Le gustaba mucho el cine, especialmente las películas de Disney. A sus 19 años de edad, Mara Fernanda Castilla Miranda se divertía también con las series de dibujos animados por televisión.
Ahora está muerta. Hace una semana fue asesinada después de abordar un taxi del servicio Cabify en la capital de Puebla, al sur de Ciudad de México.
Las autoridades detuvieron al chofer, a quien acusan del homicidio.
En un país donde al menos 7 mujeres son asesinadas al día, la muerte de Mara fue la gota que colmó la copa.
Miles de personas, la mayoría mujeres, protestaron este domingo en varias ciudades del país.
En redes sociales como Twitter las etiquetas #JusticiaparaMara y #NoFueTuCulpa se mantuvieron entre las más repetidas.
Las consignas en las protestas fueron muy parecidas: "Nos están matando", "Vivas nos queremos", "Ni una más" o "Todas Somos Mara".
El asesinato de la estudiante desató una nueva controversia sobre la violencia contra las mujeres en México, y la difícil tarea de conseguir que las autoridades cumplan la ley e investiguen las agresiones.
Y también de la resistencia cultural en el país para aceptar el problema.
Durante la marcha que empezó en el Zócalo de Ciudad de México, la plaza políticamente más importante del país, simpatizantes del jefe de Gobierno, Miguel Ángel Mancera, insultaron a las mujeres que protestaban.
Mancera rendía su quinto informe de gobierno en la Asamblea Legislativa de la capital.
"Tenía muchas ilusiones por vivir"
Mara Castilla nació en Veracruz, en el sureste de México, pero hace 18 meses se mudó para estudiar Ciencias Políticas en la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (UPAEP), una carrera que no se imparte en su estado.
Cursaba el tercer semestre y vivía con su hermana mayor Karen en la capital poblana.
La madre de las chicas, Gabriela Miranda, dice que Mara era "muy alegre, con muchos amigos", aunque con las personas desconocidas solía mostrarse reservada.
"Una niña con muchas ilusiones de vivir, con tantos proyectos de vida, sin enemigos", contaba a medios locales.
Le gustaban las fiestas, y con su círculo de amigos solía visitar restaurantes y bares los fines de semana.
Fue después de una de esas reuniones que desapareció.
El pasado 8 de septiembre salió de un bar en Cholula, municipio conurbado a la capital de Puebla con sus amigos, pero fueron detenidos en un puesto policial para controlar el nivel de alcohol de los conductores.
Era poco después de las 05:00 de la madrugada. Mara decidió continuar el camino a casa y pidió un taxi del servicio Cabify.
El auto llegó minutos después y la chica avisó a su hermana que estaba en camino a casa. A partir de ese momento se perdió la pista.
De acuerdo con el portal Animal Político cuando Karen despertó se dio cuenta que la chica no había llegado. Llamó al chofer de Cabify, pero le dijo que la había dejado metros antes de su casa.
La conversación le pareció sospechosa y decidió denunciar la desaparición de su hermana ante las autoridades.
Pronto el caso se expandió en las redes sociales, especialmente en Twitter donde se repitieron cientos de mensajes con la alerta sobre su desaparición.
La Procuraduría General de Justicia del Estado de Puebla (PGJEP) interrogó al chofer de Cabify, identificado como Ricardo Alexis Díaz.
Después se revisaron los videos de cámaras de seguridad y el conductor fue detenido.
Una semana después el cuerpo de Mara fue localizado en una cañada.
La inesperada protesta en su memoria
El de Mara es el penúltimo feminicidio en México, recordaron muchos en las protestas de este domingo.
El penúltimo porque cada 24 horas oficialmente se conoce de al menos siete asesinatos de mujeres por razón de género.
Organizaciones civiles afirman que en realidad hay más casos, pero las fiscalías estatales los clasifican como homicidios, sin el cargo agravante que implica un feminicidio.
En las manifestaciones de ciudades como México, Puebla, Guadalajara o Cancún, y también en las redes sociales se recordaron decenas de estos casos.
Uno de los más recientes fue el de Lesvy Berlín Osorio, de 22 años de edad y asesinada el 3 de mayo pasado en el campus central de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
El caso fue catalogado como un "suicidio" por la Procuraduría (fiscalía) General de Justicia de Ciudad de México (PGJCM).
Incluso difundió mensajes en Twitter para señalar una presunta adicción y abandono escolar de la víctima.
Pero tras una serie de manifestaciones y protestas en internet la fiscalía investigó otros posibles motivos de la muerte de la chica.
Semanas después capturó al novio de la víctima, acusado de feminicidio. La forma como reaccionaron las autoridades en este caso se recordó en las marchas de este domingo.
Paradójicamente, Mara Castilla fue una de quienes protestaron, en mayo pasado, por la muerte de Lesvy.
Meses después, las manifestaciones se realizaron en su memoria. Por su asesinato.